Eres Mía

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Adam y yo nos quedamos un rato más contemplando la ciudad y luego nos fuimos a casa, yo ya me estaba durmiendo en el auto; tenía sueño y me Sentía cansada y algo adolorida a pesar de que Adam fue tierno y delicado mientras lo hacíamos. Llegamos, nos despedimos y cada quien se fue a su casa, me fui a mi habitación y me di una ducha, me acosté a dormir con Ares

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Amaneció y fui despertada por la hermosa melodía de los pajaritos, bueno admito que estos animalitos son algo molestos a veces al igual que el simulacro del instituto. Y por supuesto, Ares, una tierna alarma qué me lame toda la cara hasta cansarse.

— Ok, Ares ya basta –traté de quitármelo de encima mientras reía.

— ¿También hay para mi Ares? –Ares al oír su voz se bajó corriendo de la cama y fue hacia el castaño, quien estaba de pie junto a la ventana, comenzó a saltar al rededor de el moviendo su colita de forma alegre– hola pequeño que ya no está tan pequeño –dijo tomándolo en sus brazos, caminó hacia mi– Buenos días Fawn.

Me dio un beso en la cabeza, sonreí.

— Buenos días Gruff – me levanté de la cama y me estiré, le di un beso en la mejilla y luego fui a alistarle para ir al instituto me puse algo cómodo y fresco ya que terminó la época de frio. Los tres bajamos y nos dirigimos a la cocina– buenos días papá.

— Buenos días Robert.

— Buenos días hija, buenos días Adam.

Bajé la comida de Ares del anaquel y le serví una porción en su plato. Los hijos siempre son primero.

— Ahí les preparé el desayuno, buen provecho debo irme, adiós hija, adiós Adam.

— Adiós papá.

— Adiós viejo.

nos despedimos casi al unismo, papá asintió y se fue.

— Genial panqueques, el suegro se lució – agarró el tenedor y comenzó a comer–.

— ¿Quieres el mío? Casi no me gusta –le dije alejando mi plato–.

— Claro.

— ¿En serio?

— No, come.

— Pero no me gusta –hice un puchero tratando de convencerlo–.

— Y a mi me vale tres mil hectáreas de pitó de 25 centímetros, ahora come –habló con autoridad, bufé y comencé a comer de mala gana.

No me gustan los panqueques, creo que preferiría morir de hambre ¿pero como puedo hacer eso si mi novio padre no me deja?

Terminamos de desayunar y antes de irnos lavamos nuestros dientes y sacamos a Ares qué haga sus necesidades. Tiempo después nos subimos al auto y nos fuimos al instituto.

— ¿Entonces tu papá quiere verme?

— Si, hoy hará una cena para nosotros –argumentó–.

— Qué nervios...

— Calma, papá es muy amable y divertido, te caerá bien.

— La pregunta es si yo le caeré bien –inquirí con nerviosismo–.

— Ya veras que te dirá que eres la indicada para darle nietos, a mis ex's no las quería ver ni en caricatura escrita –ríe–.

— Eso espero.

— Ey –coloca una mano en mi pierna y la acaricia– todo estará bien, papá va a adorarte.

— Gracias –solté un poco de aire, más calmada.

Hasta que la muerte nos separe  [Completa ✔️] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora