Y aquí estoy, en mi deliciosa y suave cama lista para un nuevo día. Muy bien mundo de mierda, aquí va...¿pero que coño?
Sentí un peso en mi abdomen y algo en medio de mis piernas que no me permitía juntarlas. Alcé la colcha y miré dentro de ella, y entonces supe quien era el responsable de mi inmovilidad.
¿Como diablos llegó aquí?
Era Adam dormido plácidamente sobre mi vientre, se lo veía tierno, parecía un ángel caído convertido en demonio por lo sexy y tierno que se lo veía a la misma vez. Estaba un poco sudado, algo que le daba un toque salvaje.
Intenté moverlo pero él estaba bien aferrado a mi cuerpo, por lo que me fue imposible quitarlo de encima. ¡Joder, Adam!, las clases.
— ¿Podrías dejar de moverte? No me dejas dormir –se quejó con tono de voz grave.
Joder, que hermosa es su voz cuando recién se despierta.
— Créeme; a mi también me gustaría dormir, pero hay clases y ya es tarde –gruñó y se quitó de encima haciéndose a un lado– ¿desde a que hora estas aquí?
— Desde las 3:00. Tienes un sueño pesado, ¿sabes? Puede haber un temblor y tú ni lo sientes –se talló los ojos.
— Si, ya me di cuenta.
— Y también roncas.
— Eso no es cierto yo, no... No Ronco.
¿Yo ronco? Espero que solo se lo esté inventado, Dios. Que vergüenza.
— ¿Y como sabes que no roncas? ¿ Te hiciste la dormida para averiguarlo? –rió. Lo miré seria– ¿nos bañamos juntos? –sonrió inocentemente.
— ¿Qué? ¿Estás loco? Claro que no, ni de coña.
— ¿Por qué no? Así ahorramos agua y tiempo –se sentó recostándose en el espaldar de la cama.
— ¿No te parece demasiado con haberte metido a mi habitación y a mi cama sin decirme? Y por cierto ¿como entraste?
— Parecías un ángel roncador durmiendo y no quise despertarte, y, entre por la ventana –señaló.
Pero que hombre, lindo el niño. Lo que tiene de lindo lo tiene también de insoportable.
— Mierda, ya es tarde vé a bañarte que yo haré lo mismo –ordené.
— ¡Ay! pero que mandona me salió la niña, ya voy, espérame.
Adam se levantó de la cama y comenzó a desvestirse mientras me miraba perversamente.
— ¿Q-qué haces?
— ¿Qué no ves? Me estoy desvistiendo, no me voy a bañar con ropa –dijo obvio.
El terminó de desvestirse, quedando como Dios lo trajo al mundo. Yo abrí demasiado los ojos y me volteé rápidamente tragando saliva.
— ¿Qué pasa? ¿Te asustaste? Oye es tarde ya desvistete –dijo dirigiéndose hasta donde yo estaba y luego se paró detrás de mi y dijo en un susurro–: dime, ¿aún te parece pequeña? –rió, besó mi nuca y me dio una nalgada por lo cual me quejé y luego se dirigió al baño.
Ok, admito que yo ya conocía todo su cuerpo ya que como dije; lo espiaba por la ventana, bueno no lo conozco del todo ya que él solo se paseaba por la ventana en bóxer y en algunas ocasiones solo lograba verle el trasero ya que él ya sabía que yo lo espiaba, así que no me iba a dejar ver su masculinidad así de gratis.
Es la primera vez que veo un pene de cerca y de ese tamaño. Como dicen los Pottherhead:«eso no es una Nagini, es un basilisco». Me pregunto como puede entrar todo eso en un pequeño agujero.
Me lo imaginé por un segundo, quedándome parada en un lugar como una estúpida, sacudí la cabeza alejando aquel pensamiento.
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Hasta que la muerte nos separe [Completa ✔️]
Teen FictionA veces el siempre siempre termina. Un hasta que la muerte nos separe no será siempre como lo soñamos, Verónica y Adam lo entenderán de la forma más dolorosa... - ¿A que te refieres con eso, Jones? - Solo te digo que, no estas solo en esto, Adam. ...