Pov: Atenea
No lo dejo refutar, me subo rápidamente a mi auto, y salgo del estacionamiento.
Todo el camino me la paso escuchando y cantando canciones de Luis Miguel, siempre lo he dicho podré salir de México, pero México nunca saldrá de mí.
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7:05 estoy aparcando afuera de la mansión Morgan, me apresuro a entrar antes de que Christopher llegue, sé que puedo parecer una niña chiquita al huir de quedarme sola con él, pero hasta que no me asegure que no está casado, juntado o que tiene algún tipo de relación con la mamá de su hijo, o con algún otra lo de la oficina y el parking no puede volver a suceder. No porque quiera algo serio con él, sino porque mis amigas y yo hicimos un pacto de nunca meternos con alguien que esté en una relación.
Tocó el timbre y la puerta es abierta por una de las mujeres de servicio.
- Buenas noches, señorita los señores Morgan la esperan el salón- me dice amablemente.
- Buenas noches- saludo y voy hacia el salón.
Entro al salón encontrándome con Sara sentada en las piernas del ministro dándose un tierno beso.
- Iug, ¿Ahora soy yo la que interrumpe? - preguntó con burla, haciendo que se separen y se rían.
Sara se levanta seguida de Alex.
- Hola de nuevo muñequita- Sara me da un beso en la frente.
- ¿A ti quién o que te interrumpieron? - pregunta Alex con su ceño fruncido, haciendo que mi cara se ponga roja en segundos.
Sara suelta una carcajada y él se molesta al no entender nada.
- Deja en paz Alex, toma asiento A, Cuando llegué Christopher pasaremos al comedor, ¿Quieres algo de tomar? - pregunta.
- No así estoy bien, gracias.
Por 10 minutos estuvimos hablando de cómo le está yendo en sus restaurantes, le conté como van mis empresas, de mis diseños de moda, de mi familia, de todo.
Se que Christopher llegó cuando veo a un pequeñito entrar corriendo hasta los brazos de su abuela.
- Hola mi amor, ¿Te acabas de despertar? - él asiente y le da un beso en el cachete.
Él pequeño se gira hacia mí y me mira con esos ojos grises que tienen un brillo hermoso.
- Buelita, ela fue quien me encontló, y me alyudó a buscal a papá- le dice el niño a Sara y ella sorrie con ternura.
- ¿Y le diste las gracias? - le pregunta y el niega escondiéndose en su cuello - Pues deberías amor, porque los hombres aparte de guapos tienen que ser caballeros y educados- el pequeño asiente, removiéndose para que lo baje.
Una vez en el piso se encamina hacia mí, y al igual que en la mañana se abalanza dándome un abrazo el cuál correspondo.
- Glacias pol habelme encontlado y pol alyudame a buscal a mi papá- me dice y es tan tierno que me lo quiero comer a besos.
- No hay de que pequeño, solo esperemos que no vuelva a suceder- le doy una caricia en la mejilla y el me da un beso en la mía sorprendiéndome.
Cómo si temiera a mi reacción baja la cabecita viendo sus manos, y no puedo resistirme así que le regreso el gesto dándole ahora un beso en cada mejilla lo que le saca una hermosa risita. Siento la penetrante mirada de Christopher pero me niego a verlo yo también.
- Señores disculpen la interrupción, pero la mesa ya está servida para cuando gusten pasar- dice la misma mujer que me abrió.
- Gracias en un momento vamos- contesta Sara.
- Andando que muero de hambre - dice Alex levantándose del sofá, para caminar al comedor.
Lo sigo yo también, con el pequeño Emiliano aún en brazos, con Sara aun lado y Christopher detrás nuestro.
Veo una silla de bebé y camino hacia ella para dejar al niño, pero al querer sentarlo se niega a soltarme refregando su carita en mi pecho.
- Emiliano suéltala para que te siente y ella pueda hacer lo mismo- le dice Christopher a su hijo, haciendo que a este se le forme un puchero de inmediato y se le humedezcan los ojos.
- No bebé tranquilo, no llores- le digo y lo rebotó suavemente en mis brazos- Christopher, si no te molesta él puede comer conmigo sin ningún problema- le digo ahora al papá.
El solo me mira, después pasa su mirada al bebé y después regresarla a mí. Alex y Sara ya están sentados solo observándonos.
Al final solo suspira y asiente. Tomamos asiento, Alex está a la cabeza, Sara a su derecha, yo a la izquierda y Christopher a mi derecha.
Empezamos a comer hablando de cosas triviales, el pequeño sentado en mi regazo nos habla feliz sobre sus nuevos juguetes que le compro su papá.
Trato de cortar un trozo de carne, pero el estar sosteniendo y dándole de comer al niño me lo dificulta un poco, de pronto veo como el coronel toma mi plato para cortar un pedazo de carne y después acercar el tenedor a mi boca.
Estoy tan concentrada en el pequeño, que no dudo en tómalo, pero una vez empiezo a masticar me doy cuenta de lo que acabo de hacer, y al parecer el también porque me mira y parece ligeramente nervioso.
Un carraspeó molesto nos hace girar y vemos a Alex quien nos ve con su típico ceño fruncido, si sigue de esa manera no tardara mucho en salirle arrugas, parece que querer arrancarle la cabeza a su hijo, y Sara solo nos mira con una sonrisa pícara y divertida.
SI TIENEN ALGUNA SUGERENCIA NO DUDEN EN DEJARLA 💗
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Siempre fuiste tú
Narrativa generaleAtenea Guzmán de la Torre: Una mujer perfecta no solo físicamente, con tan solo 25 años de edad es una empresaria multimillonaria exitosa, también es una de las mejores comandantes que la FEMF ha tenido. Christopher Morgan Harts: Un hijo de puta (có...