CAPITULO76

6.4K 503 25
                                    

Pov: Atenea

— ¡Qué bonitos siempre dándose amor en los momentos menos indicados! — Gauna llega a salvarme de tan inesperada pregunta— ¡No están de luna de miel así que vayan a sus puestos que salimos ya!

— Chris...

— Piénsalo— me giña un ojo y aunque Gauna nos esta acribillado se inclina a besarme.

Comenzamos a acercarnos estoy nerviosa y tengo un mal presentimiento, aunque yo no iré alistó el arma, busco en mi camuflado la medallita que mis abuelitos me daban cuando entraba al hospital, igual a la que le di a mi Emi.

Todos los capitanes, tenientes y sargentos toman sus armamentos, veo a Christopher ponerse el chaleco antibalas, se arma de explosivos y toma una ametralladora acercándose a mí.

— Cambia esa cara que todo estará bien— deja el arma y yo no puedo dejar de verlo— Alza los brazos.

Ordena tomando un chaleco y lo hago. Su mirada está clavada en la mía y puedo sentir la firmeza de las correas ajustarse a mi cuerpo.

— ¿No lo aprieta? — pregunta susurrando cerca de mi rostro y niego.

— No.

Tengo que levantar un poco más la cabeza para no romper el contacto visual hasta que Alex interrumpe.

— Atenea cariño deben irse.

Asiento lentamente y doy un paso atrás. Alex se va y juego con la pequeña medallita, nos acercamos a los helicópteros.

— Sabes quiero una boda grande, y una luna de miel que dure al menos un mes.

Comenzamos a caminar.

— ¿Un mes? Eso sería demasiado

— Nunca es demasiado para follar, siempre es un gusto tenerte abierta de piernas y lista para resistirme.

Enrojezco y él se ríe.

— ¿Dónde dejaríamos a nuestro bebé sabiendo

— Pues nos lo podríamos llevar.

— Podríamos.

Se gira con una hermosa y radiante sonrisa.

— ¿Eso quiere decir que sí?

— Lo hablamos de vuelta a casa.

— Bien.

— ¡Muevan el culo y dejen las mariconadas para otro momento! — Gauna grita al pasar a nuestro lado.

— Dilo.

— Te amo, cuídate mucho.

— Tu también.

— ¡Hora de partir, el coronel y el General esperan!

Me giro y me voy al mío, siento un ligero dolor de nuevo, también una fea sensación pero la ignoro.

— Comandante es momento de subir ya está todo listo para recibirnos, el capitán Linguini y el ministro vendrán atrás nuestro.

Veo el primer helicóptero despegar. Y cuando veo a Christopher abordar el suyo corro a él haciendo que intente bajar de nuevo.

No sé qué carajos hago, quiero llorar, devolverme a mi casa, dormir con mis dos hombres y perrito.

— Atenea.

— ¡Comandante tenemos que despegar! — Gauna se molesta, Christopher intenta quitarse el cinturón de seguridad.

— No así déjalo, toma— le doy mi medallita.

Siempre fuiste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora