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Heinrey Alles Lazlo

No era sorpresa para Aurora recibir una carta de su adorado hermano mayor, preguntando sobre las intenciones de sus acciones y de que tales rumores hayan llegado a sus oídos por otras personas en vez de ella misma

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No era sorpresa para Aurora recibir una carta de su adorado hermano mayor, preguntando sobre las intenciones de sus acciones y de que tales rumores hayan llegado a sus oídos por otras personas en vez de ella misma. Habría apreciado un mensaje o saber qué esperarse cuando hablasen de ella, ya que ser concubina del emperador Sovieshu no era una de esas cosas. Ella no sabía porqué pero su hermano siempre tuvo un problema con Sovieshu, nunca pudieron congeniar muy bien que digamos. Era imposible aunque lo intentaran.

Cuando salió de la habitación en la que se había quedado, sintió todas las miradas sobre su persona. Pero eran esa típicas miradas que la gente le daba ya que además de ser una maga reconocida, era también un joya bruto como lo dirían otros. Pero estas estaban llenas o de asco o envidia, bueno, era verdad que ella ser concubina del emperador Sovieshu solo lo hacía por el bien de todos.
El bien común. No mentiría, lo amaba pero no lo suficiente como para ponerlo sobre ella y su vida como maga. Eso era algo de lo que no estaba dispuesto a jugar, tampoco pensaba en quedarse durante mucho tiempo tras su recuperación del ataque del dragón.

Pero lo que casi nadie sabía era que realmente no aceptó esta posición porque estuviera enamorada del emperador, sino para hacerle un favor a una amiga de la infancia y cumplir con su deber a la Sociedad Mágica.

—Es un placer poder verla Lady Rashta, parece que hace un temporal excelente afuera.—dijo Auora irónicamente al encontrársela.

—¿Cómo te atreves a quitarme al emperador? Él es mío y de nadie más, su majestad ama mucho a Rashta y ella a él. Usted no pinta nada.

—Debo de decir que su majestad, el emperador Sovieshu, tiene todo el derecho de oler otras flores de su gran jardín, ¿o no?—la satisfacción al ver su humillación hacia aquella mujer, había sido tan excelente que las damas de compañía que siempre la acompañaban a Rashta. Ya se encontraban murmurando.—También de que si el emperador estuvo dispuesto a deshonrar a su emperatriz por alguien como tú, ¿quién te aseguraba que él no haría lo mismo contigo?

Con esas palabras como su mensaje, ella siguió con su camino. Dejando a la primera concubina estupenda y furiosa, ella pensó que podía jugar al juego pero realmente, Aurora fue la que manipulaba el juego.

Luego, una de sus damas le informó de que un representante de Occidente llegó, el príncipe Heinrey Alles Lazlo de Occidente. El primero en línea en el Trono de Occidente, ya que su hermano el rey y su cuñada habían fallado en darle un príncipe al reino. Aurora podría decir que sabía un poco más sobre el príncipe de lo que dejaba ver al resto, pero ella sabía lo obsesionado que podía ponerse por conseguir un objetivo en su mente. Lo tuvo claro cuándo coincidió con él un par de años durante sus estudios mágicos, mantuvieron el contacto de meses después de que cada uno de graduara respectivamente. Aunque estaría sería la primera vez que la vería.

Pensó que ir recibir al príncipe de Occidente junto con los emperadores de Oriente, siendo ella una mera concubina. Sería de lo más inapropiado, ridiculo incluso.

—¡Aurora!—se giró al oír aquella voz, solo una persona se atrevería a llamarla por su nombre y gritándolo.

—Príncipe Heinrey, un placer verlo.

—Me hieres con esas palabras, ¿enserio hay necesidad de formalidades con un amigo tan intimo como yo soy?—lucia como si hubiera sido dañado profundamente, con un toque un tanto dramático.

—¿Cuál es tu propósito al volver a Oriente?

—Nada más que mi deseo de discutir asuntos de estado con el emperador Sovieshu. Tu brazo se ve mejor de lo que esperé.—refiriéndose a la cicatriz que le quedó en el brazo de aquel dragón.

Ya que normalmente la gente no se encontraba con una ya que estaban extintos en varias regiones o era una ocasión de una en un millón de que te encontrarás uno, más haber salido con vida de una "batalla" con uno. Especialmente con uno de escamas de color dorado, esos eran los más raros de los más raros de su especie.

—Algunos dicen que soy una chica suertuda.

—Por supuesto, ¿te unirías a mí para un paseo? Doy por hecho de que conoces mejor este palacio que yo, después de todo has pasado tanto tiempo aquí. Y ahora más porqué convertirte en la concubina del emperador, ¿o me equivoco?

—Claro, te guiaré mi príncipe.

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—Ahora que estamos a solas, dime tu verdadera razón de venir a Orinete cuando las celebraciones de Año Nuevo ya pasaron. Y menudo escándalo que montaste, no podías ser más obvio del amor que le tienes a la emperatriz Navier.—dijo ella, llevándoselo a un habitación. Burlando la vigilancia de los guardias y damas de compañía.

—¿Porqué debes pensar que tengo otro motivo?

—Porque te conozco Heinrey y no usas tus poderes a menos que necesites algo de esa persona.

—¿Qué sabes?—preguntó él tontamente.

—Sabes, Navier es la esposa del emperador Sovieshu. Ambos están muy felices con su matrimonio, no permitiré que alguien como tú venga y arruine el arduo trabajo que ellos dos hicieron durante años desde su compromiso. No deberás de acercarte a ella.—usó un tono serio y demandante.—Si es que no deseas que revele tus verdaderas intenciones a Oriente.

—¿Enserio piensas tan bajo de mí?

Ella no podía creerle, él mismo sabía perfectamente de lo que ella se refería y que era prácticamente imposible engañar a alguien como ella. Simplemente le gustaba jugar juegos donde no debía, poseía un talento nato para la manipulación de las personas a su gusto. Y hacerles creer las cosas que él quería. Aurora se vio venir que Heinrey vendría a arruinar de alguna manera el matrimonio de sus amigos de la infancia, que había superado sus baches pero iba en buen camino. La única cosa que no le permitiría, sería hacer caer un gran imperio por solo un maldito capricho que este principito tuviera.

—¿Cómo no podría pensar tan bajo de ti? Después de todo, somos iguales. Destruimos todo por naturaleza.

 Destruimos todo por naturaleza

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𝐋𝐀 𝐎𝐓𝐑𝐀 𝐀𝐌𝐀𝐍𝐓𝐄 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora