Rucos night

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Me sentía un poco nerviosa cuando vi que llegamos al antro que tanto mencionaban. Había escuchado que ya estaban adentro los chapitos y sus hermanas.

— ¿Y si no me dejan pasar?. — pregunté mientras miraba a los cadeneros que seleccionaban a las personas para dejarlas pasar — Se ve que no son muy amigables.

— Tu tranqui, pequeña. — dijo Vicente riendo — No te van a decir nada.

Me tomó por sorpresa que no entramos por enfrente sino, que rodeamos hasta una puerta que parecía como de almacén y dentro de ahí, había unas largas escaleras  que subimos.

Al abrir la última puerta, la música a todo volumen retumbó en mis oídos y las luce de colores nos iluminaban cuando íbamos caminado.

Llegamos a las mesas que tenían apartadas y los saludamos a todos. Cuando nos dimos cuenta de todo el espacio que abarcábamos, ya eran cuatro mesas y varios juegos de sillones juntos.

— Te ves muy bien hoy. — lo escuché detrás de mí.

Le sonreí cuando me giré a verlo. Aunque él también tenía una sonrisa en rostro, mientras acercaba su vaso para beber.

— Tú también. Déjame decirte que el verde oscuro te queda muy bien. — espero que no haya notado el tono en que se lo dije.

Amplió su sonrisa. — Gracias. Y a ti también te queda el negro. Te resalta.

Asentí. — Gracias.

— ¿Gustas?... Es whisky. — preguntó señalando su vaso.

— Ehh. Sí, poquito.

— ¿No te regañan?.

— No lo sé. — reí.

— ¡Heeey!, Falta Ttita de shot. — gritó Mayelito.

— ¡Síi!. — gritaron los demás.

— Ya vi que no. — rio.

Las horas pasaron y luego de dejar el nerviosismo atrás, por fin me estaba divirtiendo, aunque eso conllevara a que ya tuviera unos traguitos encima. Pero estaba contenta.

Me senté en uno de los sillones porque ya me sentía algo cansada y con sueño, pues no estaba acostumbrada a esto.

— Qué pasó, ¿Todo bien?. — me preguntó Tere sentándose a mi lado.

Asentí. — Sí. Sólo que ya me dio sueño.

— Ay, pues...— miró a los lados — ¡Vicente!. Ven we. — lo llamó.

— ¿Qué Pachuca, por Toluca?. — llegó haciendo un baile raro junto con Alfredo.

— Ttita ya tiene sueño.

— 'Pss, ahorita le juntamos unos sillones pa' que se acueste.

— Seas mamón, wey. — le dijo Iván.

Me reí.

— Qué we... En mis tiempos eran sillas de plástico.

Negó. — Creo que el Ratón ya se iba a ir. Deja le pregunto a ver si te da raite.

Lo llamó y a los pocos segundos llegó.

— Wey, ¿Ya te vas?.

— Sip. Mañana voy al rancho, voy a ir a ver a mi amá.

— ¿Crees que te puedas llevar a Marietta?. Ya tiene sueño, ¿Tú crees?.

— Sí. Me queda de pasada. — asintió sonriendo.

— No quiero molestarte. — dije rápido.

— Naah, cuál molestia... Me queda cerca.

— Ya está. Sobres, carnal.— se despidieron de una abrazo.

Marietta - OGLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora