A medida que el mes se agotaba y la primavera florecía con el pasar del tiempo había comenzado la cuenta regresiva, era hora de que los mellizos llegarán al mundo. Había una clima de ansia muy grande no solo en los padres si no que también en los demás el día que les correspondía ir a practicar la cesárea al Omega.
La noche anterior Jongho estaba en vela, no podía dormir, su mente estaba por todas partes y solo estaba sentado a la altura del respaldar de la cama mirando a la semi-oscuridad del cuarto, pensaba que pasaría a partir de ahí cuando tuviesen a los dos pequeños en casa. No se cuestionaba en sí estaba preparado porque nunca se está preparado para la paternidad, sabía a la perfección de primera mano, cuando nació su hermano menor todas las técnicas que su madre había desarrollado con él eran inútiles y tuvo que ingeniar toda una nueva estrategia para lidiar con el nuevo bebé, era así de sencillo. Cada pequeño venía con sus exigencias propias y la peor opción era intentar seguir los mil y un consejos que se les dieron en el momento que se enteraron que iban a ser padres. Jongho estando ahí sentado llevó su mano al protuberante vientre de Yeosang con suavidad para no despertarlo, incluso sus bebés estaban totalmente quietos dejando descansar a su papá como si supieran que necesitaba de energías al otro día, Yeosang entre sueños buscó acurrucarse contra Jongho pero terminó despertándose al no encontrar su espacio entre Jongho para sentir la protección del Alfa. Abrió sus ojos y levantó su cabeza algo confundido solo para ver la mano de Jongho en su abdomen mientras le daba caricias.
-¿Honey-ttang?— Yeosang murmuró aún algo dormido.
-Bebé, perdón...- Jongho acomodó sus cabellos. Ambos se podían ver un poco gracias a la luz de la madrugada que se colaba por el gran ventanal de su cuarto.
-¿No has dormido?— Yeosang se estiró en la cama logrando que su camiseta de algodón se levantara, Jongho la acomodó en su sitio volviendo a acariciar.
-Solo un poco- Yeosang se apoyó en su brazo sano con ganas de sentarse pero Jongho rápidamente se acomodó para hacer la mayor fuerza en el movimiento y sentarlo a su lado -¿No estás nervioso?- Jongho preguntó finalmente.
-No, estoy feliz. Finalmente les vamos a ver. Quiero que sean como su papá, serían realmente lindo así - Jongho negó.
-Tú eres más bonito― Jongho le deja claro.
-Imagina entonces lo lindos que serán los bebés― Yeosang sonrió y acomodó su cabeza sobre el hombro de Jongho -Solo relájate, los bebés van a sentir tus nervios. Es un momento para estar muy felices, es casi como la noche anterior a una excursión escolar... ¿No te sucedía? Es como que estás muy ansioso y por eso no duermes pero al otro día en el viaje estás cansado antes de medio día... Eso me pasaba pero no es lo ideal en estos momentos, vas a estar cuidándoles apenas terminen de tomar su primera leche, yo tendré que descansar de la cesárea― Yeosang dijo lo último con un puchero y aunque Jongho no podía ver su rostro por la manera en la que salió su voz era más que claro.
-Si, estaré ahí contigo y con los bebés todo el rato― Jongho hizo que Yeosang se levantara del respaldar un segundo para pasar su brazo izquierdo y abrazarle, Yeosang no dudó en rozar su nariz contra la tela del pijama de su Alfa mientras se sentía incalculablemente feliz, sus pequeños pronto estarían con ellos, no le importaba si no le dejaban dormir o tenía que alimentar y cambiar pañales cada hora, su corazón latía con fuerza cada que pensaba en ellos, les había cuidado esos ocho meses y cada día parecía hacerse más larga la espera.
(...)
Esa madrugada estuvieron un par de horas despiertos y Jongho terminó finalmente durmiéndose a 3 horas de tener que levantarse para ir al hospital, iban con sueño. Si, Yeosang se había quedado despierto con él ese rato, no podía dejar al padre entrar en crisis cuando tenía que estar en las óptimas condiciones.
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THE ALPHA CLUB |Omegaverse Woosan, Seongjoong, Jongsang|
RomanceEl club alfa Compuesto por los verdaderos alfas, respetados, temidos y de buenas familias. Sus instintos fuertes luchan por ser contenidos y una vez desatados no hay marcha atrás. Su ambición es tan grande como el deseó de su criatura interior, y e...