CAPITULO 37

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Pov: Christopher

Salgo de la oficina, porque con el tipo ese aquí no la quiero dejar sola.

No está en la cocina y Sara parece ver que la busco.

— La vi salir a la terraza cariño, fue con Emi así que creo que le iba a dar pecho.

Asiento y voy por ella pero, logro ver que no está sola, este un puto buitre que no la puedo dejar sola sin que le salte encima. Antes de entrar escucho un poco lo que dicen.

— Lo sé pero no sabes lo frustrante que es para mí.

— ¿El qué? — cambia de pecho a mi hijo y

la mirada rápida que le da a sus tetas me hace enfurecer.

— ¿De verdad no te das cuenta? — Atenea es un poco ingenua pero no es estúpida, claro que se da cuenta.

— No, pero Lio dejémoslo así no entiendo pero...

— Carajo Atenea llevó años tratado de decírtelo, me gustas, siempre me has gustado pero nunca te has querido dar cuenta.

— Lio... de verdad discúlpame— se levanta y mi paciencia comienza a acabarse — Yo no puedo, no puedo corresponderte de la manera que esperas...

Empieza a retroceder despacio, pero el carbón también se levanta y comienza a acercarse. Uno.

— Teni, por favor solo te pido que...

— No Lionel, yo te pido a ti que me respetes, a mí, a mi novio y mi relación, no sabes cómo siento no poder corresponderte pero... te mentiría si te dijera que te quiero de la misma manera— choca con la pared y veo su angustia al no poder retroceder más. Dos.

— Lio, basta detente— la ignora y la besa, ella intenta apartarlo pero no lo logra, mi hijo llora y mi paciencia se ha acabado.

Todo mi autocontrol desaparece, no puedo dejar de golpear, como se atreve a besar a mi mujer, a siquiera incomodarla.

— Déjalo Chris...— No paro— ¡Christopher he dicho que te detengas!

Solo así logro dejarlo. Cuando nuestras miradas se cruzan me tranquiliza el que no me vea con temor, es como si supiera lo que soy y me aceptara así.

— Te voy a pedir que te retires por favor— es lo único que le dice al tipo y la veo subir con mi hijo, y las dos amigas.

Cuando la veo desaparecer me devuelvo a lo que estaba.

— A ver si así entiendes lo que pasa cuando te metes con mujeres ajenas— le doy unas cuantas patadas más.

— Ya cielo, déjalo— Sara me detiene y entro por algo de tomar.

Rodrigo y Gustavo lo sacan. Logro calmarme y subo con Atenea.

Emiliano esta dormido y sus amigas hablan muy bajo.

Abro la puerta esperando a ver su reacción, sé que puede estar enojada o tal vez corro con suerte y no.

— Niñas— les dice a sus amigas indicándoles que se vayan y lo entienden rápido.

— Te vemos mañana neni.

— Trata de no hacer mucho esfuerzo, te amamos— se despiden y cierran la puerta.

Me comienzo a acercar a ella, sus labios forman un puchero y sus ojos se humedecen.

— Te juro que lo aparte, yo no quería pero él no dejaba de acercarse y por más que quería no pude retroceder más— comienza a llorar y habla demasiado rápido, que penas tengo oportunidad de entenderla.

Siempre fuiste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora