Fuga

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Nos sentamos en nuestros respectivos lugares y Ermida no tardó en llegar con la comida.

Luego de esperar algunos minutos a que dejara de estar caliente la comida, empezamos a comer. Aunque claro y comencé a comer un poco más lento de lo normal.

Quería esperarlo.

— Oye, we. — habló Vicente antes de sorber una cucharada de su plato.

— ¿Eh?.

— Estaba pensando en que hace mucho no salimos juntos.

— Cierto, cierto. Hay que decirle a Mayelito, a ver si se anima.

— Para eso sí no se cansan. — renegó Ismael — Fiesta, tras fiesta.

— Cómo de ser, apá.

— Buenas.  — ¡por fin!.

Apareció con el cabello húmedo, y con otro tipo de ropa.

— Ratón. 

— Padrino. — lo saludó — ¿Cómo ha estado?.

— Bien, aquí batallando con estos parranderos.

— Rebeldes y atrevidos. — agregó Sera haciéndonos reír por la referencia.

— Que cosas... — dijo riendo.

— Siéntate hijo. Ahorita pido que te traigan la comida.

— Gracias. Ya me andaba de hambre. — se acercó una silla para sentarse.

— Oye, Ratón. — volteó para prestarle atención — Le digo al Isma y Sera que deberíamos salir un día de estos. Como antes, ¿Te acuerdas?.

— Estaría bien.

— Sirve y de que sacamos a Ttita a dar la vuelta. Pa' que se oree. — dijo Isma.

— No, no. No me gustaría que la llevan a esos lugares que ustedes van. No, no. — negó Ismael.

— ¿Por qué, apá?. Deja que se divierta la muchachona.

— No, ahí no. Además, es menor de edad. No la van a dejar pasar.

— Por eso no hay pex... — dijo tranquilo Vicente — Si la dejan.

— Además cuando salíamos, también el Ratón era menor de edad, tenía 15. Y así lo dejaban pasar.

— No. Está muy chica todavía. — seguía negando.

— Apá...

— Si quiere, puedo invitar a mis hermanas también, padrino. Para que no esté nada más con nosotros. — dijo Ovidio.

— Síi. Y le decimos también a la Teresa y la Midiam. — dijo Isma.

— No lo sé.

— A ver pero, ¿Qué opinas tú?. — me preguntó Vicente.

— ¿Quieres ir, o nel?. 

Los cinco hombres me voltearon a ver, pero yo nada más voltee a ver a Ismael.

— ¿Puedo ir?. Por favooor.  — puse una sonrisa inocente.

Ahora los cinco volteamos a ver a Ismael.

— Es que...

— Ándele apá. Mire, ¿Cómo le va hacer eso a la niña?. — dijo Vicente levantando mi rostro con su mano.

Ismael me vio con cara de remordimiento, hasta que la cambio por una de resignación.

— Pero cuídenmela bien, muchachos.

— Simón, apá. Yo la cuidaré. — dijo seguro Sera.

Ismael rodó los ojos.

— El chiste es que confíe en nosotros, wey.

— Ooh, 'pss.

— Entre todos las cuidamos, padrino. — habló Ovidio.

— Eso espero, Ratón.

...

— Mira, ¿Qué tal este?. — Midiam me enseñó un vestido.

— Es bonito, pero... ¿No, crees que está muy ceñido?.

— Pero que tiene... Se ve sexy, y además tienes bonito cuerpo. Te luciría. — dijo sonriendo.

— Pero...

— Podrías usarlo el viernes que van a ir al antro. — aportó.

— Prefiero otra cosa. — dije riendo.

— Pero cosas holgadas, no... Siempre andas así.

— Es que es cómodo y aesthetic. — bromeé.

— Ay, no... — suspiró — Cada vez le entiendo menos a la chaviza de hoy en día. Bueno, ahorita entramos a otra tienda. Mejor vamos a comer.

Llegamos a un restaurante que estaba en la plaza, nos sentamos y pedimos nuestras respectivas comidas. Y claro, como yo tenía paladar de niño pedí una hamburguesa con papas y nuggets.

Estábamos tranquilamente comiendo, cuando...

— Midiam... ¿Cómo estás?. — llegó una chica rubia a la mesa.

— Adriana. Hola. — se puso de pie para saludarla — ¿Como están?. 

Adrianita... ¿Adriana?, ¿La ex de Ovidio?.

— Bien, bien. Aquí paseándome. ¿Y ustedes?... Hola. — me extendió la mano. 

— Hola. — respondí estrechando su mano. 

— Adriana, ella es mi hermana Marietta. No sé si la conociste en el cumpleaños de mi papá. 

— Creo haberte visto. — sonrió — Pero no sabía que tú eras Marietta. Mucho gusto, Adriana Meza.

Sí es.

— El gusto es mío. — le devolví la sonrisa.

— Perdón por interrumpir su comida, lo siento. 

— No, no te preocupes. No pasa nada. — dijo Midiam. 

— Bueno, sólo me acerqué para saludarlas. Qué bueno verlas, y un gusto conocerte por fin, Marietta.

— Igual. 

— Hasta luego. Cuídense. — se despidió.

— Bye. — dijimos Midiam y yo cuando se empezó alejar. 

Una vez que se fue, me animé hablar.

— ¿Quién es ella?. 

— Es sobrina del señor Manuel. A él si lo conoces. — asentí — Y pues también es la exnovia de Ovidio.

— Ohh. Creo algo así escuché, que eran novios desde hace mucho. 

Asintió. — Desde niños, casi. Pero bueno, a veces las cosas pasan. 

Seguimos comiendo "normal", aunque yo aún tenía la duda


...


— A ver, una vueltecita. — dijo Tere agarrándome de la mandó y dándome una vuelta.

— Ellaaa. — canturreó Mónica.

— Te ves bien perris. — dijo Sera.

— Gracias. — respondí sonriendo y mirándome — Pero no creen que el peluchito del top es muy... Llamativo.

— Nop. Al contrario, creemos que vas muy casual. — dijo Tere sin importancia delineando sus labios.

— Es verdad. Deja que veas como van las demás vestidas.

— Además, es para que te veas más mayorcita. Pero no creo que te digan nada. — dijo Mónica.

— En corto. Ya quiero enfiestarme. — apareció Mayelito en la puerta.

— Yaa. Ya acabamos. — terminó de abrochar su zapatilla.

— Pues fuga. — Sera se asomó al espejo y acomodó su camisa.


Marietta - OGLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora