Siempre fuiste tú

CAPÍTULO FINAL?

Pov: Atenea

Mi sueño se ve interrumpido con un extraño dolor, me remuevo incomoda, aparto con mucho cuidado la mano que Christopher tiene en mi cintura.

Me trató de incorporar muy despacio pero el fuerte dolor me llega tan fuerte que no puedo evitar soltar un quejido.

— Christopher...— me asusto demasiado y comienzo a moverlo.

— Nena hay dormir...

Siento como mi zona intima se comienza a humedecer, bajo mi mano y es ahí cuando me doy cuenta de que mi mayor temor está ocurriendo de nuevo.

— Christopher, despierta tenemos que ir al hospital.

Lo muevo bruscamente.

— ¡Christopher!

Se levanta sobresaltado y enciende la luz.

— ¿Qué pasa...?

Las sábanas blancas se están tiñendo con mi sangre, sus ojos se abren demasiado. Rápidamente se comienza a vestir, el dolor que siento no me permite moverme, comienzo a llorar.

Todo comienza a pasar demasiado lento, estoy paralizada por completo, Christopher me toma en sus brazos y solo me aferró a él, bajamos al estacionamiento del edificio, me acomoda en los asientos y es ahí cuando comiendo a negar.

— Chris... Emi no podemos dejarlo.

— Alex se encargará.

Solo le falta volar en la carretera a la velocidad que lleva mientras me encojo en el asiento queriéndome que el dolor desaparezca. Todo estaba bien, no había sentido dolor, me he cuidado demasiado.

Nos adentramos en la ciudad, la guardia viene detrás nuestro, se pone a discutir con Alex por teléfono, cosa que no me interesa ya que lo único que deseo es hablar con mi doctora que me quiten dolor y que me aseguren que mi bebé está bien.

Llegamos al hospital, siento que me voy a desmayar, pero pese a eso puedo aferrarme a él cundo viene tomarme. Como siempre no tengo que esperar, me pasan enseguida

— La doctora de su esposa está atendiendo de un parto— nos avisan— Pero en unos minutos está con usted.

— Que la atienda otro médico— pide desesperado.

Me acuesta en la camilla no dejan que Chris me acompañe, las voces comienzan a escucharse lejanas, me siento muy aturdida y los ojos se me cierran lentamente.

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Despierto desorienta, no sé cuánto tiempo haya dormido todo mi cuerpo duele, mi garganta se siente seca. Abro los ojos, la fuerte luz me lastima intento incorporarme pero el dolor en mi vientre y en mi zona intima es demasiado.

No hay nadie en la habitación, acaricio mi vientre e intento no ponerme a llorar.

Todo estará bien bebé, esto solo era otro pequeño susto.

— Al fin despertó, ¿cómo se siente? — una enfermera aparece.

— ¿Cómo está mi bebé? — no me contesta y se pone a revisarla mis signos vitales— ¿Cuánto tiempo dormí? ¿Dónde está mi esposo?

— Debe calmarse señora Morgan, durmió al menos 5 horas son las nueve de la mañana, su esposo se encuentra afuera, en un momento sus doctores vendrán y ellos le explicarán todo.

— ¿Todo? Solo quiero saber si mi bebé está bien...

— En un momento ellos vendrán— suministra algo en el suero pero esa mirada que me da me indica que algo está mal.