Hazme Tuya

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El día se fue volando entre besos, caricias, conversaciones sin sentido y viendo videos. Adam fue muy lindo conmigo en toda esta semana, era tan lindo que empecé a convencerme que él se había enamorado de mi y que no soy el juguete del que todos hablan.

Amo a este chico y estuve soñando con esto por mucho tiempo, siempre imaginé tener algo con él y ahora que está pasando no voy a desaprovechar esta oportunidad aunque sea cierto que solo esté jugando conmigo. En fin, ojos que no ven, corazón que no siente.

— ¿Te duele?

— Un poco -di un leve gemido de dolor.

— ¿Quieres que continúe?

— Si –solté otro gemido.

— Dime que pare si te duele demasiado. ¿Lo estoy haciendo bien, o te estoy lastimando?

— Está bien –asentí– solo pon un poco más de crema en los hombros, por favor –él agarró el frasco de crema y puso un poco en ambos hombros, continuó masajeandolos.

— ¿Así? –preguntó sin dejar de masajear.

— Mmm, si –dije con satisfacción, él rió levemente resoplando aire en mi oído, haciendo que mi piel se erizara. Él lo notó y comenzó a soplar en mi oído, esta vez a propósito– oye –reí y sobé mi oído con el hombro. Adam rió y me dio una nalgada.

— ¡Aush! –me quejé.

— Rico.

— Tonto –puse mi blusa debajo de mis pechos y me volteé boca arriba con mucho cuidado. Adam se hizo encima de mi sin dejar caer su peso.

— ¿Quieres que masajee tus piernas? -dijo y empezó a besar mi cuello. Sonreí, puse las manos en su pecho y lo alejé de mi.

— Mis piernas.

hizo una mueca y luego rió, se quitó de encima y bajó a mis piernas para luego sacar suavemente mi pantalón para no lastimarme. Agarró la crema y puso un poco en ellas para luego masajear desde la punta de mis pies hasta los muslos.

Este chico debería ser masajista, tiene manos muy, muy suaves. Adam subió sus manos lentamente a mi vagina y comenzó a acariciar este haciéndome jadear, luego metió su mano por mi ropa interior y deslizó su dedo en mi feminidad.

— ¿Que haces? -solté un jadeo.

— Abre las piernas.

ordenó y eso hice, las flexioné. Él sacó mi calzón e inclinó su cabeza acercándose a mi vagina para luego besarla, arqueé la espalda y apreté la almohada soltando un gemido. Se sentía bien, sentía algo que no puedo explicar, solo sé que quería más e incluso quería otra cosa, quería hacerlo; estaba totalmente decidida a hacerlo.

Sentí como su lengua entraba poco a poco en mi y tuve que tapar mi boca para que mis gemidos no se oyeran. Destapé mi boca y mordí mi labio inferior por el placer.

— Hazme tuya -pedí. Él levantó su cabeza y esbozó una sonrisa.

— No sabes cuanto te deseo, Jones. pero quiero hacer bien las cosas, también quiero que estés lista y segura.

— Pero estoy lista y segura.

— No, solo estás excitada -volvió sus labios a mi vagina y continuó con el oral, hasta que finalmente me vine- ¿así está mejor? -asentí. Él sonrió y se hizo a mi lado, relamiendo sus labios.

Yo estaba roja por lo avergonzada que  sentí después de que se me pasara lo caliente, ahora no solo ha visto mi cuerpo, sino que también hizo algo más con él. Se sintió bien, no lo niego pero, joder ¿porque tuve que decir eso?

Hasta que la muerte nos separe  [Completa ✔️] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora