Pov: Atenea
Llevo esperando a Christopher 10 minutos en el estacionamiento pero no llega.
— ¡Si no llegas ya, me largo sin ti Morgan! — lo grito apenas contesta el teléfono.
— Y dices que hay que pedir las cosas de buena manera y ser pacientes— me abraza por la cintura.
— Llevó 10 jodidos minutos esperándote— lo miro mal.
— Emiliano no sé quería quedar.
— ¿Y por qué no te lo trajiste?
Se encoje de hombros, maldito de seguro dejo llorando a mi bebé.
— Vamos— saca las llaves del McLaren pero soy más rápida y se las quito subiéndome del lado del piloto.
— No nena, este solo lo manejo yo— se ríe haciendo el inútil intento de abrir la puerta.
— Te subes o te quedas mi amor— le digo bajando un poco la ventanilla.
Como no se mueve prendo el auto.
Maldice y se sube al lado del copiloto.
— Tú me dejaras manejar el Bugatti La Voiture Noire.
— Ni en tus mejores sueños mi amor— jamás he dejado que alguien lo maneje, apenas y permito que alguien se suba al copiloto.
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Llegamos al centro comercial y vamos directo a la tienda. Me pruebo el vestido y me queda perfecto.
— ¿Ya nos vamos? — pregunta cuando salimos.
— Falta ir por el traje de mi bebé.
Lo llevo de la mano, pero antes de llegar pasamos por una tienda de lencería. Sonríe con picardía y me lleva a ella.
— Elije lo que quieras— me atrae a él apretándome las caderas— Entre más pequeño mejor.
Tomo un cesto para ir echando lo que me gusta, todas las mujeres de la tienda se comen a Christopher con la mirada, a cada nada me besa o busca tocar mis glúteos.
Pero de repente dejo de sentirlo detrás mío, y comienzo a buscarlo. Sale de un pasillo con una cara de niño travieso y en sus manos trae un conjunto rojo, con un sostén totalmente transparente, las bragas son tan diminutas que no me cubrirán nada, y con unas tiras que supongo irán las piernas.
— Dudo mucho que la polla te entre ahí.
Me mira sin gracia.
— Me gusta para ti.
— Ya fantaseaba con vértelo puesto y que me bailaras— hago un puchero falso.
Rueda los ojos y lo pone en el cesto, sigue viendo más y vuele a ver otro conjunto pero parece que no sabe qué color elegir, su cabeza pare e estar decidiendo lo más importante de su vida, al final toma uno de cada color.
Llenamos 3 cestos y al momento de pagar pasa lo mismo de la hamburguesa.
— Te dije que yo la pagaría— se molesta.
— Amor es mi ropa.
— Pero yo te la quito así que basta ya de esto.
Paga y el fueron 795 dólares, nada para él. Toma las 8 bolsas con una mano y con la otra toma la mía, sale como un niño feliz después de haber comprado todo lo que pidió.
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Siempre fuiste tú
General FictionAtenea Guzmán de la Torre: Una mujer perfecta no solo físicamente, con tan solo 25 años de edad es una empresaria multimillonaria exitosa, también es una de las mejores comandantes que la FEMF ha tenido. Christopher Morgan Harts: Un hijo de puta (có...