Cap 62: "Recaída"

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[Tsunade pov]


Cuando me desperté sentí un frío inmenso y una soledad horrible, Shizune no estaba en la cama conmigo, así que pensé que quizás estaba preparando el desayuno, pero cuando bajé no encontré a nadie en la cocina.

La busqué por toda la casa mientras mí preocupación aumentaba y la encontré llorando en el jardín, quería preguntarle que le ocurría, pero no quería molestarla.

Me acerqué lentamente para no asustarla y toqué su hombro, ella elevó su vista y ahí pude notar que sus ojitos estaban llenos de lágrimas, mi corazón latió fuerte, no me gustaba verla así.

-Shizu, ¿qué ocurre, cariño?- Pregunté.

Ella no respondió, así que intenté abrazarla, al sentir mis brazos ella los apartó despacio, su acción me sorprendió, ya que amaba abrazarme.

-Por favor…Ts-Tsuna…váyase…- Dijo con la voz débil.

No sabía por qué estaba así, pero no quería irme.

-No quiero irme.-

Ella me miró otra vez y luego giró su cabeza para ignorarme, me sentí mal.

-Dime qué ocurre o no me iré-

-N-no…déjeme, usted tiene cosas que hacer- Dijo aún llorando.

-Si, tengo obligaciones y he estado saturada de trabajo esta semana, pero aún así me importas.-

-Váyase…- Dijo con un hilo de voz y volvió a ignorarme.

Quise acariciar su cabeza, pero también quitó mi mano, no entendía que ocurría, anoche todo había salido genial, pero ahora…

Me fui y la dejé sola, pero mi cabeza no dejaba de pensar en ella. Me senté a la computadora y seguí con unos trabajos debía terminar, estaba muy tapada de trabajo.

Estuve así unas horas hasta que mi cuerpo me pidió algo de comida, mi estómago rugía, así que me dirigí hacia la cocina.

Al llegar tomé una fruta, un poco de agua y regresé a mi habitación.

Mí cabeza merecía un descanso, pero no era momento para eso.

Un rato después tuve que dirigirme a mí trabajo incluso sin saludar a Shizune.

Lo que más quería era descifrar lo que le ocurría, sabía que no estaba bien, pero me costaba ver qué había hecho mal.

Llegué y acomodé todas mis cosas para poder comenzar las tareas diarias.

Cuando había terminado de revisar los expedientes de los pacientes me dirigí hacia la  habitación de la madre de Shizune para una revisión de rutina.

-Buenos días- Dije al asomarme por la puerta.

-Buenos días, doctora- Saludó.

Ella estaba mejorando notoriamente, y se veía más feliz.

-¿Cómo amaneció?-

-Muy bien, ¿dónde está Shizune?- Preguntó.

La pregunta me desconcertó y al parecer se notó en mi rostro.

-¿Ocurrió algo con mi hija, doctora?-

-Ella está bien…-

-Bueno, no le creo, usted está medio diferente y no tan feliz como los otros días-

-Ella está un poco…decaída, es por eso, yo solo no sé que hacer para ayudarla.- Confesé preocupada.

-¿Decaída?-

-Ella está un poco distante conmigo y eso me preocupa, pero no sé que hacer y me pone más nerviosa aún-

-Oh, si está distante es porque debe estar en medio de una de sus crisis-

-¿Crisis?-

-Es en el momento en el que se aleja y se aísla de todos porque se siente mal y no quiere perjudicar a nadie-

-Comprendo, no sé que la habrá hecho sentir así, pero, ¿usted sabe cómo ayudar?-

-Solo demuéstrale que la amas, dile palabras bonitas, los regalos no son necesarios, solo necesita amor, tú amor.-

-¿Mi amor?-

-Si, sé que ella y usted tienen algo, solo te pediré que la cuides, tu sabrás que hacer en éstas situaciones-

-Lo haré, ella me importa.-

Luego de esa charla hice todo el trabajo de oficina que me quedaba para poder volver a casa rápido.

Me subí a mi auto y manejé hacia mi hogar.

Abrí la puerta esperanzada de que Shizune estuviera ahí para recibirme, pero ella no apareció.

En mi rostro había una expresión triste, quería un abrazo de mi pequeño sol.

Subí a su habitación para avisarle que ya había llegado y no la encontré.

Volví a la mía y me recosté mirando el techo.

Otra vez mi rostro cambió al recordar que tenía mucho que hacer, ya no me sentía motivada.

Me levanté de mi cama, caminé hasta la oficina que tenía en mi casa y me senté en la silla a hacer lo de siempre, ahogarme en papeleo.

Las horas pasaban y no me daba cuenta hasta que sentí las gotas de lluvia caer con fuerza, recordé cuánto le temía Shizune a las tormentas y corrí a su habitación.

Cuando llegué solo puse divisar un bulto entre las sábanas, ella estaba hecha bolita y podía escuchar sus sollozos, mi corazón era muy débil ante eso, así que me acerqué y comencé a acariciarla despacio.

Ella abrió un espacio entre las sábanas para que yo me acostara con ella.

Me metí de inmediato y Shizune se aferró a mi cuerpo, escuchaba su llanto y sentía la humedad de sus lágrimas en mí pecho.

-Está bien, estoy aquí para ti, no estás sola, te voy a cuidar, cariño- Le dije.

Su llanto se volvió más fuerte, pero yo sabía que ella no solo lloraba por el miedo, habían más cosas acumuladas en esas lágrimas desgarradoras que hacían que el corazón se me destruyera, sentía que me derrumbaba completamente cada vez que veía una lágrima salir por esos hermosos ojos.

Acariciaba su espalda lentamente y con todo mi cariño, pero ella parecía no mejorar, solo seguía ahogándose en sus lágrimas.

Sentí tranquilidad cuando Shizune se durmió. La aparté un poco de mí cuerpo y sequé sus ojos húmedos, volví a acomodarla y dormimos juntas otra vez.

Pensé que quizás todo ya había terminado, pero al parecer no, porque cuando abrí mis ojos y busqué su calor ella ya se había ido otra vez.
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Holi, genteeee^^

Siempre escribo a Shizune a base de mi personalidad o de cosas que yo haría, así que ahora que estoy triste y me siento mal, a Shizune le van a pasar las mismas cosas que a mí, perdón, pero escribir es mí desahogo y yo decido, solamente disfruten de la lectura, los amo💖

Perdón Shizu, tenés que sufrir todas mis desgracias.

¡¿Sugar Mommy?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora