Mi Evangeline ✨

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Han pasado tres días... es hora de despedirnos de ella, pero no estaba lista para hacerlo.

Me puse un vestido negro, suelto de abajo y pegado en la parte de la cintura hasta arriba, Adam también estaba todo de negro, pero esta vez con un traje elegante; igual que papá y el señor Lían. Bajé y salí de casa para ir con los demás.

- Lamento mucho su pérdida -dijo el señor Smith, con un tono melancólico.

- Muchas gracias -respondió mamá, con una sonrisa triste, el señor Smith le dió una pequeña palmada en la espalda.

- Cariño, ven -me llamó Adam, fui a su lado, pasó su brazo por mis hombros y besó mi cabeza.

- Vamos, chicos -ordenó papá.

- Yo iré con Adam, papá, ustedes vayan ahí.

- Está bien, cariño, con cuidado. -asentí. Ambos caminamos hacia el auto y Adam abrió la puerta de este para que entrara, entré, luego él se subió.

Mi padre arrancó primero y luego Adam lo siguió rumbo a la iglesia. Luego de unos minutos llegamos, Adam se aparcó frente a ella y luego nos bajamos para entrar. Él y yo entramos detrás de mis padres y del señor Smith.

Mis padres y yo, junto con otras personas, fuimos hacia donde se encontraba el ataúd. Mi abuela fue muy querida por la gente de acá, por lo que la iglesia estaba un poco llena. Algunos simplemente venían porque... Tal vez ¿No tenían nada que hacer con sus patéticas vidas? Algunas personas que estaban aquí no me agradaban, pero este no era el momento para notar sus presencias y mirarlos mal.

Ella era una gran mujer: amable, noble, alegre, amorosa y cariñosa, nose metía en problemas. Era muy fácil de querer, se ganaba el cariño y respeto de muchas personas rápidamente.

Decidí quedarme a lo último de la fila ya que quería quedarme el tiempo que quisiera cuando fuera mi turno. Por fin había llegado el momento, me acerqué lentamente, y al verla... Me tapé el rostro y me alejé un poco del ataúd: ella estaba hinchada, con unos cuantos moretones, como si la hubieran golpeado, estaba irreconocible. Adam se acercó a mí y me abrazó.

- Ven, vamos a sentarnos -negué con la cabeza.

- Estoy bien, tranquilo.

- ¿Segura?

- Si -asentí.

- Está bien, me quedaré aquí contigo.

- No, ve a sentarte si quieres, yo estaré bien.

- Está bien, me llamas si necesitas cualquier cosa. Estaré aquí al frente ¿Ok? -asentí nuevamente, él besó mi frente y acarició mi espalda para luego marcharse.

Tomé aire, y volví a acercarme al ataúd.

- No sabes cuánto me duele verte así -me abracé a mi misma y la observé con las lágrimas empañando mi vista- ¿Qué puedo hacer para que te levantes de ahí?, vamos, abuela, despierta -susurré-. Vamos, no me dejes sola. Me estoy derrumbando y no estás para ayudarme a levantar...-supliqué- ¡Dije que te levantes! -grité, yo sabía que eso era imposible, pero aún así mi corazón quería seguir insistiendo. Aún no aceptaba que ella se haya ido para siempre- por favor -lloré y acaricié el ataúd, Adam me tomó de las muñecas y me acercó a él para abrazarme.

- De verdad lo siento tanto, amor. Pero tienes que ser fuerte -dijo con voz suave y quebrada.

- Dime que esto no es real, dime que esto no está pasando, Adam -supliqué, llorando-. Ella dijo que me llevaría al altar junto a papá, ¡Dime que esto es solo una pesadilla! -me alejé de él y lo miré a los ojos, Adam solo me miraba mientras las lágrimas caían por sus mejillas- ¡Por qué no me responde! Ella solo está dormida, ¿Verdad? -él cerró sus ojos y más lágrimas cayeron, negó con la cabeza.

Hasta que la muerte nos separe  [Completa ✔️] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora