El suspiró triste, pero no se marchó. En lugar de ello se acercó a la ventana.
Santiago: Puede que en este momento no sea la compañía ideal Victoria, pero tú y yo éramos amigos (dijo sin dejar de mirar por la ventana)
«Amigos» se repitió escéptica Victoria a sí misma, conocía a Santiago Valetta de años atrás, era el ayudante de Ángel, su mano derecha, alto, güero y guapo, juntos formaban un equipo invencible: Santiago el encantador, el risueño y Ángel el hombre de acción, frío y calculador; cualquier cosa que Ángel no pudiera hacer por sí mismo se la encargaba a Santiago, cuya lealtad estaba fuera de toda duda, su relación era muy estrecha. En una ocasión, hacía ya tiempo, Victoria había llegado a creer que la lealtad de Santiago hacia Ángel la incluía a ella también, lo había considerado un amigo suyo, su único amigo en un mundo lleno de enemigos; se había sentido sola, abandonada y alejada de la realidad; marginada e incómoda en la alta sociedad en la que Ángel la había introducido y en la que su presencia no era aceptada, Santiago era la única persona a la que había podido acudir en tiempos de necesidad cuando Ángel no estaba, pero cuando todo ocurrió incluso Santiago le volvió la espalda.
Victoria: No necesito a nadie, sólo a mi hija (seria)
Santiago: Ángel la rescatará (contestó asintiendo despacio, pero con seguridad y consiguiendo aminorar ligeramente el dolor que sentía en su interior) pero tendrás que confiar en él, Victoria, lo hará a su modo (se giró para mirarla)
«Confiar», recapacitó. De nuevo aquella palabra.
Victoria: Han llamado antes de la hora que dijeron ¿Han dicho por qué? (curiosa)
Santiago: No, pero nos han estado siguiendo (explicó) a Ángel y a mí, nos han seguido desde Nueva York hasta aquí (serio) supongo que habían calculado mal el tiempo que íbamos a tardar en llegar a México, no habrían pensado que Ángel vendría en el concorde...
Victoria: Ángel volaba en su avión privado a donde fuera que quisiera ir, tomar un vuelo público debía de haber sido un shock para Ángel Armenta, aunque fuera en primera clase y en el mejor transporte público del mundo,
Santiago: Las noticias le han afectado mucho, Victoria (le aseguro) creo que nunca lo había visto tan destrozado, no desde que... (un silencio invadió la habitación)
Santiago no terminó la frase, no podía culparlo por ello, había estado a punto de decir «desde que descubrió que lo traicionabas con otro hombre». No era precisamente el comentario más adecuado en ese instante.
Victoria: Ángel me ha dicho que su padre ha estado enfermo (comentó ella cambiando de tema)
No quería saber cómo le había afectado el secuestro, de todos modos, nunca hubiera creído a Santiago si le hubiera dicho que Ángel se sentía destrozado por lo sucedido.
Santiago: Sí, fue terrible (asintió) fue una suerte que estuviera en México y no en su casa de Taormina cuando le ocurrió, de otro modo no estaría vivo (serio) estuvo dos meses ingresado en el hospital antes de poder viajar de vuelta a casa, Ángel permaneció a su lado sin moverse durante dos semanas enteras
¿En Londres? se preguntó Victoria incrédula, Álvaro nunca viajaba a México por placer, siempre había dicho que era una ciudad odiosa y Ángel había estado durante dos semanas a un paso de ella sin siquiera saberlo. Un escalofrío le recorrió la espalda.
Santiago: Por supuesto se mantuvo en secreto, Álvaro tiene demasiados negocios importantes y delicados en los que la noticia de su enfermedad podría haber sido fatal (le conto) Ángel ha tenido que ocuparse de todo desde entonces, está haciendo el trabajo de dos.
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FRUTO DE LA TRAICION
RomanceVictoria y Ángel se enamoraron desde el primer momento en que se vieron, se casaron por que querían pasar el resto de sus vidas juntos, pero el padre de él no aceptaba el hecho de que su hijo se hubiera casado con Victoria, así que para separarlos i...