La mentira tiene patas cortas

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No quiero, pero debo ir al instituto si o si, no tengo ganas de nada; solo quiero quedarme existiendo y solo porque no tengo de otra, pero. Si tuviera el poder de desaparecer, lo haría sin pensarlo dos veces.
Pero no tengo ese puto poder y ahora tengo que ir al puto instituto de mierda con mi humor de mierda.
Hoy tendré un mal día, no quiero que nadie se me acerque.

— ¿No has hablado con Axel?

Estábamos en la cafetería haciendo fila, yo solo estaba acompañando a Sophia a pedir su almuerzo, yo no tenía apetito.

— No, y no tengo pensado hacerlo. Ya te lo dije, Vero.

— ¿Pero por qué no? Ya llevan mucho tiempo sin hablar, ustedes se veían tan lindos juntos –hablé con ternura.

— Y seguiremos sin hablar –rebatió.

— Si, claro. No sé cómo voy a hacer pero de que ustedes van a hablar, van a hablar –afirmé con toda seguridad.

— Sueñas mucho, Verónica.

Le dieron el almuerzo a Sophia y fuimos a una mesa, me llegó el olor a tostada y me dió náuseas, me agarré el estómago y me tapé la boca.

— ¡Ey! ¿Te encuentras bien?

Negué con la cabeza.

— No, ahora vuelvo.

aún con la mano en la boca, salí corriendo hacia el baño y Sophia fue corriendo detrás de mi.
Apenas llegué al baño me arrodillé y vomité, Sophia tomó mi cabello y lo sostuvo mientras yo expulsaba todo. Ya me dolía el pecho de tanto vomitar, finalmente terminé, me lavé la boca.

— ¿Ya estás mejor?

— Si, gracias...

— Está bien, ¿Que fue eso?

Suspiré.

— Soph, no me ha bajado este mes... Tengo retraso de una semana –susurré– he estado preocupada por eso.

— ¿¡Que!? ¡Por qué no me lo habías dicho! –exclamó.

— Porque... No lo sé, me di cuenta de eso hace tres días.

— ¿Entonces crees que estés...?

— No lo sé, estoy con dudas; Adam siempre se protegía.

— Los condones no son cien por ciento seguros, Verónica.

Entonces, ¿ Era probable que estuviera embarazada...? Las náuseas que sentí con el olor de las tostadas, no son normales; yo adoro las tostadas. Y ahora tengo retraso, todo tiene cierta conclusión.
¡Mierda! no, no puedo estar embarazada, apenas puedo cuidar de mi; mis padres me van a matar y para el colmo de males, yo ya no estaba con Adam.
Y no quiero verlo, se que mis padres no me obligarán a casarme o a dejar mis estudios pero ¡Mierda! Tendría que ver a Adam por las cosas del bebé. me he esforzado para no decepcionar a mis padres y ahora es posible que tenga un bebé a temprana edad.

— Ven, vamos para que comas algo, estás pálida.

Pasó sus brazos sobre mis hombros y salimos del baño, para luego ir a la cafetería.

— Tú siéntate, yo iré por algo para que comas.

— Tostada no, por favor.

— Está bien, ya vuelvo.

No tenía apetito pero ¿Para que decirle que no? si de todas maneras me va a obligar y voy a terminar comiendo de cualquier forma.

Sophia llegó con un vaso de ensalada de frutas, se sentó frente a mi y me dió el vaso.

Hasta que la muerte nos separe  [Completa ✔️] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora