CAPITULO 81

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Pov: Christopher

Llevo media hora escuchando a las dos personitas hablar, ambos ya están en pijama y me cuentan lo que paso hoy, Emiliano casi le dice a Bratt del amorío de Rachel con Parker.

— ¿Tu lo vas a leganal vedad papi? — pregunta por milésima vez.

— Si, ahora cierra los ojos y duérmete ya— se acomoda encima de Atenea y comienza a tomar leche.

— ¿Cuándo vas a llegar?

— Aún no lo sé, pero será antes de la ecografía— digo sin dejar de ver esos pechos enormes.

— Christopher ya no quiero estar sola.

— No estás sola, tu abuelo, Sara y Alex están ahí.

— No me refiero a eso. ¿en dónde estás Christopher? ¿y por qué me trajeron acá?

Emiliano suelta sus tetas y habla.

— Mami ya te lijo, eta en una mitión, y mis buelitos lijelon que estamos aquí polque halemos pijamala y fieta etos días— le explica y Atenea sonríe.

— Gracias por recordarlo bebé, ¿ya no vas a querer leche? — se intenta subir el sostén pero él se acurruca de vuelta tomando.

— Te lo voy a contar después, solo...

Uno de los hombres del Mortal Cage se acerca.

— Señor...

— Ahora voy— es lo único que le digo— Nena me tengo que ir, duérmanse ya.

— Chris...— está por decir algo pero solo niega— Te amo.

— Lo sé— le giro un ojo, Emiliano se despide y me levanto yendo a la habitación de alado.

La única despierta es la mujer, parece desorientada pero a medida que se adapta a la poca luz no me ve. Rápidamente abraza a su hija y se arrincona aún más.

— ¿Quién eres tú? ¿por qué nos trajiste aquí? ¿Qué hacemos aquí? — ruedo los ojos ante las estúpida preguntas que suelta.

Tomo el sobre con la información sobre ella.

— ¿Es enserió esa pregunta? ¿No es obvio que están secuestradas? — me burlo.

— Por favor déjanos ir...

— ¿Y qué chiste tendría haberlas secuestrado? — enciendo las luces y me quedo de espadas porque sé que en el momento que me gire me reconocerá enseguida.

— ¿Qué es lo que quieres de nosotras? ¿Dinero? Si es así puedo darte mucho más de lo que te imaginas

Suelto una risa sin gracias, tomo la computadora de la niña y el celular, ya instalé el programa que Patrick me dio para no ser rastreado ninguna llamada o señal emitida y me giro a ella. Sus ojos parecen quererse salir de su órbita, sus labios se entreabren y comienza a temblar.

— Sabes perfectamente quien soy, y por lo tanto que esto no es cuestión de dinero, es más que nada una...— finjo pensar en la palabra— Solo un rendimiento de cuentas— llego a ella.

— Él... él va a llamar y cuando no contestamos sabrá que algo pasa y...

— Y por eso tu hija atenderá la llamada— la mocosa a su lado se comienza a remover y lo peor es cuando despierta y comienza a llorar.

Uno de los hombres trae un plato de comida.

El celular comienza a sonar justo como lo tenía previsto.

— Ven acá— le hablo a la mocosa y niega— Amordacen a la mujer y traigan a la niña.

Me exasperan la niña patalea y la terminan atando a la silla, la llamada se pierde pero sé que vendrá la otra.

Siempre fuiste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora