CAPITULO 13

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Pov: Christopher

El maldito entrenamiento al fin termina, no veo la hora de largarme de aquí.

— Coronel parece que lleva prisa por irse— escucho la voz de la teniente James detrás mío.

— Así es— la ignoro pero vuelve hablar.

— Hace mucho que no... Liberamos el estrés — dice en tono sensual.

— Y no lo haremos más teniente— me giro para verla— Se que te dije follaríamos hasta que regresara Bratt, pero eso cambio, lo disfrute no te voy a mentir pero no volverá a pasar.

— ¿Esto tiene que ver con la llegada de la comandante? — pregunta levantando una ceja.

— Eso a ti no te importa.

— Ahora entiendo Morgan— sonríe— Te dije que llegaría el día en el que caerías por una mujer.

— lárgate a trabajar James.

— Solo no la cague coronel, porque en una de esas se la quito y yo la enamoro— me guiña un ojo y eso me hace fruncir el ceño.

— No te conocía esos gustitos James— me le burló.

— Y no los tengo pero siendo realistas a quien no le gustaría la comandante.

— lárgate a trabajar.

— Que tenga buen día coronel— al fin se va.

No pierdo más tiempo para ir con mi hijo y la hermosa mujer que está con él, estoy por ir a su oficina pero antes de seguir avanzando los veo sentados en un banco bajo el árbol.

Me acerco y alcanzó a escuchar las palabras de Emiliano haciendo que me detenga al instante.

— Me glusta estal contigo— recuesta su cabeza en su brazo.

— A mí también me gusta estar contigo bebé— le dice ella haciéndole caricias en su cabello.

Se quedan en silencio, de repente Emiliano se levanta en su lugar y le da un beso en la mejilla, ella sonríe e inmediatamente lo toma en brazos llenándolo de besos y dándole vueltas.

Muchas personas siempre han fingido cuando están con mi hijo, ya sea por mí, o por mi apellido, cosa que hizo que Emiliano no le guste la gente, pero con ella todo es diferente...

— Yo también quiero besos— digo acercándome a ellos.

Se giran y las sonrisas no desaparecen Emiliano me tiende los brazos para que lo tome y lo hago. Al igual que con Atenea me da un beso en mi mejilla haciéndome sonreír.

— ¿Y tú no me vas a dar mi beso nena? —

Se acerca dudosa, veo su intención de besarme la mejilla pero soy más rápido y giro el rostro haciendo que sus labios choquen con los míos. Trata de apartarse pero con mi mano libre la pego más a mi impidiéndolo.

— Basta Christopher, tu hijo está aquí— dice logrando soltarse.

Cuando centramos nuestras miradas en Emiliano, puedo notar cierta molestia en él y compruebo cuando empieza a removerse para que lo baje. Sin embargo no lo hago y en ese momento su estómago suena indicándome que es hora de comer.

— Me parece que hay un pequeño monstruo hambriento en tu estómago cariño— se ríe Atenea.

— Vamos a comer— la tomo de la mano pero Emiliano se vuele a remover enojado queriendo bajarse.

— Bájalo— susurra Atenea.

Al hacerlo empieza a caminar enfrente de nosotros, trato de tomarlo de la mano pero se niega y al querer hacerlo Atenea pasa lo mismo, ella me mira sin entender.

Siempre fuiste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora