¿Que será?

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Hoy salgo de este hospital, solo he estado unos días aquí con esto en los ojos y siento que ya no puedo más, estoy harta. Ya no aguanto esto, no aguanto seguir así; dije que estaría bien pero es obvio que no, no solo le estoy mintiendo a Adam, sino, a mi también respecto a eso.

Adam me puso la blusa, me ayudó a ponerme los zapatos y atar los cordones, tomó unas gafas y me las colocó.

- Ya, Adam, yo puedo -me acomodé las gafas.

- Solo quiero asegurarme de que estés bien.

- ¡Estoy bien, Adam, lo que falla a mi son los ojos, no las manos, ni los pies o el cerebro! -dije borde, me di cuenta de cómo le hablé y me sentí mal por eso. Él solo suspiró, suspiré arrepentida y estiré mis manos buscandolo- amor -tomó mis manos y las besó- perdóname, en serio perdóname. Es que no he dormido bien y ya no quiero estar a...

- Ey, ey, cálmate ¿Si? -me interrumpió- no pasa nada, amor, no pasa nada. Yo entiendo -asentí- ven acá -me acercó a él y me abrazó para luego besar mi frente, correspondí su abrazo cerrando los ojos; estar con él me hacía sentir segura, me hacía sentir bien, me hacía sentir que todo iba a mejorar muy pronto.

- ¿Ya estás lista, cariño? -preguntó mamá desde la puerta.

- Si, mamá, ya estoy lista -respondí separándome de Adam.

- Vale, entonces vámonos.

- Si -Adam tomó mis cosas y me tomó de la mano para guiarme a la puerta.

- Ven, por aquí -abracé su brazo y caminé aferrada a él.

Esto era horrible, tener los ojos abiertos, la mirada al frente y no poder ver nada. Tenía que ser guiada por alguien y eso me hacía sentir tan inútil, me sentía inservible. Lo bueno de todo es que Adam sigue aquí, sé que él jamás me dejaría. Pude perder la vista pero no a Adam, y mientras esté con él nada importa, lo tengo todo.

Salimos del hospital y subimos al auto, emprendimos camino a casa. Adam me daba cariños en todo el camino: no dejaba de darme besos, caricias y no me molestaba. Amaba cuando se ponía así de cariñoso.

No mucho después llegamos a casa y entramos en ella, de pronto...

- ¡Sorpresa! -yo estaba nula, no supe cómo reaccionar o que decirles, estaba feliz de que ellos se acordaran de mi pero yo en estos momentos solo quería estar sola.

- Hola, chicos -saludé con la mano, mi voz expresaba una alegría muy fingida, (no era que no me alegrara, solo no me sentía bien) y pude sentir su incomodidad. Adam me tomó de los hombros y me giró un poco hacia la derecha (supongo que le estaba saludando a la pared). - Adam, ¿Me llevas a mi habitación? Por favor.

- Si, claro, vamos.

- Vale, disculpen chicos, de verdad me alegra tenerlos aquí y muchas gracias por...esto, pero solo quiero descansar -no sabía que habían preparado, supongo que les ganó la emoción y habían olvidado mi situación.

- Está bien, no te preocupes, amiga. Nos ve... Hablamos luego -sonreí a medias.

- Descansa, pulgarcita -dijo Axel, asentí, tomé a Adam del brazo y él me guió hasta las escaleras.

- Sube la pierna, yo te aviso cuando ya no hayan más escaleras -solo asentí, poco a poco fui subiendo las escaleras hasta que Adam me dijo que ya no habían más por subir. Llegamos a mi habitación y nos dirigimos a la cama, me quitó los zapatos.

Adam siempre hacía eso, siempre me trataba como una princesa aunque yo le dijera que no era necesario. Me consentía demasiado y apuesto que ahora lo haría con más frecuencia y razón.

Hasta que la muerte nos separe  [Completa ✔️] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora