Le di una última mirada a la camioneta que se alejaba de mi cuñado y mi carnala, también cómo se iban otras dos detrás de ellos.
Una vez ya lejos, cerré la puerta y me metí adentro de la casa.
— Ahora si chamacos... Aquí nadie hace nada sin mi permiso, ¿Estamos?. — ambos asintieron — — Bueno, pues... ¿Qué quieren hacer?.
Los dos empezaron aventar ideas entre gritos y hablando al mismo tiempo.
— Uno a la vez. Uno a la vez. — los miré — A ver, primero las damitas. Tú chaparra.
— Amosh a jugad con mish cashimeditos. — dijo emocionada.
— Mejor con mis legos. — habló Mario.
Los dos volvieron a empezar hablar al mismo tiempo.
Ya me estaba arrepintiendo de haber aceptado cuidarlos.
Aver, a ver... ¿Qué podemos hacer?...
— ¡Ya sé!. ¿Y si vemos mejor una película?.
— ¡Sí, sí!. — exclamaron los dos.
— Bueno pues entonces, juiciosos y calladitos sentados en el sillón en lo que yo preparo las palomitas. — dije yéndome a la cocina, pero luego a los pocos minutos me regresé — ¿Alguien sabe como se le prende a la estufa?.
...
Estábamos bien entretenido viendo la película, o bueno, eso creía yo.
Sentí que la Griseldilla me abrazaba del bazo mientras escondía su cara en mí y de vez en cuando volteaba a la televisión.
— Nino... A mí me da miedo Tucky.
Volteé a verla.
— Nombre, mija. A los culos no le hacen corridos. — tomé un puño de palomitas — ¿'Eda que no da miedo, Mario?.
No me contestó.
Estaba con los ojos bien abiertos viendo la televisión. Parecía que estaba en shock.
— ¡AAHH!. — gritamos los tres cuando por accidente tumbé el vaso con jugo de la mesita.
Luego ellos se abrazaron entre sí y empezaron a llorar.
Creo que si fue mala idea ponerles Chucky.
...
— Nino. — volteé al llamado de la niña — ¿Y mi mami si nos dejó comed sopa maduchan?.
— Es que mi mami no nos deja comerlas porque dice que luego nos hace mal.
— Pues... — me quedé pensando — ¿Cómo les va a hacer mal?. Miren, si tiene verduritas.
— Meno.
Los dos comenzaron a comer del platito, se veía que la estaban disfrutando.
A veces sentía que mi carnala era algo exagerada, pero bueeno.
— Pero no le vayan a decir a su madre que es maruchan, ¿Okay?. Sólo sopita.
Asintieron.
...
— ¿Y si jugamos a los carritos?. — dijo Mario.
— Mejod a las badbies. — habló la niña.
— O videojuegos.
— ¡Al té!.
— ¡A las luchitas!.
— Y si mejor jugamos a quién guarde silencio y se quede quieto más tiempo, gana. — aporté.
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Marietta - OGL
Narrativa generale- Quién diría que una "desgracia", me devolvería a mi familia... 🔜 Marzo 04, 2023 🔚 Junio 04, 2023