Un Beso Bajo El Agua

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— Basta, Luna, ya entendí. Ya se que es hora de levantarse –Luna estaba lamiéndome  la  cara y jalando la sabana, y no solo a mi, también a Adam pero el estaba profundamente dormido; parecía que ni un temblor podía despertarlo.

Me senté encima de el y comencé a llenarle de besos toda la cara con el propósito de despertarlo, y lo logré. Se despertó, pero no abrió los ojos solo sonreía disfrutando de lo que yo hacía.

— Creo que tendrás que venir a vivir conmigo para que me despiertes siempre de esta forma. Eres el mejor despertador qué hay en el mundo –dijo en un tono sombrío pero alegre.

— Y tú la personita qué alegra mis mañanas –le di un beso–.

— Quedémonos aquí acostados –sugirió, abrió los ojos–.

— Me encantaría pero tenemos hijos que alimentar.

— Ouh, cierto, lo había olvidado. También había olvidado que hoy te llevaré a un lugar, ve a tu casa y haz lo que tengas que hacer, quiero que eso de las 11:00 estés lista.

— Está bien ¿quieres que lleve algo?

— Solo ropa interior –sonrió con inocencia–.

— Está bien.

—Bien. Ahora ve, yo me encargo de Norris, nos vemos en dos horas.

— Nos vemos –me incliné hacia el y lo besé. El me correspondió el beso, luego me quité de encima y me bajé de la cama para después ir a la ventana.

— Baja con cuidado, mi Pequeña hada.

— Tranquilo, Gruff, no pasa nada –sonreí, me devolvió la sonrisa. Salí por la ventana y entré con cautela a mi habitación por medio de la ventana, Ares estaba acostado en su cama pero en cuanto me vio comenzó a ladrar y a llorar, saltando a mi alrededor. Tuve que arrodillarme y taparle la trompa para que se tranquilice. A esta hora ya todos estaban despiertos así que lo que me preocupaba no era despertarlos, si no, que se enteren que no pasé la noche aquí o que sospecharan.

Me quité la ropa que tenia puesta y me puse mi pijama, luego de eso la puerta se abrió, por suerte era Sophia; tal vez por los ladridos de Ares ella supo que había llegado. Sophia cerró la puerta detrás de ella y se acercó a mi.

— ¿Donde estabas? –exclamó en voz baja–.

—  En casa de Adam ¿por qué?

— Porque tus padres me preguntaron por ti y les dije que aún seguías durmiendo.

— ¿Y que te dijeron?

— Me dijeron que era raro porque tú siempre te despiertas primero que ellos.

— Carajo. Gracias por eso Sophi.

— Está bien, pero para la próxima llega más temprano que eso de mentir no se me da muy bien.

— Está bien, lo prometo. Y por cierto, perdón por lo de anoche –dije apenada–.

— Ey, está bien lo pasado pisado. Además no vi casi nada... Ahora entiendo como se sintió Adam al vernos a Axel y a mi teniendo sexo –rió, pero luego su sonrisa desapareció. Bajó la mirada.

—... Tú lo quieres para algo más que sexo ¿no es así?

Asintió— si, pero que le chillen mis tripas porque yo no.

— Ay Sophi, deberías escucharlo, no pierdes nada con hacerlo.

— No gracias, mi orgullo no me lo permite.

Negué con la cabeza. La puerta volvió a abrirse un poco, mamá asomó su cabeza.

— Lamento interrumpirlas niñas. Buenas noches cariño.

Hasta que la muerte nos separe  [Completa ✔️] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora