Siempre fuiste tú

CAPITULO 32

Pov: Atenea

Me desperté más temprano de lo normal, el personal se retiro como ordene ayer así que me alistó para despertarlos y bajar preparar algo para desayunar.

Me pongo un fresco vestido color blanco que se amolda increíble a mi cuerpo, de maquillaje solo me pongo rímel transparente y un labial rojo.

Una idea se cruza por mi mente y me acerco a mis hombres los cuales están profundamente dormidos.

Me pongo en horcajadas sobre la espalda de Christopher y comienzo a repartir besos.

— Mi amor, es hora de levantarse— suelta un sonido raro, pero no dejo de llenarle la espalda de besos. Aún arriba de Chris comienzo a darle besos a mi bebé — Amorcito es hora levantate.

Lleno todo sus cuerpecitos de besos, la imagen es preciosa y no dudo en tomarles una foto.

— Arriba los dos que hoy tenemos mucho que hacer— les doy uno más— Los espero abajo— le beso los labios a Chris y la nariz a mi bebé.

No sé hacer mucho en la cocina. En realidad no se hacer nada, pero veo tutoriales y termino preparando dos sándwiches, fruta picada y café para Christopher y para mí, a mi bebé le hago unos pancakes, fruta y le daré leche.

Me sobresalto cuando siento una palmada en el culo, y después como me alzan el vestido.

— Chris...

— ¿Te diviertes marcándome? — comienzo a sentir su erección, y no tarda en pasármela por los glúteos.

— ¿Dónde está el bebé...? — preguntó antes de perder mi conocimiento.

— Con Zeus— arranca mis pequeñas bragas y me inclina para comenzar a follarme.

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Cuando terminamos de desayunar y me llega un mensaje de mi mamá.

Mami ❤️

Preciosa tus tíos Roberto y Daniela te van a ir a visitar, no pudieron llegar a la fiesta de tu abuelo pero te quieren ver antes de que se vayan.

Van a llevar a pequeño Ale, espero que se haga amigo de Emi, te amo.

— Mi amor— se gira a mi— vendrán unos tíos a visitar visitarnos...

Echa su cabeza hacia atrás como acostumbran.

— ¿Y si dices que no estamos? — cuando se pone mimoso me encanta más.

— No puedo así que vayan a vestirse— frunce los labios y les doy una suave mordida.

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Llega una camioneta blanca y bajan tres personitas muy importantes para mí.

— ¡Que grande y preciosa estas! — dice mi tía.

— ¡Teni! — Alejando un pequeño de 4 añitos el cual adoro inmensamente.

— ¡Mi niño bonito! — lo cargo llenándolo de besos.

Escucho una pequeña queja de mi bebé.

— Tíos les presento a Christopher, mi pareja— ellos lo saludan y Chris solo les da un asentamiento— Y él es Emiliano nuestro bebé.

— ¡Es precioso! — Emi comienza a pedir mis brazos y trato de bajar a Ale pero no se deja.

Con mucho cuidado lo tomo a él también, y pasamos a la sala. Me siento con los dos niños, pero Ale se baja y no es hasta que mi bebé grita cuando entiendo el porqué.