Happy birthday, Ttita!

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Apenas acababa de salir de bañarme. Pues, Serafín me tenía sentada en la cama contándole de pies a cabeza todo lo que platiqué con Adriana.

Obviamente no le dije todo, porque omití las partes en donde hablamos de Ovidio.

Necesitaba meditar muy bien lo que me había dicho. Porque realmente esto era algo infantil, si bien, no volveríamos a estar juntos. De perdido saber llevar esto más maduramente. Sobre todo por la unión familiar que había de por medio.

Levanté un poco la blusa del lado izquierdo y viéndome en el espejo, comencé a ponerme un poco de pomada que había recetado el doctor.

Cuando acabé apagué las luces, a excepción de la que estaba encima de la mesita de noche. No dudé en meterme a la cama y enredarme en las colchas, sin antes apagar por último la lamparita.

Empecé a cerrar los ojos entrando a un estado de paz y tranquilidad, tratando de conciliar el sueño.

— Estas son las mañanitas que cantaba el rey David. Hoy por ser día de tu santo, te las cantamos aquí. — se escuchaban cantar varias voces.

Alcé mi vista al frente, y por la puerta entraban mi papá, Rosario, Sera, Mayelito, Midiam y sus hijos. Todos ellos venían con un globo o bolsa en mano, mientras que Ismael traía un pastel con una velita en las manos.

Aww...

Inmediatamente me senté sobre la cama, poniendo una enorme sonrisa.

— Despierta, Ttita, despierta, mira que ya amaneció. Ya los pajaritos cantan, la luna ya se metió.

— Sóplale a la velita, mi vida. — dijo acercándome el pastel.

— Pero pide un deseo, tía Ttita. — dijo Marielita emocionada.

— ¡Que le sople!. ¡Que le sople!. — empezaron a exclamar todos.

Me apenaba un poco ser el centro de atención ahora mismo. Aunque fuera con personas que ya conocía.

Me puse de pie cuando se empezaron acercar abrazarme, uno por uno.

— Y yo humildemente te traje un regalito. — dijo Sera parando piquito haciendo una mueca "presumiendo" y abrazándome — Alguito del licenciado valeriano, para la cumpleañera. Una sorpresita... Y un pingüino, porque no mames, está bien fea la inflación.

Empezaron hacerle la buya, y entre Pato y Mayelito lo empezaron a empujar.

— Gracias, Sera. Gracias a todos.

— 'Perenme que todavía me falta algo. — dijo reincorporándose y chifló — ¡Kike!.

De pronto por el marco de la puerta apareció el muchacho con un borreguito bebé en brazos.

— Aww. — solté.

— Pa' que veas, que yo si te pongo atención. Yo, tu hermano favorito.

— Ay, sí tú... Cálmate. — dijo Midiam riendo.

— Y soporten, panzonas.

— Gracias, otra vez. Me sorprendieron la verdad. — sonreí.

— ¿A poco creíste que se nos había olvidado?. — preguntó Mayelito y yo sólo reí.

— Noombree. Y espérate a mañana. — dijo Sera.

— ¿Mañana?.

Asintió. — Una pequeña fiestecita, por tu cumpleaños.

— En la invitación decía peda. — aclaró Mayelito.

— También. — dijo alzando los hombros.

— ¿Viste el vídeo de la invitación?. — preguntó divertida Midiam.

Negué. — Nop.

— Wacha. Deja te lo enseño.

Sera sacó su celular y lo buscó entre su galería, dándole play.

Hola amigos, que tal bola de gorrones, culeros, marginados sexuales, inadaptados sociales, maricones, mayatones, puñalones y de más... Soy su amigo Alfredo Adame. Y les quiero decir que mi queridísima Marietta Zambada va tener su fiesta de cumpleaños número dieciocho, eso ya sabemos que significa peda destructiva. — hasta él se quería reír — Y los queremos invitar a toda la raza a celebrarlo junto con ella en la humilde residencial Zambada. Favor de llevar regalo y no salir con sus mamadas de llegar con las manos vacías, de ser así, en la entrada se les pedirá amablemente que se vayan mucho a chingar a su madre... Gracias por su atención, ahí los esperamos. Besos.

Todos estallamos en risas al terminar de ver el vídeo.

— Es enserio... ¿A quienes se lo mandaste?. — dije riendo.

— Pueeesss... A la pura familia. — sonrió inocente.

— Ei.

— Bueno, mi amor. Te dejamos descansar. — dijo mi papá.

— Le tomamos la palabra al rucs, porque mañana pa' la party nadie se duerme. — exclamó Sera.

— Pinche chamaco. — bufó.

— Ya, ya. Tienen razón. Mejor hay que irnos a descansar.
— habló Rosario.

— Bueno, entonces los veo mañana. — Midiam y los niños comenzaron a despedirse — Qué te la pasa súper, hermanita. Te veo mañana. Los, veo mañana.

Todos nos despedimos y cada quién se fue a sus respectivas casas y habitaciones.

...

— Y... Listo. ¡Quedaste chulísima, Ttita!. — exclamó Mayte.

— ¡¡Ellaa!!. — chifló Sera — Me recuerdas a la de Mean Girls. La que va al baile con una cosa en la cabeza, pero va bien bichota.

— ¿Regina George?. — pregunté.

— Ándale. — sonrió — El demonio toma forma humana en Regina George, es la abeja reina, la estrella. — empezó a imitar el diálogo de la película.

— Obvi. — chasqueé los dedos.

Muy atrevido de mi parte, creo yo.

— Sobre mi cadáver... ¡Estúpida!. — hizo una pose retadora.

Reí.

— ¿Y todo esto para una cena?. Creo que es mucho, ¿No?.

— Déjese querer. Que el cumpleaños es una vez al año, nada más.

— Te vas a divertir, ya verás. — dijo Sera — Pues ya súbete a tu Ttita móvil. — se refería a la silla de ruedas — Que ya empezó el merequetengue, y mi apá no tarda en mandarnos hablar.

Tiramos una carcajada por sus ocurrencias, pero así lo hicimos. Yo me subí a la silla y él la empezó a empujar.

Marietta - OGLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora