Obsesión y locura

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Mattheo no pudo destruir lo que tenía con Adam. Después de lo que pasó fui a hablar con él y me confesó que le había dolido que lo haya dejado por Adam y que no iba a permitir que estuviéramos juntos. Por lo que unos días después de que Adam me pidiera matrimonio él planeo hackear mi celular y crear conversaciones falsas de ambos para cuando sea el "momento", llamar a Adam de mi celular y así él revisara mi teléfono con la intención de generar aquel caos. (Es algo estúpido) Logró engañar a Adam, pero no logró separarnos.

Dije que no quería volver a saber de él y que se había ganado todo mi desprecio por ser un traidor y tremendo loco. Pero por suerte, Adam se dió cuenta de todo, con mi ayuda, obvio, pero lo hizo.

Ahora, Adam y yo cumplíamos un mes de casados, ¡Un mes! El tiempo se había ido volando, nos casamos el uno de octubre y en este mes de noviembre también se celebra algo:¡El cumpleaños de Adam!, es el 18 de este mes.

Le ando sacando fecha a todo, e incluso al día en que quedé embarazada, fué un 16 de octubre. Todos están feliz por mi embarazo y están muy pendientes de mi, e incluso Adam no descansa después del trabajo, solo está pendiente a mi y desde que supo de mi embarazo no para de acariciar mi vientre ni deja de hablarle.

Era tan tierno, le decía cosas como:"ya crece y sal de ahí, papá quiere conocerte ya" "Eres lo más bonito que me ha pasado en la vida, aparte de tu mamá, obviamente", "no te conozco, pero sé que serás hermosa como yo y malhumorada como tu mamá". (Él decía que sería una niña)

También le contaba cosas lindas sobre nosotros, yo también me ponía así como él, solo que no era todo un siempre ya que si lo hacía, la desesperación por tener a mi bebé ya en los brazos crecía más y más.

- ¿Dónde están los dos grandes amores de mi vida?

Y ahí venía el futuro papá.

- ¡Aquí! -sonreí, Adam se tiró a mi lado, me dió un beso en los labios y otro en la frente, luego uno en el vientre. Saludando al pequeño ser que estaba creciendo ahí- ¿Cómo te fue?

- Digamos que bien, mejor que ayer, por decirlo así.

- Eso es bueno -volví a sonreír.

- Si, ¿Y tú cómo estás? ¿Alguna novedad?

- ¡Bien! Hoy no vomité demasiado, ¿Novedades? Ninguna, todo normal.

- Me alegra que ya estés mejor, y bueno... ¿Y eso?, ¿Que pasó?

¡Ah, si! Se refería a un vaso que yo había hecho trizas, por décima vez.

Suspiré.

- No coloqué bien el vaso en el velador y se rompió al caerse -dije con un tono de voz que expresaba pena y que ya estaba harta, al parecer romper cosas se había convertido en una de mis actividades favoritas.

- Ya veo -dijo con tranquilidad- ¿Pero no te lastimaste, verdad? -negué con la cabeza-. Es lo que importa, ya lo limpio. Y no te preocupes, es solo un vaso -asentí nuevamente soltando un suspiro, me dió un beso en la frente y luego fue a limpiar mi desastre y luego se fué a dar una ducha.

A mí garganta se le había antojado un gran vaso de agua, Adam siempre que llegaba de trabajar se quedaba un buen tiempo en la ducha para relajarse.

No quería interrumpir su momento solo por mi antojada garganta, el señor Lían no estaba y aunque estuviera yo no podría pedirle de favor que me subiera un vaso de lo que sea; me daba vergüenza, él ya estaba haciendo mucho por mi ¿y molestarlo más con cualquier tontería que se me antoja? No gracias.

Me levanté y como siempre lo hice con mucho cuidado hasta llegar a la cocina, busqué un vaso, luego me serví agua y la bebí. Serví otro poco por si nos daba sed a uno de los dos en la madrugada, busqué la salida de la cocina sin ninguna dificultad pero iba tan concentrada en no hacer ningún desastre que había perdido la cuenta de los pasos.

Hasta que la muerte nos separe  [Completa ✔️] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora