— A ver. Es cierto que ya apareció mi competencia. — puso manos a la cintura — Sólo yo, puedo ser el consentido de la casa.
— ¡Negro!. — gritó emocionado un hombre en otra mesa.
— Sera... — murmuró Mónica reprochando.
El muchacho se acercó a donde estaba Ismael, lo saludó de beso y abrazo. Como las mesas no estaban tan retiradas, una de la otra. Se podía escuchar su conversación.
— ¿Por qué hasta ahorita, mijo?.
— Aahh, unos pedillos con la aerolínea, apá. Nada grave.
— Ya casi llegas mañana, cabrón. — lo regañó.
— Pero ya estoy acá, viejo. — dijo dándole unas palmadas en la espalda — Y no se me malille, que a su edad ya no está para esos trotes.
— Condenado carbón.
Le dio una risa divertida, para luego levantar la mirada y empezar a buscar entre todos.
— Y la niña... ¿Dónde está?.
— Es ella, prieto. — habló Ismael señalándome.
Estábamos literalmente, en la mesa de a lado. Fue más fácil para quien se llamaba Serafín voltear a verme.
— Ijuesuchingada madre. Está bien chula la plebe. — se quitó los lentes que traía puestos, viéndome de arriba abajo, acercándose — Y no maaa. Hasta tiene los ojos tristones, como nosotros.
Podía sentir como me sonrojaba de la vergüenza. Y sin previo aviso me abrazó escondiendo mi rostro en su pecho, haciendo movimientos de lado al lado.
— Ay, Mariettita. No sabes cuánta falta no hiciste.
— ¿Y tú quién eres?. — pregunté aun en la misma posición.
— Y tiene el acento regio bien marcado. — sentí como se carcajeó, para luego separase de mí — Yo pequeña. Soy Serafín. Soy tu hermano.
Hermano. Mi corazón se hizo pequeño al acordarme de Toñito, mi hermanito.
— Siempre queriendo resaltar en todos lados. — dijo burlón Vicente.
— ¡Y soporta Vicenta!. — Serafín hizo tronar su lengua.
Admito que eso me había hecho gracia. Pero aun así permanecí seria.
— ¿Y en dónde estuviste todos estos años?. ¿Te trataron bien?. Mira que si esos hijos de la... — lo interrumpió Midiam.
— Ya Sera, ya. Luego habrá tiempo para que le preguntes todo lo que quieras. — me tomó por los hombros alejándome de él — Pero primero deja que cene.
Nuevamente nos sentamos en la mesa. En el transcurso de la cena, me di cuenta que todos parecían llevarse más que bien, y sin dejar de mencionar que se veía que eran muy unidos.
Lo único que mantenía incómoda, era sentir, que no encajaba. A pesar de que me incluían en sus pláticas haciéndome preguntas como, qué estaba estudiando, qué si tenía amigos, y todo ese tipo de cosas.
Llegó un momento donde algunos estamos en la mesa sentados con Ismael en el extremo de la mesa. Hasta qué Sera, cómo le decían, empezó hablar.
— Es que mire apá, sí se parece a la Gaby. — tomó mi rostro dándole vueltas a los lados — Nada más tiene los mismos ojos que todos nosotros, pero ya es herencia de familia. — vi que Ismael soltó una carcajada negando — De ahí en fuera, si se parece a la mamá.
— Gaby era muy bonita. — dijo Mónica tiernamente.
— Cómo no... Por algo fue reina de belleza. — dijo Ismael.
— Pura belleza en esta familia, en verdad que sí. — Vicente dio una sonrisa sincera.
— Lo sé. Gracias. — respondió Serafín.
Todos rieron seguido del sonido de un golpe hueco. Teresa le había dado un zape a Serafín.
Pasaron un par de horas y esto parecía que seguía, pues todo mundo estaba en lo suyo. Los adultos charlando entre ellos, mientras que los niños corrían de un lado a otro jugando.
Quisiera tener esa energía.
Honestamente me seguía sintiendo fuera de lugar, y le avisé a Midiam que me iría de nuevo a la habitación. No se lo pedí, pero no dudó junto con Mónica en acompañarme.
— ¿A qué hora acaba esto?. — pregunté mientras me quitaba los tenis.
— ¿Ya quieres que nos vayamos?. — preguntó Mónica divertida. Mientras que Midiam sacaba una cobija de unos de los cajones, ya que era una noche algo fría.
— No, pero... — reí — pensé que sólo era una cena.
— Acostúmbrate, que así son las comidas, fiestas, pedas, festejos aquí. — dijo Midiam muy tranquila.
— Lamentablemente ya pasó tu cumpleaños. Pero de haber sido lo contrario, papá seguro te hubiera hecho fiesta en grande por todos estos diecisiete años. — bromeó.
— No te preocupes. Seguro que el año que entra así será. — le dijo a su hermana.
— Si es así, yo pongo el pastel. — dijo Mónica.
— Yo la decoración.
Después de una plática algo larga, ahora ellas se despidieron y se fueron dejándome por fin sola.
Entré al baño y me lavé la cara. Cuando me estaba secando, le presté atención a lo que anteriormente había dicho Serafín. Quizás era cierto que la forma de mis ojos era similar a los de ellos, de hecho, más precisamente como los de Ismael y Vicente. Pero seguro sólo era una coincidencia, nada más.
De nuevo se me vino a la mente Toñito. Qué estará pasando por su mente ahora que no estoy, ¿Se habrá dado cuenta?, ¿Mi tía lo estará tratando bien?.
Sé que yo no era de su agrado, y por eso la razón de sus desprecios y rechazos que siempre aguantaba para tenerle a Toñito un lugar seguro donde vivir. Pero la verdad temía que ahora que yo no estaba le pudiera hacer algo, incluso sacarlo a la calle a trabajar como lo hizo conmigo.
Y sin querer las lágrimas comenzaron a bajar.
Sólo quería encontrarle una explicación a todos esto, y que ya acabara.
No llegamos pero quedamos cerca... Aún así quise subirlo jijiji 😅
Que ya conozca a la rata o todavía aguanta??
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Marietta - OGL
General Fiction- Quién diría que una "desgracia", me devolvería a mi familia... 🔜 Marzo 04, 2023 🔚 Junio 04, 2023