-Denme un momento por favor- San suspiró pesado al tener que parar su clase de lectura al no dejar de escuchar, risas, golpes y algarabía desde el salón contiguo.
Salió del aula y solo vio una pelota de papel salir volando por la ventana del salón del lado, se preparó mentalmente para no asesinar a los adolescentes de ahí, cuando entró se hicieron unos segundos de incómodo silencio mientras grababa las caras de todos y cada uno de los jóvenes ahí metidos para llamarlos a detención.
-Iseul, Jangmi, Jooeun, Jihwan...- San mencionó los nombres de los que no se habían percatado de su llegada que corrieron a sentarse- ¿¡Acaso no tienen clase!?.-
-El maestro no llegó- Uno de los alumnos se defendió.
-¿No llegó? ¿Que clase tienen? No se suponen que tengan hora libre en esta época, nadie está trabajando en nada― San frunció el ceño.
-Es clase de historia- San sintió su límite de enfado superarse al saber que esa algarabía era encima por culpa de su 'mejor y peor amigo'.
-¡Aún así! Los demás tienen clase. sepan que más tarde cuando tenga clase con ustedes van a tener examen de los últimos temas del semestre, prepárense- Cuando San sentenció eso con su mirada fría pronto se escuchó el discutir de los alumnos -Si les molesta mucho, vayan hablen con el director claramente va a amar el desorden y la irreverencia que se armaron en veinte minutos que estuvieron sin un maestro, es hora de que se comporten como personas de su edad, ya no son niños.- San salió de nuevo al pasillo donde entró al aula donde daba clases y le indicó al presidente de la clase que continuara la lectura mientras iba a buscar al Omega alto ya que lo había visto en la mañana bien y ahora ni tenía ninguna justificación para hacer lo que hizo, corrió escaleras arriba hasta sala de profesores donde antes de entrar logró percibir el aroma a mandarinas dulces, fue como un balde de agua fría y cuando entró a la sala vio al alto Omega recostado contra su escritorio, su rostro estaba contra la tabla de madera y veía un ligero temblar, el aroma era bastante fuerte aunque con tanto tiempo de amistad ya se había de cierta manera acostumbrado así que se pudo acercar sin mucho disgusto.
-Park Seonghwa- San sacudió el hombro del más alto que apenas levantó su rostro estaba sonrojado y con los ojos húmedos -...¿Qué demonios?-
-L-Lleváme a casa, por favor- San sintió una ola más fuerte del aroma que lo hizo sobresaltarse y se dio cuenta que sus planes de joder a los revoltosos de sus alumnos habían quedado en segundo plano.
(...)
-¡Señor Jung!- Llegaba el asistente del Alfa abriendo la puerta de la oficina de par en par casi haciéndole tirar el café que tenía el moreno sobre el escritorio -¡Perdón por eso! Pero tenemos muchos problemas en el cuarto piso-.
-¿Qué clase de problema?- El alfa se puso de pie mirando a su asistente pálido por el susto mientras salían a paso rápido de su oficina.
-El señor Kim, no sabemos que tiene pero nadie ha podido entrar al piso sin estar doblegado ¡Ya han vomitado dos alfas con solo abrirse las puertas del ascensor!- El más joven junto Wooyoung se mostró martirizado y por el edifico claramente se notaba el pánico de tener a un Alfa real acuartelado en un solo piso doblegando a toda alma que se acercase a un radio de veinte metros a la redonda, Wooyoung corrió hasta el ascensor y pidió que nadie lo siguiera, ya había pasado por algo así cuando Jongho tuvo el primer celo así que no creía que fuera la gran cosa, grave error.
El aroma frío del Alfa del medio le hizo arder los ojos sorprendiéndolo un poco, pero se adentró por el piso desolado hasta que se metio en la recepción del despacho Hongjoong.
-¿Hongjoongkie? ¿Estás bien?- Wooyoung abrió la puerta de cristal que lo separaba del Alfa ante la negativa y fue golpeado de nuevo por el aroma que lo hizo aferrarse a la puerta algo desorientado, ahora sí asustándole de mala manera.
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THE ALPHA CLUB |Omegaverse Woosan, Seongjoong, Jongsang|
RomanceEl club alfa Compuesto por los verdaderos alfas, respetados, temidos y de buenas familias. Sus instintos fuertes luchan por ser contenidos y una vez desatados no hay marcha atrás. Su ambición es tan grande como el deseó de su criatura interior, y e...