Pov: Christopher
El maldito entrenamiento al fin termina, no veo la hora de largarme de aquí.
— Coronel parece que lleva prisa por irse— escucho la voz de la teniente James detrás mío.
— Así es— la ignoro pero vuelve hablar.
— Hace mucho que no... Liberamos el estrés — dice en tono sensual.
— Y no lo haremos más teniente— me giro para verla— Se que te dije follaríamos hasta que regresara Bratt, pero eso cambio, lo disfrute no te voy a mentir pero no volverá a pasar.
— ¿Esto tiene que ver con la llegada de la comandante? — pregunta levantando una ceja.
— Eso a ti no te importa.
— Ahora entiendo Morgan— sonríe— Te dije que llegaría el día en el que caerías por una mujer.
— lárgate a trabajar James.
— Solo no la cague coronel, porque en una de esas se la quito y yo la enamoro— me guiña un ojo y eso me hace fruncir el ceño.
— No te conocía esos gustitos James— me le burló.
— Y no los tengo pero siendo realistas a quien no le gustaría la comandante.
— lárgate a trabajar.
— Que tenga buen día coronel— al fin se va.
No pierdo más tiempo para ir con mi hijo y la hermosa mujer que está con él, estoy por ir a su oficina pero antes de seguir avanzando los veo sentados en un banco bajo el árbol.
Me acerco y alcanzó a escuchar las palabras de Emiliano haciendo que me detenga al instante.
— Me glusta estal contigo— recuesta su cabeza en su brazo.
— A mí también me gusta estar contigo bebé— le dice ella haciéndole caricias en su cabello.
Se quedan en silencio, de repente Emiliano se levanta en su lugar y le da un beso en la mejilla, ella sonríe e inmediatamente lo toma en brazos llenándolo de besos y dándole vueltas.
Muchas personas siempre han fingido cuando están con mi hijo, ya sea por mí, o por mi apellido, cosa que hizo que Emiliano no le guste la gente, pero con ella todo es diferente...
— Yo también quiero besos— digo acercándome a ellos.
Se giran y las sonrisas no desaparecen Emiliano me tiende los brazos para que lo tome y lo hago. Al igual que con Atenea me da un beso en mi mejilla haciéndome sonreír.
— ¿Y tú no me vas a dar mi beso nena? —
Se acerca dudosa, veo su intención de besarme la mejilla pero soy más rápido y giro el rostro haciendo que sus labios choquen con los míos. Trata de apartarse pero con mi mano libre la pego más a mi impidiéndolo.
— Basta Christopher, tu hijo está aquí— dice logrando soltarse.
Cuando centramos nuestras miradas en Emiliano, puedo notar cierta molestia en él y compruebo cuando empieza a removerse para que lo baje. Sin embargo no lo hago y en ese momento su estómago suena indicándome que es hora de comer.
— Me parece que hay un pequeño monstruo hambriento en tu estómago cariño— se ríe Atenea.
— Vamos a comer— la tomo de la mano pero Emiliano se vuele a remover enojado queriendo bajarse.
— Bájalo— susurra Atenea.
Al hacerlo empieza a caminar enfrente de nosotros, trato de tomarlo de la mano pero se niega y al querer hacerlo Atenea pasa lo mismo, ella me mira sin entender.
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Siempre fuiste tú
General FictionAtenea Guzmán de la Torre: Una mujer perfecta no solo físicamente, con tan solo 25 años de edad es una empresaria multimillonaria exitosa, también es una de las mejores comandantes que la FEMF ha tenido. Christopher Morgan Harts: Un hijo de puta (có...