Pov: Atenea
— ¡Qué bonitos siempre dándose amor en los momentos menos indicados! — Gauna llega a salvarme de tan inesperada pregunta— ¡No están de luna de miel así que vayan a sus puestos que salimos ya!
— Chris...
— Piénsalo— me giña un ojo y aunque Gauna nos esta acribillado se inclina a besarme.
Comenzamos a acercarnos estoy nerviosa y tengo un mal presentimiento, aunque yo no iré alistó el arma, busco en mi camuflado la medallita que mis abuelitos me daban cuando entraba al hospital, igual a la que le di a mi Emi.
Todos los capitanes, tenientes y sargentos toman sus armamentos, veo a Christopher ponerse el chaleco antibalas, se arma de explosivos y toma una ametralladora acercándose a mí.
— Cambia esa cara que todo estará bien— deja el arma y yo no puedo dejar de verlo— Alza los brazos.
Ordena tomando un chaleco y lo hago. Su mirada está clavada en la mía y puedo sentir la firmeza de las correas ajustarse a mi cuerpo.
— ¿No lo aprieta? — pregunta susurrando cerca de mi rostro y niego.
— No.
Tengo que levantar un poco más la cabeza para no romper el contacto visual hasta que Alex interrumpe.
— Atenea cariño deben irse.
Asiento lentamente y doy un paso atrás. Alex se va y juego con la pequeña medallita, nos acercamos a los helicópteros.
— Sabes quiero una boda grande, y una luna de miel que dure al menos un mes.
Comenzamos a caminar.
— ¿Un mes? Eso sería demasiado
— Nunca es demasiado para follar, siempre es un gusto tenerte abierta de piernas y lista para resistirme.
Enrojezco y él se ríe.
— ¿Dónde dejaríamos a nuestro bebé sabiendo
— Pues nos lo podríamos llevar.
— Podríamos.
Se gira con una hermosa y radiante sonrisa.
— ¿Eso quiere decir que sí?
— Lo hablamos de vuelta a casa.
— Bien.
— ¡Muevan el culo y dejen las mariconadas para otro momento! — Gauna grita al pasar a nuestro lado.
— Dilo.
— Te amo, cuídate mucho.
— Tu también.
— ¡Hora de partir, el coronel y el General esperan!
Me giro y me voy al mío, siento un ligero dolor de nuevo, también una fea sensación pero la ignoro.
— Comandante es momento de subir ya está todo listo para recibirnos, el capitán Linguini y el ministro vendrán atrás nuestro.
Veo el primer helicóptero despegar. Y cuando veo a Christopher abordar el suyo corro a él haciendo que intente bajar de nuevo.
No sé qué carajos hago, quiero llorar, devolverme a mi casa, dormir con mis dos hombres y perrito.
— Atenea.
— ¡Comandante tenemos que despegar! — Gauna se molesta, Christopher intenta quitarse el cinturón de seguridad.
— No así déjalo, toma— le doy mi medallita.
ESTÁS LEYENDO
Siempre fuiste tú
General FictionAtenea Guzmán de la Torre: Una mujer perfecta no solo físicamente, con tan solo 25 años de edad es una empresaria multimillonaria exitosa, también es una de las mejores comandantes que la FEMF ha tenido. Christopher Morgan Harts: Un hijo de puta (có...