Pov: Atenea
Sus ojos idénticos a los de él me hacen temblar. Otra lacra de los Mascherano...
— Un premio doble, la puta y el bastardo del coronel.
No dejo de apuntarlo, miles de escenarios comienzan a cruzar por mu mente e intento darles solución a todos. El aire se atasca en mis pulmones cuando le pone el cañón de su arma en la cabeza de mi hijo.
Como acto de reflejo lo bajo enseguida poniéndolo detrás mío.
— Hagamos esto fácil, baja el arma, dame al niño y sígueme sin resistirte.
— Dejamos a mi hijo fuera de esto— ordeno.
— ¿Y perderme la dicha de darle fin a la dependencia Morgan? Por supuesto que no.
En un ágil movimiento le tiro el arma y separo a Emi su agarre en mis piernas.
— ¡Corre, corran y escóndanse! — les grito como si la vida se me fuera en ello.
Los años en la milicia no son en vano, Brando y yo forcejeamos con el arma, logro derrumbarlo pero me lleva con él, el golpe es fuerte pero el dolor pasa a segundo plano mientras intento tomar el arma qué cayo.
Todo pasa demasiado rápido, él se logra incorporar primero tomando el arma, pienso que el disparo vendrá a mí pero me equivoco. Apunta hacia donde mis niños corrieron y el fuerte chillido de dolor de Zeus y el grito de Emiliano impactan en mí.
La garganta se me desgarra con el grito que suelto, no sé de dónde saco la fuerza irme contra él y volver a derribarlo quitándole el arma, le disparo en ambas piernas y corro hacia ellos.
— ¡Emiliano! — el cuerpo de mi hijo se encuentra cubierto por dé el del de Zeus.
Ambos están en un charco de sangre.
— ¡Mami se mulio! — grita desesperada.
No me tomo el tiempo de revisarlos, solo los tomo sin cuidado alguno y bajo hacia el estacionamiento. Era claro qué mis hombres de seguridad nunca iban a llegar, todos están muertos.
El dolor, la sangre y el chillido de ambos son incontenible. Saco las llaves de los bolsillos de uno y al llegar a la camioneta de seguridad los meto aun temblando de miedo, reviso rápidamente a Emiliano y la sangre no es de él. hirieron a Zeus...
— ¡Mami! — le quito su playera y le hago presión a Zeus en donde tiene la herida de la bala.
— ¡Hoy más que nunca necesito que seas fuerte Emiliano, te quedaras aquí, con tus manitas harás presión aquí! — le indico como— ¡Aquí estarán a salvo, no te asomes, te quiero quietecito y escondido ¿Escuchaste?!
— ¡Mami no!
— ¡Te amo! — beso su cabecita— ¡No hagas ruido amor!
— ¡Quelate comigo! — ignoro lo que pide y cierro el auto.
Sus manitas golpean los cristales y activo el seguro de defensa, la camioneta cuenta con la mejor tecnología de la Femf, es el lugar más seguro para ellos...
Necesito salir de aquí, ellos vienen por mí y me seguirán, así podré contactar a Christopher y el vendrá por mis niños para ponerlos a salvo.
Tomo otras llaves de los autos, y antes de que pueda subirme dos camionetas entran a toda velocidad estrellados contra el auto qué ocuparía.
Un hombre me toma del nacimiento de mi cabello aventándome, no veo venir la fuerte bofetada qué me manda al suelo y antes de que me pueda reponer me arrastran hacia las camionetas.
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Siempre fuiste tú
Ficção GeralAtenea Guzmán de la Torre: Una mujer perfecta no solo físicamente, con tan solo 25 años de edad es una empresaria multimillonaria exitosa, también es una de las mejores comandantes que la FEMF ha tenido. Christopher Morgan Harts: Un hijo de puta (có...