— ¿Pizza?. — pregunté.
— Naah, casi no me gusta la pizza. — dijo negando.
— ¿Sushi?. — negó — ¿Boneless?. — volvió a negar — ¿Entonces?.
— Ño. — se acomodó en el sillón — Se me antoja algo más con colesterol.
Reí. — ¿Huevo?. — dije bromeando y me miró aburrido — Yaa, pues. No sé, ¿De qué traes antojo?.
— ¡Hamburguesas!. — dijo emocionado.
— ¿Quieres que pidamos hamburguesas?.
Negó. — Noup. Quiero que las hagamos.
— Hacerlas... Pero, y si nos quedan mal. Crudas, no sé.
— No creo. Eres buena cocinando. — me miró — La otra vez te quedaron buenos esos taquitos rojos. Diez de diez, besos a la chef. — me besó.
— Receta secreta de Ermida... De nada. — le guiñé un ojo.
— No pues, después de probar tu comida, ya sé que cocinar, no es lo único que sabes hacer rico. — dijo de una manera coqueta.
Sentí mis mejillas arder.
— Atrevido. — golpeé gentilmente su hombro.
— Yo decía los masajes en la espalda que me das, loquita. Luego, luego te vas por... híjole.
— Si como no. — lo miré con los ojos entrecerrados — Anda, mejor hay que apurarnos a empezar con la comida. No sabemos cuánto nos vayamos a tardar.
— Cómo ordene la jefa. — hizo un saludo militar.
Me reí
Luego de que Ovidio mandara a traer algunas de las cosas que necesitaríamos, nosotros empezamos buscando utensilios y picar alguna de la verdura que ya tenía aquí en su casa.
Y una vez que llegaron las cosas, tardamos más de lo estimado ya que, Ovidio y yo nos poníamos a jugar con las cosas.
Sí, lo sé... No se debe jugar con la comida porque es desagradable y luego se desperdicia. Peor el punto a favor que teníamos esta vez, es que sólo cocinaríamos para nosotros dos. Así que no había problema.
Justo estábamos a punto de comer, cuando empezó a sonar un celular. Siendo directa, era el celular "especial" que Ismael me había regalado.
— ¿Ttita?. — escuché del otro lado.
— Sí, Vicente. Soy yo, ¿Qué pasó?.
— Nada. Es que mi apá me dijo que te marcara para saber cómo estabas... Otra vez.
— Pero si acaban de marcar hace cómo... Media hora.
— Sí, pero ya sabes cómo es. — dijo suspirando — Ya ve apá, está bien la niña.
— Dile que se cuide. Que como quiera ahí le eché en la bolsa una cortita y un gas pimienta si no quiere usar la primera... Por si las moscas. — escuché la voz de Ismael angustiada.
Lo bueno que si confiaba en Ovidio y en mí. Pensé
No pude evitar reír.
— Creo que ya lo escuchó... Bueno pues, ya lo escuchaste.
— Siip. Dile que cualquier cosa yo le llamo. Y que la hora de llegar es a la misma, en la noche.
— Híjole. Y ni a mi me daba esos permisos, apá. — ambos empezaron alegar, hasta que Vicente volvió a la línea — Bueno, ya está chaparra. Te vemos al rato. Adiós.
— Bye.
Suspiré
— ¿Otra vez?. — preguntó divertido.
Asentí apenada. — Síi. Para lo mismo de siempre.
— Tranquila, cariño. Yo lo entiendo. — acarició mi mano — Sólo te está cuidando.
— Pues sí pero, ¿Marcar tres veces seguidas, en cuatro horas?.
— Eres su tesoro, amor. Entiende que no te quiere ver mal.
— Pues sí. Eso lo sé. — me sonrió — Pero bueno. Mejor comamos que luego se nos enfría.
— Y yo con el hambre que traigo. — sobó su estómago.
— Come pues.
— Provecho, bonita.
— Provecho, Ratoncito.
....
— Ay. no... Pobrecito Sera. — dije entre risas — Que malos eran con él.
— Nosotros qué... Vicente era el más calado con él.
— Hasta la fecha, diría yo.
— Pero el Sera aguanta carrilla.
— Sii... — suspiré — Qué cosas.
— Tengo una pregunta. Tal vez un poco random y extraña. Pero me tiene con duda. — dijo sentándose a un lado mío, recargando su peso con una mano en la cama, quedando él arriba y yo abajo.
— A ver... Pregunta.
— Si tuvieras la oportunidad... No sé, de volver a dónde estuviste todo este tiempo, ¿Volverías?. A pesar de ya conocernos a todos y habernos tratado.
— Pues...
— La verdad, eh. ¿Quieres volver?.
— Quizás.
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Marietta - OGL
General Fiction- Quién diría que una "desgracia", me devolvería a mi familia... 🔜 Marzo 04, 2023 🔚 Junio 04, 2023