CAPITULO 58

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Pov: Atenea

Hoy le contaríamos a mi familia sobre el embarazo después de comer. Estamos llegando al restaurante, mi abuelo encabeza la mesa, mi mamá a su lado izquierdo, mis hermanos se acomodan, al igual que los niños y mis tíos, estoy por sentarme a la derecha de mi abuelito pero la pesada de Dánae me detiene.

— ¿Por qué siempre te tienes que sentar tu alado de él? — reprocha.

— Porque así lo he hecho siempre— me encojo de hombros.

— Pues yo también quiero sentarme con el Atenea, no siempre tienes porque ser tú y...

— No, no me interesa, ahórrate lo que vayas a decir, y siéntate tu— me estresan sus pataletas de niña tonta, tomo mi bolso y me levanto.

— No, tú no te mueves, hablamos de esto Dánae así que compórtate— me detiene mi abuelo.

— Claro... la princesita siempre va a tu lado.

— Dána se más comprensible cariño— le habla mi tío Sebas.

— ¿Comprensible con qué? ¿Con aceptar que ella siempre será su favorita?

— No empecemos con lo mismo de siempre Dána— mi abuelo se frotó su cien— Siéntate mi amor— se levanta y me ayuda con la silla.

— Dan, a tú también eres nuestra favorita ven siéntate acá— le intenta hablar mi tío Sebas pero solo lo ignora

Christopher está esperando a que le pida que nos vayamos. Alex y Sara saben que esto siempre pasa así que ya no les sorprende.

Chris está dejando a Emi en la sillita alta pero al asegurarlo, comienza a quedarse.

— No, no tigo, upa papi— se queja molesto y le tiende los brazos a su padre.

Desde que llegamos no se dé donde saco esa palabra pero cada que quiere brazos pide "upa"

— Debes comer ahí primero— se sienta.

— ¡No lusta! — se desespera— ¡Mami upa!

— Amorcito debemos comer, cuando terminemos te cargo ¿sí?

— No, no lusta aquí.

— Lástima ahí te quedarás— le dice Christopher y empieza a llorar.

— Vaya parece que el ser madre sigue sin salirte bien.

— Cállate Dánae— le dice mi hermana.

— Cariño solo quiere que lo carguen— dice mi mamá y ya lo sé pero necesito que aprenda a comer siempre ahí.

Saco su chupete y se lo pongo para que se calme pero no funciona.

— Solo es mientras comes, no puedo tenerte en mis piernas en esta ocasión amor.

— ¡Pelo no me lustaa mami! — las lágrimas salen— ¡quelo upa!

— Lo sé mi vida pero debes escucharme también, en este momento no puedo.

— ¡Do lusta eto! — veo a mis hermanos ansiosos por sacarlo para que ya no llore pero ninguno se atreve hacerlo.

Le pongo el chupete y su biberón con agua pero solo lo aparta.

La situación comienza a cansarnos, Sara lo mira como si fuera lo más normal, pero Christopher... esta parece estar contando hasta diez para no explotar, sé que cuando el bebé nazca será más difícil.

Mi abuelo se levanta abruptamente y creo que se habrá más drama pero no, se acerca a desabrocharlo.

— Leonardo...

Siempre fuiste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora