Entonces se hizo el silencio, Ángel luchó consigo mismo. Finalmente lo oyó marcharse, cuando Nicole volvió a quedarse dormida, Victoria no la metió en la cuna, sino que se sentó y dejó que la niña se durmiera sobre ella, y estuvo así durante horas, aunque no supo cuánto. Cuando por fin Ángel volvió, ella lo ignoró, él se quedó de pie al lado de la ventana y Victoria comprendió que ese gesto mostraba su lucha interior. Llevaba puesto un albornoz y tenía las manos metidas en los bolsillos. Victoria metió a Nicole a su cuna, para que descansara, cuando lo hizo sintió un pequeño mareo y se agarró de la cuna de Nicole para no caerse y para después dirigir su mirada a Ángel.
Ángel: Fui yo quien le dijo a Fabia que no nos interrumpiera por las noches cuando ya nos habíamos retirado porque quería sentir que nuestras noches me pertenecían (soltó una bocanada de aire) Fabia está muy preocupada, tiene miedo de que la eches si no te explico que fui yo
Victoria: Yo no tengo poder para echar a Fabia (lo miro)
Ángel: Pero ella no lo sabe, le tiene verdadero afecto a la niña, Victoria, sería un error castigarla a ella por algo que he hecho yo
Victoria: No tengo intención de castigar a nadie (suspiro)
Ángel: Entonces ahora que has recostado a la niña en la cuna, permite a Fabia que vuelva a su cama
Victoria: ¿Para qué así pueda yo volver a la tuya? (dijo molesta)
Ángel: Ahora está durmiendo tranquila, no creo que vuelva a pasarle lo mismo (contestó él ignorando su pregunta)
Victoria: Pero si ocurre, yo no me voy a enterar, ¿no es así? Me quedaré aquí si no te importa (dijo firme) Fabia puede buscarse otra cama
Ángel: Pero sí me importa
Victoria: ¿Pues sabes qué, Ángel? (dijo levantando el mentón desafiante) me tiene sin cuidado que te importe o no. Voy a quedarme aquí, con mi hija (señalo hacia el piso) Si vuelve a ocurrirle lo mismo, quiero estar con ella. Soy su madre. No soy una simple sustituía a la que tú decides tener para que la niña se quede tranquila mientras obtienes lo que esperas de mí
Ángel: Eso no es así (suspiró)
Victoria: Sí es así (dijo con el ceño fruncido) apenas puedes soportar mirarla y mucho menos tener en cuenta sus necesidades
Ángel: ¿Y crees de verdad que puedes culparme por eso?
Victoria: Sí, de hecho, lo hago. No fue Nicole quien ofendió tu orgullo, Ángel, fui yo. Y sin embargo es a ella a quien castigas privándola de su madre cuando la necesita (dijo furiosa)
Ángel: ¡No estaba intentando privarla de su madre! Sólo estaba...
Victoria: ¿Compartiéndola con ella? (seria)
Ángel: Sí (afirmó sorprendiéndola) ella te tiene durante todo el día. Yo te quería para mí por las noches
Victoria: Compartiéndote con Elisa (celosa)
Ángel: Te estás volviendo muy respondona teniendo en cuenta que antes eras incapaz de protestar ni decir una sola palabra (frunció el ceño)
Victoria no respondió. Había cambiado, y lo sabía. Ángel se acercó a ella y levantó una mano para apartarle un mechón de cabello.
Ángel: Deja a la niña en la cuna y ven conmigo a la cama. Te prometo que Fabia vendrá a buscarte si ocurre algo
Victoria: No puedo (susurró) no puedo volver a compartir la cama contigo
Ángel: ¿Y por qué no? ¿Qué es lo que ha cambiado desde ayer y que no esté dispuesto a que sea como lo quieres tú?
Todo había cambiado, recapacitó Victoria. Porque al fin se había despertado y había comprendido lo que él le estaba haciendo. La estaba destrozando por segunda vez.
Ángel: ¿Qué es lo que quieres que haga? (murmuró al ver que ella no respondía) ¿Quieres que niegue que existe otra mujer? ¿Es de eso de lo que se trata?
Victoria: ¿Existe? (preguntó)
En parte era de eso de lo que se trataba. Hubo un momento de silencio mientras él parecía sopesar la importancia de su respuesta. Entonces se volvió apartándose de ella y contestó:
Ángel: Sí, existe (le aseguro)
Victoria: En ese caso, no tiene sentido negarlo, ¿no crees? (preguntó sintiéndose profundamente herida)
Ángel: ¿Es que no me vas a pedir que deje de verla? (preguntó confuso ante su aparente serenidad)
Victoria: No tengo derecho a hacerlo (hiso un gesto) Estoy aquí porque no tengo otra opción, ¿recuerdas? (contestó levantando para cubrir a Nicole que se había destapado)
Ella sabía que la miraba lleno de confusión y se alegró de que el pelo tapara su rostro y él no viera el esfuerzo que le costaba decir aquellas palabras.
Victoria: Pero sí tengo derecho a negarte el uso de mi cuerpo, y si eso te causa problemas de orgullo, estaré encantada de volver a México (dijo seria) Nunca más volveré a dormir contigo, Ángel, eso ya se acabó
Ángel: Sería interesante saber si tu decisión es tan firme como tus palabras (las comisuras de sus labios se arquearon en una leve sonrisa)
Victoria: ¿Y por qué te preocupa? (preguntó desafiante sabiendo que en realidad su actitud era mera apariencia) a ti te basta con irte con tu amante. Después de todo, no es más que una cuestión de sexo, ¿no es así? (dijo tratando de ocultar sus celos) Puedes conseguirlo en cualquier parte
El semblante de Ángel se endureció, él sabía de qué estaba hablando ella, sabía que le había pillado en un farol. Si se echaba atrás y admitía que la deseaba a ella y no a su amante mostraría demasiadas cosas de sí mismo, más cosas de las que su orgullo era capaz de admitir, y ella lo sabía.
Ángel: ¿Sabes qué? Creo que eso es lo que voy a hacer (dijo molesto)
Nada más decir eso se marchó, Victoria no supo por qué su corazón se rompió otro poco más. Al fin y al cabo, sólo había conseguido lo que se había propuesto, a la mañana siguiente, Fabia era un mar de lágrimas y disculpas, en cambio Nicole estaba tan radiante como siempre, no comprendía los trastornos que había causado la noche anterior. Victoria había tardado mucho en dormirse, se debatió entre el desafío al que había arrojado a Ángel y los sentimientos de desesperación por su propia estupidez al mandarlo directamente en brazos de su amante, no se atrevió a entrar en la otra suite a ducharse y vestirse hasta bien entrada la mañana, cuando sabía que él ya no estaría; A esas horas por lo general él estaba ya en su despacho, así que cuando la puerta se abrió al ir ella a salir ya vestida se llevó un buen susto, sin embargo, no era Ángel, sino su padre, el que entraba.
Álvaro: ¿Ya has vuelto a quemar tus propias naves? No necesitas ayuda para arruinarlo todo tú sola, ¿verdad? (dijo en tono burlón)
Victoria: Supongo que intentas decirme algo (dijo seria)
Álvaro: Mi hijo se ha ido a Catania esta misma mañana y me ha dicho que no lo espere (le conto)
Ángel se había ido, Victoria al escuchar eso se habría hundido de desesperación en la silla más cercana que hubiera encontrado si no hubiera sido porque Álvaro era testigo
Álvaro: Se ha llevado a Elisa y ha sugerido que quizá tú quieras cambiarte de habitación (arqueo una ceja) Creo que ya se ha cansado de ti. Pronto no serás más que un estorbo en esta casa (hiso un gesto y ladeo un poca la cabeza)
Eso es lo que creía Álvaro pues se sintió victorioso al ver la cara que puso Victoria cuando le conto esa mentira, porque él sabía perfectamente que Ángel no había tenido ni tenía ninguna amante, pero lo que nunca paso por la cabeza de aquel anciano manipulador es que en el vientre de Victoria ya en esos momentos creía una nueva vida, un nieto o a lo mejor otra nieta, la cosa es que ella no estaba segura de que le estaba pasando, porque se sentía tan mal con la partida de Ángel y su amante, talvez también la sofocaba pensar que cuando regresara pasara lo mismo que paso con Nicole, rechazara a su propio hijo, pero sabía que jamás sería un estorbo.
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FRUTO DE LA TRAICION
RomanceVictoria y Ángel se enamoraron desde el primer momento en que se vieron, se casaron por que querían pasar el resto de sus vidas juntos, pero el padre de él no aceptaba el hecho de que su hijo se hubiera casado con Victoria, así que para separarlos i...