CAPITULO 71

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Pov: Christopher

— ¿Estás seguro de esto? Porque puedo meterme en problemas por tu culpa.

— Dijiste que dejáramos las mariconadas así que dame eso ya— comienzo a molestarme.

— Si mi chiquita se entera se enojará.

— Te la coges y ya está.

— Tienes que cambiar esa horrible forma de hablar, y grábate en la cabeza que no todo se soluciona con una follada.

Ruedo los ojos hastiado de su actitud.

— Dame eso.

Dudoso me entrega el iPad con las cámaras de la oficina de Atenea.

Comienzo a verla y me hace suspirar la muy maldita con solo verla, tiene a mi hijo dormido en sus brazos mientras lee un libro sobre maternidad.

Trae unas botas altas, un pequeño vestido pegado resaltando a mi feto de ya casi tres meses.

— A todo esto hermano, ¿por qué quieres tenerla vigilada?

— Porque así podre saber lo que quiere y dárselo yo.

— Bueno si me arrestan por invasión a la privacidad diré que me obligaste.

— Deja de decir estupideces, dime que sigue.

Comienza a husmear entre mi oficina, a veces si me desespera.

— Patrick concéntrate— lo llamo.

— Ah si, hable con Luisa y ella dijo que para tratar estas situaciones lo mejor es hablar con un psicólogo infantil, también debes de recuperar poco a poco su confianza.

Lo tengo. Sonrió.

— Pero no a base de juguetes o regalos— parece el muy maldito lee mis pensamientos— Se que quieres darle todo, que sepa que les sobra el dinero hermano pero es un niño, y el necesita más que la juguetería enorme que tienen en casa.

— Atenea también lo llena de juguetes. De hecho ella es quien más lo mima y consiente.

— Pero también lo educa y reprende cuando es necesario, además ella es la que más le dedica tiempo. no digo que este mal que le den todo a manos llenas solo que está mal cuando quieres compensar la ausencia y gritos con juguetes.

— ¿Entonces que hago?

— ¿Atenea dijo que quiere clases de piano no? Hazle ver que te interesan sus propuestas, agenden un día para ambos ir a buscar una escuela o a un maestro particular.

Saca una libreta y lo veo apuntar.

— Esa fue propuesta de ella ahora piensa en una tu. ¿Qué quieres hacer o enseñarle a tu hijo?

No se me ocurre nada, no hasta que recuerdo los peces.

— Peces, él quería peses y una medusa. Consíguelos tienes mi tarjeta pagas con esa.

Sonrió aliviado hasta que el niega.

— Estamos hablando de que los regalos no son opciones. Es un lindo detalle más no para solucionar tu error.

— Que más pretendes que haga si no me quiere cerca.

— Que horrible sonará esto que diré pero aprovecha la situación— lo miro sin entender— Si el pequeño no quiere ir contigo ve a ellos.

Al ver que no entiendo me lanza un cojín.

— ¡No seas idiota piensa! — se desespera— ¡Ve a su casa, pasa tiempo con ambos, con tu mujer excusándote que vas por el niño, no se llévatelos de paseo los días que te toque tener a Emi y te la llevas a ella de diciendo que para que el pequeño no se asuste!

Siempre fuiste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora