Un Oscuro Pasado

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— Basta, por favor ya no más, para, me estas lastimando –susurró dormido, estaba soñando– ¡qué te detengas! ¡Me duele! –se quejó mientras sacudía su cabeza de un lado a otro, su rostro expresaba dolor y miedo–.

— Ey, Adam –lo moví intentando despertarlo–..

— ¡No! Ya basta, por favor –suplicó–.

— Adam.

— Basta.

— Ey –finalmente, logré despertarlo, se sentó de golpe; sudaba a chorro y su respiración estaba agitada como si haya corrido durante 10 minutos sin parar– tranquilo, tranquilo, solo fue una pesadilla, calma –traté de calmarlo mientras limpiaba el sudor de su frente con mi mano, Adam me miró por unos segundos y luego me abrazó, rompiendo a llorar como un niño; como un niño desconsolado, como un bebé recién salido del vientre de su madre. Quise preguntar que pasaba pero mejor dejé qué se desahogara tranquilamente, una ves ya más calmado se separó de mi aún con los ojos llorosos, abrí la boca para preguntarle pero el no lo permitió. Me dio un beso un poco largo y luego susurró a unos cuantos centímetros de mis labios.

— Gracias... Por darme tu hombro, por estar aquí –agradeció con voz suave, aun así se lo oía sexy.

— Dije que estaría aquí y que te ofrecería mi hombro como un paño de lágrimas –respondí con el mismo tono suave– ahora dime que pasó.

— Eso no te puedo contar –se limitó a decir, despertando más la curiosidad en mi.

— Prometimos qué...

— Se que lo prometimos –me interrumpió– pero Jones, eso no... Ahora vamos o llegaremos tarde al instituto –dijo preocupado y con un semblante serio.

No dije nada simplemente me levanté y me arreglé, el vestía de negro como de costumbre solo que era algo sencillo y sexy. Pero esta ves no usaba su chaqueta solo vestía una camiseta mangas cortas qué dejaba ver sus tatuajes y un pantalón negro ajustado, me pregunto como no le da frío, Yo usaba un vestido celeste con pequeñas flores blancas ajustada al cuerpo, medias de invierno y la chaqueta., desayunamos y luego nos fuimos al instituto. Adam estaba serio, distraído y preocupado, en todo el día estuvo así; ido, como si su alma no estuviera ahí y sólo se encontraba su cuerpo.

Lunes, martes, miércoles más bien toda esta  semana estuvo así como una «Merlina Adams» no sonreía solo se mantenía serio, también dejó de pasar tiempo conmigo, solo se quedaba dos horas o máximo tres, sin dejar su semblante serio. Dormía conmigo de ves en cuando y seguía teniendo pesadillas; se quejaba, se levantaba asustado en las madrugadas y se quedaba despierto, en ciertas ocasiones lloraba en silencio pero yo podía oír sus sollozos. Me preocupaba pero el no quería decirme nada por más que insistiera.

— Bueno, ¿quien se apunta para ir al bar este sábado? –habló Axel–.

— Yo.

— Creo que yo también –respondí después de Sophia–.

— Vale, ¿y tu Adam? –Adam estaba distraído, mirando a la nada, luego volvió su vista a Axel–.

— ¿Mmm? ¿A donde?

— Al bar –contesté– mañana.

—... No lo se, creo que estaré ocupado.

— Vaya que novedad –solté con sarcasmo rodando los ojos, el solo me miró.

— ¡Verónica! –replicó Sophia en un susurro, incómodo–.

— No, es que el siempre está ocupado ¿o no? –lo miré–.

— He estado... No me he sentido bien últimamente –contestó molesto, pues desde esa noche es así.

— Lo entendería si me dijeras lo que sucede; te he dado tu espacio, no te he insistido sobre ese tema ¿Pero no crees que merezco una explicación acerca de tu comportamiento? Porque no solo estás distante si no que también te estas portando indiferente conmigo.

Hasta que la muerte nos separe  [Completa ✔️] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora