Ay, no... ¿Qué le diría?.
— Aah, s... ¿Sí?.
— Sí. Debo de confesar, que admiro que haya tenido el suficiente coraje de venir a darme la cara. — su semblante aún permanecía serio.
¿A caso se atrevería a decirle...?. No, no creo que fuese ese tipo de persona.
— ¿Estás enojado?. — pregunté inocente.
A veces eso funcionaba... Creo.
Lo único que se escuchó, fue el sonido de su profundo suspiro.
Negó. — No. De hecho, no. Al contrario, le agradezco que me haya tomado en cuenta mi opinión. No cualquiera hace eso.
— Entonces...
— Le di mi permiso. — me sonrió a medias — Eso sí. Quiero asegurarme de que te va a tratar bien, como te mereces. Que te respeta y que de verdad te quiere... — me abrazó — Pero te pregunto a ti, ¿Si de verdad quieres iniciar una relación con él, mi vida?.
Ahh, era eso.
— Pues...
— Porque si no, mira yo le puedo decir que no y... — le puse mi mano en su espada para que se calmara.
— Yo si quiero a Ovidio. Quiero estar con él.
Suspiró. — ¿De verdad?. — asentí — Bueno. Supongo que no tengo nada más que hacer. Que apoyarte, corazón. — besó mi frente — Pero eso sí... A la primera que te haga... No. A la primera sospecha que ande de cabrón o te quiere lastimar. A chingar a su madre... ¿Okay?. Me lo dices.
Reí. — Está bien.
— Se lo dije a él porque lo conozco de plebito. Pero también te lo digo a ti, sobre todo a ti porque eres mi niña... Confío en ti, confío en los dos. Cualquier cosa, acá está papá.
Asentí y lo abracé.
Así duramos por unos cuantos segundos, sino es que minutos. Y cuando nos separamos, me sugirió ir con él, pero aún tenía que ir al baño así que le dije que lo veía allá con los demás.
Bien. Creo que había una cosa menos de qué preocuparse, todo estaba marchando bien.
...
— ¡Cómo se la están pasando gente!, por lo que veo todos están contentos, disfrutando esta excelente velada en honor a nuestro querido amigo Serafín Zambada. ¡Muchas felicidades, un aplauso!. — habló por el micrófono el vocalista de Calibre 50 — Que te la sigas pasado al cien, viejón.
— Y bueno, a petición de algunas personitas, pues vamos sacando nuestro lado romántico acá con algunos de nuestros mejores éxitos. — habló el otro.
— Que apenas vamos comenzando y esto se llama, a la antigüitaaa. ¡ÁMONOS!.
La música nuevamente comenzó a retumbar por toodo el lugar, y las personas que se encontraban en la pista volvieron a empezar a moverse al ritmo de la música.
— ¿Me permites bailar esta canción contigo?. — preguntó extendiendo su mano.
Cuando alcé la vista para verlo le sonreí.
Les di una mirada rápida a quiénes estaban en la mesa. Mayelito y Sera abrieron grandes los ojos, mientras que Mónica y Chayito se vieron entre sí riendo.
— Claro. — le contesté.
Caminamos hacia la pista, más que nada un poco más lejitos de la orilla. Tampoco quisimos estar tan en el centro.
Nos movíamos al son de la música, y no miento al decir que me costó un poco agarrarle el ritmo. Pues no estaba muy acostumbrada a bailar, y menos banda.
Después de que terminó aquella canción quisimos quedarnos a bailar otra que era un poco más rápida, pero mis dos pies izquierdos no me lo permitieron y mejor nos regresamos riendo a dónde estaban los demás en la mesa.
Una vez de regreso con ellos, al llegar estaba Ismael negando con la cabeza agachada. Mientras que Serafín y Mayelito estaban parados detrás de él con una pose retadora.
— Y mire, apá. Hasta venían riéndose. — Mayelito tenía las manos en la cintura.
— Dígales algo, apá. — Sera tenía los brazos cruzados y revotaba la suela de su zapato en el suelo — Cómo van andar así de abrazaditos y cariñosos bailando.
— ¿Apoco va a dejar que lo haga enfrente de sus narices?.
— Nomás te advierto, Ratón. Qué con la niña, no... Con la niña no. — lo apuntó Sera.
— ¡Ya cabrones!. — exclamó fastidiado Ismael — Yo ya hablé con los dos... Ovidio tiene mi permiso.
— ¿Permiso de qué?. — preguntó curioso Vicente.
— De pretender a la niña. — dijo casi bajito.
Sonreí.
— ¿Qué?, ¿Cuándo?. — preguntaron los dos primero exaltados.
— Qué les importa. — les contestó.
— ¿Pero por qué con el Ovidio?. — preguntó Isma.
— Pues... Siendo sincero, me hubiera preocupado y negado, si hubiera sido, no sé... Iván por ejemplo. — explicó.
Iván lo miró ofendido.
— ¿Yo por quée?. — dijo con molestia.
Lo miró obvio.
— Pues eso sí.
— Yo sólo estoy viviendo mi juventud. — dijo sin interés, defendiéndose.
— Y todavía te quejas, mamón. — le dijo Édgar.
— Bueno, entonces... ¿Eso quiere decir que ya andan?. — preguntó Midiam emocionada.
Negué con una sonrisa nerviosa.
— No. Todavía no. — sentí como entrelazó nuestras manos — Vamos lento, porque queremos hacer las cosas bien. Pero pronto, Midiam. Pronto.
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Marietta - OGL
General Fiction- Quién diría que una "desgracia", me devolvería a mi familia... 🔜 Marzo 04, 2023 🔚 Junio 04, 2023