Eres mía y de nadie más.

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Mis ojos ardían y dolían demasiado, al igual que mi cabeza, intenté abrir los ojos pero no podía, estaban hinchados; no podía ver casi nada.
Me toqué los párpados y si, estaban hinchados, ¡mierda! no quería ir al instituto así.
No ví a Sophia por lo que supuse que estaba abajo, me levanté y me di una ducha caliente, no quería bajar y que me vieran así pero no tenía más opción. Bajé con cuidado por miedo a caerme ya que en serio, de verdad, no veía casi nada; he llorado toda la noche. Tanto que al verme en el espejo, no me reconocía.

— Buenos días a todos.

— Buenos días, hija... –me miró, estaba sonriendo pero en cuanto me vió, su sonrisa desapareció y su rostro era literalmente de espanto.

— ¿Verónica, que te pasó? –preguntó Sophia, igual de espantada.

— Estuve llorando, es obvio –dije obvia.

— ¿Por qué llorabas? ¿Que pasó?

— Nada, no importa –abrí la puerta del refrigerador y saqué hielo, lo puse dentro de una pequeña toalla y luego me la coloqué en mi ojo derecho

— Cariño, no por nada vas a estar así, dime, ¿Que pasa?

— ¡Ya te dije que nada, mamá! –hablé borde–...mejor me voy, nos vemos luego.

Ambas me miraron sorprendidas, salí de la cocina aún con el pañuelo en un ojo, tomé unas gafas y salí de la casa. Oí pasos rápidos detrás de mí pero no me detuve, seguí caminando. Tomó mi brazo, me detuvo y me volteó.

— ¿ Verónica, que te pasa? ¿Por qué estás así? Esa no era la forma de responderle a tu mamá, ella solo se preocupa por ti.

— Lo sé, no debí, es solo que no me siento bien y no quiero hablar con nadie –dije frustrada– sé que no es razón para hablarle así, pero me molesta cuando insisten y estoy de mal humor. Lo siento –bajé la mirada.

— Ey –me tomó de la malo– está bien, tranquila, pero no me gusta verte así, Verónica –por pura cosa del diablo, Sophia bajó su mirada a mi mano y entonces, lo vió. La marca de los dedos de Adam en mi muñeca eran notorios– ¡Verónica, que coño es esto! –me miró a los ojos– y quiero la verdad –exclamó– ¿Lo hizo Matt? ¿te quiso hacer daño o lo hizo? –sonaba preocupada y molesta.

— No, Sophia ya te dije que no, el se portó bien conmigo.

— ¿¡Entonces quien lo hizo!?

Mierda...

— A-Adam...

— ¿¡Adam!?

— ¡Ssssh! Si, ya. Por favor no quiero formar un escándalo.

— ¿Pero que coño le sucede? Jamás ví un daño físico en ti cuando estaban juntos.

— No lo sé, no parecía él, parecía un loco obsesionado. Le verdad me asustó, el brillo de sus ojos ya no estaban, Sophi.

— Vamos al instituto y en el almuerzo me cuentas todo ¿Te parece bien?

Asentí, Sophia detuvo un taxi y nos fuimos al instituto, al llegar, me coloqué las gafas y entramos. Los demás me miraban raro por el simple hecho de llevar gafas, (el hielo no me había ayudado mucho) pero como siempre, no les di importancia. Yo andaba en mi mundo, me tomaron de la mano y me hicieron voltear hacia atrás.

— Verónica, pode...

Antes de que terminara la frase, Sophia me jaló de la mano y me puso atrás de ella.

— Alejate de Verónica, Adam, ¿No te das cuenta de que solo la lastimas? óyeme bien una cosa, alejate de ella ¿Entendido? o juro que te mato –lo señaló de forma amenazante, yo no dije nada.

Hasta que la muerte nos separe  [Completa ✔️] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora