Ángel: ¿Estarás bien... sí me marcho ahora? (pregunto)
¿Es que estaba desesperado por apartarse de ella una vez que se había destrozado a sí mismo?, Se preguntó Victoria.
Victoria: ¿Te refieres a sí estaré bien sin ti? (se burló sarcástica) sí, me las apañaré, (se encogió en hombros) al fin y al cabo estoy acostumbrada a estar siempre sola, desde que tenía trece años
Ángel: No siempre (dijo serio) una vez me tuviste a mí, pero lo estropeaste
Victoria: ¿En serio? (sonrió negando con la cabeza)
Él ignoró su amargura, igual que ella, que salió de la cama para ir a buscar su bata sin importarle en absoluto el estar desnuda ante él. Ángel se odiaba a sí mismo por desearla, así que le dejaría contemplar su cuerpo para que pudiera seguir odiándose.
Victoria: Estaba sola, Ángel, incluso cuando estaba contigo (tomo su bata y se la puso) tú no me apoyabas en modo alguno, no me concedías ningún derecho (se amarro la bata) no te atrevas a decirme cómo fue nuestro matrimonio, si yo osaba objetar algo tú me hacías cerrar la boca del modo más efectivo que sabías (dijo dando a entender que se refería a besándola) si yo insistía, tú me hacías callar con palabras duras (le reclamo) encontrabas muy divertido que yo prefiriera estar entre flores pero nunca se te ocurrió pensar que quizá estuviera en mi derecho, por muy frívolo que te pareciera (dijo molesta)
Ángel: Nunca te he considerado una frívola
Victoria: Nunca me consideraste de ninguna manera, excepto cuando te interesaba (sonrió con ironía) entonces yo tenía que estar siempre callada y a tu disposición porque tú al fin y al cabo eras el maestro y yo no era más que la bonita y pequeña muñeca a la que tú habías concedido el honor de otorgar un puesto privilegiado en la vida (se puso seria) hasta tus sirvientes estaban mejor considerados que yo ¡Ellos... me miraban por encima del hombro! (azoto sus manos a sus costados)
Ángel: No sé si llorar o aplaudirte (soltó una carcajada incrédulo) has hilvanado más palabras juntas de las que jamás te había oído decir de una sola vez.
Victoria: ¡OH, apláudeme, Ángel!, me merezco el aplauso por haber soportado esa situación durante tanto tiempo
Ángel: Estás comenzando a aburrirme (rodo los ojos)
Victoria: Bueno, ¡vaya novedad! (dio una falsa carcajada) te cansaste de mí a las pocas semanas de casarnos cuando descubriste que te iba a causar más problemas que satisfacciones (lo fulmino con la mirada) pero te diré algo, Ángel, si tú te has aburrido de la tímida mujer con la que te casaste en un momento de locura, te aseguro que yo estoy harta del bello dios al que estoy atada (dijo con voz firme) al final ese dios ha resultado ser una de esas aburridas ovejas de la alta sociedad, muy bien cuidadas pero todas iguales (paso saliva) tienen una piel magnífica y comen de la mejor carne pero lo que ganan en refinamiento lo pierden en cerebro, todas hacen las mismas cosas siempre y piensan lo mismo y balan una y otra vez siempre por lo mismo, (dijo con desprecio) creo que lo llaman selección genética, yo no sabía que eso podía ocurrir con la especie humana pero... (trato de decir)
Ángel: ¿Has terminado ya? (la interrumpió)
Victoria: Sí (asintió)
Se sentía sin aliento, ruborizada e increíblemente regocijada. Nunca en sus veinticinco años de vida había hablado así a nadie, había disfrutado casi tanto como con el sexo.
Ángel: En ese caso me llevaré mis abominables genes de tu presencia (contestó haciendo un gesto insultante)
Victoria: No antes de que yo diga una última cosa (volvió a la carga, aunque él se hubiera dado la vuelta) toma nota de qué día es hoy, Ángel, porque yo no he tomado ninguna precaución para lo que acabamos de hacer en la cama ahora mismo (elevo el tono de voz) si estoy embarazada por culpa de esta noche, quiero que no quepa duda alguna esta vez de quién es el padre de mi hijo (cruzo los brazos)
Él alcanzó la puerta y desde allí se dio la vuelta para mirarla con frialdad y responder a ese último comentario.
Ángel: ¿Una mutación genética? (arqueo una ceja) ¡Qué idea tan aterradora! (dijo irónico)
Había disparado con una sola e inteligente frase, se las había arreglado para darle la vuelta a todo su discurso no sabía si gritar o llorar de frustración.
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FRUTO DE LA TRAICION
RomanceVictoria y Ángel se enamoraron desde el primer momento en que se vieron, se casaron por que querían pasar el resto de sus vidas juntos, pero el padre de él no aceptaba el hecho de que su hijo se hubiera casado con Victoria, así que para separarlos i...