CAPITULO 61

7.5K 583 158
                                    

Pov: Christopher

Zeus suelta un ladrido y veo una lágrima rodar por la mejilla de Atenea. Intento acercarme a ella cuando comienzo a ver medio esbozar una sonrisa y comenzar a negar.

Emiliano al ver lo que causó para de llorar pero la reta con la mirada y ojos rojos esperando que insista listo para gritar y volver a dar guerra solo que ella ya no va a ceder.

— Bien, tienes razón— deja los juguetes y se levanta despacio como si estuviera en una clase de trance.

— Atenea, nena...

— No tranquilo está bien, lo entiendo solo encárgate de Emiliano tu como mejor de parezca. yo te espero arriba.

Eso parece captar la atención de Emiliano, cuando dice su nombre y su semblante cambia, los apelativos de ella hacia él vienen a mi cabeza de inmediato y en ninguno está su nombre completo. Emiliano no se mueve, solo se queda estático viéndola irse.

Cuando estoy seguro de que Atenea no me escucha hablo.

— ¿Para eso querías que fuera tu mamá? —agacha la mirada y por primera vez es algo que yo haría de haber dicho eso— Ella no está, ella se fue te lo he dicho muchas veces, sin embargo Atenea está aquí y hace mucho por los dos, más de lo que debería. Se que te molesta el que esté embarazada, pero quiero que sea la última vez que le alzas la voy de esa manera. No lo volveré a repetir, levanta tu maldito desorden y larguémonos a dormir.

Veo sus labios temblar, dando un vistazo hacia donde se fue, inmediatamente guarda a velocidad sus juguetes.

Siento mi pecho comprimido cosa que no me permite respirar bien, cuando termina se queda parado enfrente mío con la mirada en el suelo.

— Muévete— hablo apagando las luces y subiendo.

Cuando llegamos arriba corre queriendo ir a nuestra habitación sin embargo choca al tener seguro, solo espero que no me deje afuera a mí también.

— Mami — Suelta en un pequeño susurro, azota el piso con su pequeño pie en protesta y me mira.

— ¿Qué? —me acerco para abrirla pero el seguro suena haciéndome mirarlo. — Cerrado. Ahora vente a dormir. Lo tomo de la mano pero niega golpeando la puerta esperando que la abra Atenea. — ¡Mami! — golpea

Me mira y niego.

— ¿Qué carajos esperabas? ¿Ahora si es tu mamá? Déjala y apúrate— entró a su cuarto y el viene detrás con la mirada en el suelo.

Cambio su pañal y lo acuesto, dándole el biberón como últimamente. No toma pero solo lo deja en su boca, cierra los ojos y finge dormirse, digo finge porque no lo hace solo quiere que me vaya. Y lo sé porque abre un poco los ojos como si quisiera ver que ya me fui.

— Mañana quiero que te disculpes por esta pendejada— como sé que no me contestara apago las luces de la habitación y dejando solo la luz de noche encendía al igual que el monitor y salgo.

¿Es posible sentir pena por algo que no hice yo? No sé qué le diré al entrar a la habitación, no sé en qué punto estaremos ella y yo.

La llave está en el piso así que abro despacio la puerta de la habitación pero no está ahí si no en los sillones de la terraza, Zeus y ella están envueltos en una manta.

— ¿Ya se durmió? — pregunta al escucharme y limpia sus lágrimas.

— Ya— respiro hondo— Atenea, nena yo...

— No tienes que disculparte Chris, está bien es una realidad que se me suele olvidar— su cara esta hinchada de tanto llorar.

— Si yo pudiera cambiar eso lo haría, quiero que tu seas la madre de mis hijos.

Siempre fuiste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora