Capitulo 35.

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Álvaro: Se ha llevado a Elisa y ha sugerido que quizá tú quieras cambiarte de habitación (arqueo una ceja) Creo que ya se ha cansado de ti. Pronto no serás más que un estorbo en esta casa (hiso un gesto y ladeo un poca la cabeza)

Eso es lo que creía Álvaro pues se sintió victorioso al ver la cara que puso Victoria cuando le conto esa mentira, porque él sabía perfectamente que Ángel no había tenido ni tenía ninguna amante, pero lo que nunca paso por la cabeza de aquel anciano manipulador es que en el vientre de Victoria ya en esos momentos creía una nueva vida, un nieto o a lo mejor otra nieta, la cosa es que ella no estaba segura de que le estaba pasando, porque se sentía tan mal con la partida de Ángel y su amante, talvez también la sofocaba pensar que cuando regresara pasara lo mismo que paso con Nicole, rechazara a su propio hijo, pero sabía que jamás sería un estorbo.

Victoria: Excepto por mi hija, que me necesita. A donde vaya ella iré yo (le aclaro) recuérdalo, Álvaro, ten cuidado con lo que tramas

Álvaro: ¿Yo? (preguntó con un gesto de inocencia) yo sólo te traigo un mensaje, estoy encantado de que estés aquí con la niña todo el tiempo que quieras

Victoria: ¿El tiempo que quiera para qué exactamente? (dijo curiosa)

Álvaro: Hasta que Nicole comience a desarrollar signos visibles de su origen siciliano, por supuesto. Por el momento es exacta a ti, eso es cierto, pero no va a ser así siempre (dijo seguro) los niños cambian al crecer, yo veo ya en ella signos de su abuela: su sonrisa, la forma encantadora en que consigue hacerse con la gente (dijo sintiéndose orgulloso de su nieta)

Álvaro tenía razón, ella había notado ya esos rasgos y su semejanza con Ángel.

Victoria: Pero Ángel tendría que estar con ella para poder verlos, y eso es poco probable teniendo en cuenta que no puede soportar ni siquiera estar en la misma habitación (puso las manos en su cintura)

Álvaro: A no ser que yo se los muestre (sonrió) de hecho está asombrado por el afecto que siento por la niña, le dije que era porque ella estaba muy asustada cuando vino y por el momento me ha creído (soltó una bocanada de aire) pero si yo comienzo a hacerle notar ciertos parecidos y dejo caer cosas aquí y allá acabará por sentir curiosidad y observara él a la niña por sí mismo

Victoria: ¿Y vas a hacer eso? ¿Vas a dejar caer cosas aquí y allá? (sorprendida)

Álvaro: Estoy dispuesto, pero si, según parece se ha cansado ya de ti no me dejas otra alternativa más que prescindir de ti ¿no crees?, No voy a permitir que nadie me quite a mi niña ahora que por fin la tengo (serio) la bambina se quedará aquí, no me importa qué medios tenga que utilizar para conseguirlo (le aseguro) y si eso significa que tengo que convencer a mi hijo de que se quede con la niña y te eche a ti así será

Victoria: También podrías contarle a Ángel la verdad (arqueo una ceja) sería una garantía de que Nicole se queda en esta casa

Álvaro: ¿A expensas de mí mismo? Ángel nunca me perdonaría (paso saliva) quiero a la bambina pero también quiero a mi hijo (hiso una mueca) no puedo estar sin ninguno de los dos

Victoria: Y lo que quieres lo consigues (observó amargamente) ¿Es que no te importan las vidas que destrozas con tus sucios trucos?

Álvaro: Estoy enfermo (se defendió) necesito paz y tranquilidad en mis últimos años de vida, no problemas y enfrentamientos

Victoria: No eres más que un viejo malévolo e intrigante (enojada)

Álvaro: Lo sé (casi río) pero estoy contento de que al menos mi enfermedad no haya deteriorado mi mente

Los días fueron pasando sin Ángel, el tedio la invadía y él no estaba para llenar sus noches de pasión o para estar simplemente con ella. Lo echaba de menos, Victoria tuvo además que descubrir otra cosa más sobre sí misma; Había luchado contra Ángel y había ganado, pero no quería sacar su ropa del dormitorio, no dormía en su cama, era cierto, tenía su orgullo, pero no había cambiado sus cosas de sitio porque no podía humillarlo a él, dejando que todos supieran que no estaba dispuesta a la convivencia matrimonial, a pesar de que él la hubiera humillado públicamente marchándose con otra mujer. Todo estaba relacionado con su vieja culpa por los supuestos amoríos con Rogelio Linares, el hecho de que en el fondo nunca hubieran tenido lugar no parecía tener importancia, Ángel sí lo creía y eso le hacía daño, por lo tanto se sentía culpable. Era una locura, una estupidez, pero no podía hacer nada al respecto. Sentía que le debía algo, que le debía su orgullo, y de ese modo se lo devolvía, el momento de decidir qué haría después vendría cuando él regresara a casa. Él regresó una semana después. Era tarde y ella estaba en la playa con Nicole, habían construido un castillo de arena con torres moldeadas con cubos de plástico rojo, de rodillas y con arena en todo el cuerpo, de pronto sintió, con aquel sexto sentido otra vez, que alguien la observaba. Victoria miró hacia arriba y lo vio caminar hacia ellas despacio. Su corazón comenzó a latir de júbilo contenido y ansiedad, Debía de haber vuelto en ese mismo momento porque aún llevaba puesta la ropa de trabajo, se había quitado únicamente la chaqueta y la corbata. Parecía un hombre con una misión que cumplir, un hombre que había tomado una decisión y que estaba dispuesto a llevarla a cabo.

Nicole: El hombre viene (señalo con su dedo en dirección a su padre sin dejarlo mirar)

Victoria: Ya lo veo (aún le dolía ver cómo su hija ignoraba y hasta temía a su propio padre) mira, éste ya está listo (le acaricio la espalda a su pequeña para atraer su atención) Puedes darle la vuelta. Venga, Nicole (le dio un beso en la cabeza)

Por fin la niña dejó de mirar a su padre y siguió jugando. ¿Sería aquél el principio del fin?, Se preguntó Victoria. ¿Qué significaba aquello? ¿Acaso iba a mandarla de nuevo a México?, estaba perdida en sus pensamientos, haciéndose miles de preguntas que comenzaban a ponerla muy nerviosa, sin darse cuenta, Ángel estaba parado frente a ella y cuando él le hablo por fin reacciono.

Ángel: Victoria, necesito hablar contigo (dijo con calma)

Victoria: Por supuesto (contestó echándose a temblar)

Apenas podía mirarlo. Intentó sonreír, pero fue inútil. De todos modos, él no la miraba tampoco. Parecía buscar algo a su alrededor. Entonces, haciendo un gesto con la mano indicando unas mesas y sillas que había en la playa, dijo por fin:

Ángel: ¿Podemos...?

Victoria: Claro (sonrió amable intentando ocultar sus emociones y aparentar normalidad ante Nicole, el comenzó a caminar hacia las mesa y ella se levantó y sacudió un poco sus manos para tirar la arena que había entre sus dedos)

Nicole: Yo voy (dijo agarrándose al pantalón corto de su madre)

Victoria: Muy bien (sonrió)

Si Ángel deseaba hablar a solas con ella, debería haber buscado otro momento más oportuno. Era de día, el tiempo que le dedicaba a su hija, según sus propias reglas. Ángel la esperaba de pie junto a la mesa.

Victoria: Pero sería mejor que siguieras haciendo el castillo (objetó por fin) Yo voy a estar ahí sentada (señalo hacia donde la esperaba Ángel)

La niña pareció considerar el asunto por un momento y luego aceptó. Victoria intentó calmarse y se dirigió con la cabeza bien alta hacia Ángel, él sacó una silla para ella, que murmuró un «gracias» mientras él se sentaba también.

Ángel: Quiero proponerte algo (la informó y Victoria se quedó con la vista fija en Nicole mientras sentía cómo temblaba su corazón)

Victoria: ¿De qué se trata? (pregunto sin mirarlo y tratando de ocultar su nerviosismo)

Ángel: Quiero que volvamos a intentarlo. Me refiero a nuestro matrimonio (sincero)

FRUTO DE LA TRAICIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora