Bajo La Luna

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Fue un gran día a pesar del susto que nos dieron por el supuesto secuestro, lo hicieron muy bien parecían expertos en eso. No me imaginé que sería una broma, solo pensé en: oh mierda, gracias dios por este lindo regalo  de cumpleaños, me van a prostituir o a sacar los órganos. Fue el peor susto de mi vida, un miedo tan grande como el miedo de hermione: ser expulsada. Pero bueno, todo resultó bien y lo mejor; mi madre y mi abuela están aquí, ya  las extrañaba, tenía tiempo sin verlas. Sobre todo a mi abuela que no la veía desde hace un año.

— ¿Que piensas hacer mañana? –preguntó Sophia–.

— No tengo idea, leer y pasar con mamá y mi abuela.

— Deberíamos salir, ¿y si salimos? Con toda tú familia.

— ¿A donde?

Sophia entre cerró los ojos y miró hacia arriba, apretando los labios hacia un lado, pensando— al centro comercial –propuso–.

— Mmm, nop. Hay mucha gente y demasiado ruido igual que un mercado –me quejé–.

— El mercado es peor.

— Pensemos en eso mañana. Ahora vamos a dormir –bostecé. Ya nos habíamos duchado, así que solo nos acostamos y apagamos las lámparas de mesa de cada lado, no quedaba tan oscuro debido a la luz de la luna.

— Gracias nuevamente por dejar que me quede.

— No tienes por qué agradecer, Sophi, me agrada que estés aquí, eres buena compañía.

— Awww gracias –expresó con ternura.

Reí levemente. Sophia se quedó en silencio, mirando al techo y un suspiro pesado salió de ella— ¿sucede algo? –la miré–.

— Solo pienso en Billy.

— ¿Billy? ¿Quien es Billy?

— Es... Mi hijo.

— Oh, amm, ¿tienes un hijo?

— Si, tiene cuatro años, lo tuve a los 15.

— Ooh ¿y en donde está? ¿Con el papá? –lo sé, soy muy parlanchina.

— Con mi hermana, no se quien es el papá –dijo avergonzada–.

— Ooh...

— ¿ Recuerdas lo que les conté en la cafetería?

— Si.

Suspiró nuevamente— por despecho o, locura no lo sé, me acosté con otro chico y al mes me enteré que estaba embarazada pero, jamás supe de quien era.

— Lo siento mucho...

— Gracias, es mejor dormir, no creo que quiera hablar de este tema. Descansa.

— Está bien, tú igual descansa.

Todo se quedó en silencio, yo tenia sueño pero no podía dormir por más que lo intentara, no podía conciliar el sueño. Cerré mis ojos y de repente, escuché un:

— Verónica – hizo un sonido raro con la boca, llamando mi atención.

Me levanté con cautela, caminé hacia la ventana y entonces...

— ¿Aún despierta, princesa?

— Tengo sueño pero no puedo dormir.

Se trepó y entró— vaya, tú eres la única que está despierta –habló en voz baja, pues Sophia ya se había dormido.

— Si.

— Qué lástima que esté tu amiga, no te podré follar como quería.

Rodé los ojos mientras reía silenciosamente— pero  yo no me quedo con las ganas –sonrió de lado, me tomó de la mano y me llevó hacia el baño–.

Hasta que la muerte nos separe  [Completa ✔️] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora