CAPITULO 90 pt 2

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Pov: Atenea

Sus ojos idénticos a los de él me hacen temblar. Otra lacra de los Mascherano...

— Un premio doble, la puta y el bastardo del coronel.

No dejo de apuntarlo, miles de escenarios comienzan a cruzar por mu mente e intento darles solución a todos. El aire se atasca en mis pulmones cuando le pone el cañón de su arma en la cabeza de mi hijo.

Como acto de reflejo lo bajo enseguida poniéndolo detrás mío.

— Hagamos esto fácil, baja el arma, dame al niño y sígueme sin resistirte.

— Dejamos a mi hijo fuera de esto— ordeno.

— ¿Y perderme la dicha de darle fin a la dependencia Morgan? Por supuesto que no.

En un ágil movimiento le tiro el arma y separo a Emi su agarre en mis piernas.

— ¡Corre, corran y escóndanse! — les grito como si la vida se me fuera en ello.

Los años en la milicia no son en vano, Brando y yo forcejeamos con el arma, logro derrumbarlo pero me lleva con él, el golpe es fuerte pero el dolor pasa a segundo plano mientras intento tomar el arma qué cayo.

Todo pasa demasiado rápido, él se logra incorporar primero tomando el arma, pienso que el disparo vendrá a mí pero me equivoco. Apunta hacia donde mis niños corrieron y el fuerte chillido de dolor de Zeus y el grito de Emiliano impactan en mí.

La garganta se me desgarra con el grito que suelto, no sé de dónde saco la fuerza irme contra él y volver a derribarlo quitándole el arma, le disparo en ambas piernas y corro hacia ellos.

— ¡Emiliano! — el cuerpo de mi hijo se encuentra cubierto por dé el del de Zeus.

Ambos están en un charco de sangre.

— ¡Mami se mulio! — grita desesperada.

No me tomo el tiempo de revisarlos, solo los tomo sin cuidado alguno y bajo hacia el estacionamiento. Era claro qué mis hombres de seguridad nunca iban a llegar, todos están muertos.

El dolor, la sangre y el chillido de ambos son incontenible. Saco las llaves de los bolsillos de uno y al llegar a la camioneta de seguridad los meto aun temblando de miedo, reviso rápidamente a Emiliano y la sangre no es de él. hirieron a Zeus...

— ¡Mami! — le quito su playera y le hago presión a Zeus en donde tiene la herida de la bala.

— ¡Hoy más que nunca necesito que seas fuerte Emiliano, te quedaras aquí, con tus manitas harás presión aquí! — le indico como— ¡Aquí estarán a salvo, no te asomes, te quiero quietecito y escondido ¿Escuchaste?!

— ¡Mami no!

— ¡Te amo! — beso su cabecita— ¡No hagas ruido amor!

— ¡Quelate comigo! — ignoro lo que pide y cierro el auto.

Sus manitas golpean los cristales y activo el seguro de defensa, la camioneta cuenta con la mejor tecnología de la Femf, es el lugar más seguro para ellos...

Necesito salir de aquí, ellos vienen por mí y me seguirán, así podré contactar a Christopher y el vendrá por mis niños para ponerlos a salvo.

Tomo otras llaves de los autos, y antes de que pueda subirme dos camionetas entran a toda velocidad estrellados contra el auto qué ocuparía.

Un hombre me toma del nacimiento de mi cabello aventándome, no veo venir la fuerte bofetada qué me manda al suelo y antes de que me pueda reponer me arrastran hacia las camionetas.

Siempre fuiste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora