Pov: Atenea
Llevo como una hora y media desde que llegamos en la ducha.
Por más que me limpio no dejo de sentir sus asquerosas manos en mi cuello. Su maldito olor cerca de mí.
La piel me arde de tanto tallarme, la impotencia me asfixia, y siento que en cualquier momento dejaré dejare de respirar de nuevo.
Estoy tan sumida en mis pensamientos que me sobresalto e inconscientemente suelto un grito de pánico cuando unas manos me toman de la cintura.
— Tranquila nena, soy yo— la voz de Chris me calma— Ya habías demorado mucho y vine a ver si estabas bien.
— Si... amor solo me quede pensando.
Entrecierra los ojos, como si quisiera ver a través de mí.
— ¿Quieres que continuemos con el viaje? Porque si no podríamos ir después...
— No, todo está bien lo de hoy no tiene por qué cambiar nuestros planes.
Asiente. Su mirada baja a mi cuello, y sé que he de tener la piel roja, su cuerpo se tensa y sus ojos destilan furia.
— Vístete que tenemos que hablar— cierra la ducha y sale del baño.
Me pongo unos shorts, con un suéter de lana, un top blanco y mis pantuflas.
En la habitación no hay nadie solo Zeus acostado en la cama, que parece esperarme.
— Lindo Zeus vamos abajo a buscarlos— se levanta y se acerca a mí.
Bajamos y Emiliano está en el sofá comiendo frutas.
— ¿Me invitas? — le pregunto sentándome a su lado.
Asiente, con su manita agarra una mora y la acerca a mi boca.
— Gracias bebé— se sienta en mi regazo, tapándose con mis brazos— ¿Dónde está tu papá?
— Con buelito— apunta al despacho.
— Mi amor, tengo que ir con ellos pero hay que ponerte la fruta en el chupete para evitar accidentes.
Al estar solo me da miedo que se pueda ahogar. Llamo a Kristen y trae un chupete.
— Listo, voy con ellos mi vida, si necesitas algo me llamas y si quieres más fruta le dices a Kristen.
Asiente, Zeus se sube a un lado de él y los dos se ponen a ver las caricaturas. Está haciendo un poco de frío porque comenzó a llover así que le pongo una cobijita antes de irme.
— No me corresponde a mí contártelo— escucho a Alex cuando cierro la puerta y los dos se giran a mí.
— Pequeña, ¿mi niña estas bien?, ¿Te sientes bien? ¿Te hizo algo?
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Siempre fuiste tú
Ficción GeneralAtenea Guzmán de la Torre: Una mujer perfecta no solo físicamente, con tan solo 25 años de edad es una empresaria multimillonaria exitosa, también es una de las mejores comandantes que la FEMF ha tenido. Christopher Morgan Harts: Un hijo de puta (có...