Capitulo 38.

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Sí, pensó Victoria. Quería que la amara. Quería que la levantara en brazos y la llevara hasta la cama más próxima y que la amara. Su deseo era tan fuerte que tuvo que cerrar los ojos para esconder su anhelo. Pero no pudo evitar ruborizarse.

Ángel: No creí que volvería a ver ese rubor tuyo otra vez (bromeó con dulzura) me pregunto en qué estarás pensando, Victoria

Victoria: Es la hora del té de Nicole (contestó poniéndose en pie)

Él se puso en pie también y la agarró de la cintura.

Ángel: No era en eso en lo que estabas pensando (dijo con voz seductora) Estabas pensando en mí, (le susurro al oído) desnudo sobre la cama contigo encima mientras murmuras todas esas hermosas palabras que me vuelven loco (dijo mientras comenzaba a acariciarla) ¿Y sabes qué es lo que quiero yo? (le beso la mejilla) Me gustaría verte sonreír otra vez como solías hacerlo, como si fuera yo el que te hace feliz

Victoria: ¡OH, Ángel! (dijo volviéndose hacia él y rodeándolo con los brazos) ¡Lo lo eres! (sonrió)

Ángel: ¿Entonces por qué estás tartamudeando? Sólo tartamudeas cuando tienes miedo (le acomodo un mechón de pelo detrás de la oreja)

Tenía miedo de haber tomado una decisión errónea, la decisión más fatal de su vida, pensó Victoria con ansiedad. Sin embargo, prefirió no confesárselo.

Ángel: O también por otra cosa (contestó con un gesto provocativo)

Él murmuró algo, la agarró de la barbilla y la besó hambriento. Sobre ellos, en una de las terrazas, una cabeza plateada se asomaba observando la escena con el ceño fruncido, calculando.

Ángel: Vamos (dijo con voz dulce)

Victoria: Ángel, te has olvidado de algo... (cruzo los brazos)

Ángel: ¿Sí? Sé lo que quiero y estoy seguro de saber lo que quieres tú. ¿Qué puedo haber olvidado? (pregunto curioso)

Victoria: A Nicole (arqueo una ceja con seriedad)

Ángel paró y suspiró. Vio la ansiedad en el rostro de Victoria y por fin respondió.

Ángel: Error número uno (se golpeó ligeramente la frente) Está bien. Pero aprenderé

Victoria: Nicole (la llamó y descruzo los brazos) Es ho...ra de vol...ver.

Ángel: No tartamudees (frunció el ceño con diversión)

Victoria: Lo si...ento (bajo el rostro apenada y contuvo las lágrimas)

Ángel: Si vuelves a llorar, (la tomo de la barbilla para levantarle el rostro) no soy responsable de lo que pueda hacer (le acaricio la mejilla)

Nicole recogió su cubo y su pala y se acercó hacia ellos. La tensión resultaba evidente.

Victoria: ¿No quieres que dejemos esto aquí para mañana? (le sugirió a su hija intentando controlar su tartamudeo)

La niña asintió, dejo las cosas en la playa y luego se volvió para mirarlos a los dos.

Nicole: ¿El hombre también viene? (dijo mientras lo señalaba)

Victoria cerró los ojos desesperada. Aún no habían ni siquiera abandonado la playa y sin embargo ya comenzaban a surgir los problemas.

Ángel: ¿Qué hacemos? (preguntó)

Victoria: No puede seguir llamándote eso (suspiró) No si es que... (él la interrumpió)

Ángel: Tienes razón, no puede ser (dijo dando un paso hacia la niña con un gesto resuelto y agachándose para ponerse a la altura de ella) Soy tu papá, ¿comprendes? Igual que tu abuelo es tu abuelo (Nicole frunció el ceño y asintió insegura) Entonces dilo. Di papá

Nicole: ¿Pa...pá? (dijo tartamudeando y no muy segura)

Ángel: Bien (contestó poniéndose en pie) Como empiece a tartamudear igual que todo lo demás que hace como tú cuando sea mayor va a ser un castigo para los hombres (miro a Victoria divertido)

Victoria: ¿Eso es un cumplido o un reproche? (frunció el ceño curiosa)

Ángel: Las dos cosas, desde luego que las dos. Vamos (añadió ofreciéndole una mano a Victoria)

Nicole: Yo iré de la mano de mamá (intervino)

Ángel: ¡Ah! Otra lección, los derechos de posesión (dijo divertido) Pero tu mamá tiene dos manos. Podemos tener una cada uno (miro a la pequeña)

Nicole: ¡No! (protestó) Nicole quiere saltar (hiso pucheros)

Victoria río. Ángel no se daba cuenta aún, pero se estaba enfrentando a una persona tan cabezota como él.

Victoria: Eso quiere decir que necesita dos manos, la mía y la tuya, para poder saltar (miro a Ángel) Lo cual significa también que no nos podemos dar la mano tú y yo

Y Nicole saltó. Saltó por las escaleras hasta llegar a la primera terraza. Nadie habló. El momento era tan importante que las meras palabras no eran suficientes. Victoria miró a Ángel y sonrió. Estaba relajado. La situación era novedosa para él, que no era un hombre acostumbrado a estar con niños. No era precisamente la persona a la que uno esperaba encontrar agarrado de la mano de una niña o ayudándola a saltar.

Nicole: Hombre me lleva en brazos (miro a Ángel)

Victoria frunció el ceño. Había vuelto a llamarlo hombre, pero al menos le pedía que la llevara.

Ángel: Papá (la corrigió) Papá te llevará.

FRUTO DE LA TRAICIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora