Un Pequeño Secreto revelado

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- ¿Y que planeas hacer para tú cumpleaños, cariño? -pregunta papá sin mirarme ya que estaba conduciendo.

- Ammm creo que nada. Festejar contigo y con mamá, no quiero nada grande. Algo sencillo está bien, aun tengo tiempo para pensar apenas estamos febrero.

- Pero cariño, chicas de tú edad salen a fiestas se divierten y en sus cumpleaños hacen una gran fiesta ¿y tú no? -comentó -

- Pues no me llama mucho la atención ese tipo de cosas papá, pero okey. Has una gran fiesta para que vaya nadie y se siente ninguno en las sillas - respondí con tono de voz aburrido.

El suspiró y no dijo nada. Llegamos al instituto y aparcó su auto.

- Nos vemos luego papá - le di un beso en la mejilla y bajé del auto para después entrar al instituto. Como de costumbre fui a mi casillero y me quedé parada ante él meditando por un tiempo.

Suspiré profundamente preparándome para lo que sea y entonces lo abrí.

¡Oh, sorpresa! no pasó absolutamente nada. Suspiré aliviada y tomé lo necesario pero cuando estuve a punto de cerrar mi casillero noté que algo faltaba. No sabía que era, pero sentía que algo faltaba.

Alcé los hombros restándole importancia y me fui a clases. Entré al aula y fui directamente a mi pupitre y me senté. Dejando la mochila en el piso. Recosté mis brazos en la mesa y puse mi barbilla encima del puño.

Estaba sorprendida. Hoy Adam no me había recibido con ninguna estupidez. ¿Estará de mal humor? O tal vez hoy me deje descansar de sus bromas.

Cerré mis ojos tratando de dormir un poco en lo que llegaba la maestra. Ayer tampoco había dormido muy bien que digamos.

Sentí la presencia de alguien a mi lado y entonces abrí los ojos alzando la mirada y entonces supe de quien se trataba.

- La hora de dormir ya pasó, nerd - pateó mi mochila haciendo que este se aleje de donde estaba. Desordenó mi cabello y se fué.

¡Dios, como la odio!

Apoyé ambas manos sobre la mesa para levantarme pero ¡oh sorpresa! Habían puesto pegamento fuerte en mi asiento y mi falda se quedó pegada en él. Y no me cabe la menor duda de quien fue la brillante idea.

Empujé la silla hacia abajo para poder despegarlo de mi falda y claro que logré quitarla. Pero con un pedazo de falda pegada en ella.

¡Mierda! Creo que conté los pollos antes de nacer.

Puse las manos atrás de mi trasero para taparlo ya que ni siquiera traje mi abrigo. Lo olvidé por el apuro ya que me desperté tarde. Así que no tenía con que taparme. Todos reían y yo estaba roja de la vergüenza.

Salí corriendo hacia donde estaba mi mochila y la tomé poniéndola sobre mis hombros y me fui al baño en chinga. Como alma que lleva el diablo.

Pasé todas las horas de clase metida en el baño ya que no quería que nadie me vea así, con el culo al aire. Para mi mala suerte no pasaba nadie que me pudiera ayudar. Asomé mi cabeza a la puerta con la esperanza de que pasara alguien que me ayudara y al girar mi cabeza a la derecha pegué un pequeño brinco.

- ¿Te vas a quedar ahí hasta que crezca el pedazo de tela que dejaste pegada en la silla? - dijo burlón.

Él estaba recostado en la pared. Fumando un cigarrillo y en una de sus manos tenía su chaqueta.

- ¿Te preocupa tanto? - enarqué una ceja.

-Solo quería divertirme. - respondió con simpleza.

- ¡Oh! ¿en serio? Pues que novedad.-dije con sarcasmo -. ¿Que haces aquí?

Hasta que la muerte nos separe  [Completa ✔️] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora