Él no es el mismo y ella tampoco
Esa mañana, el día de después de llegar al Palacio Imperial. No había visto a Sovieshu aún y eso parecía deprimirla hasta un punto, ella no esperaba que él la fuera a dejar de un lado porque esa esclava estuviera embarazada. Por primera vez en su vida, Aurora no sabía qué sentía exactamente. ¿Cuál era este sentimiento que hacía que odiara a aquella mujer y a Sovieshu por dejarla de lado? Este misma emoción que le dejaba con un sentimiento pesado dentro de ella. Un lugar que una vez tenía el potencial de llamar hogar, se había esfumado de la noche a la mañana.
Y si ese bebé nacía varón,
todos los infiernos se desatarían en
la Casa Imperial.Ni una sola vez en la Historia, una concubina dio a luz a hijos antes que la emperatriz. Era algo inimaginable que una emperatriz no produciría herederos, ya que cada una de una forma u otra lo conseguían al final. Pero con Navier y Sovieshu fue imposible, eso que parecían la pareja perfecta.
Si Rashta da a luz a un niño varón. Al Navier no tener ni hijo o hijas. Ese niño bastardo se convertiría automáticamente en el Heredero al Trono de Oriente y futuro emperador.
Por lo que significaba que la influencia y poder de Navier se reduciría, al no ser la madre del futuro heredero. Su sueño estaría en peligro.Créeme cuando digo que Navier y Sovieshu lo intentaron tanto en producir un heredero, ya sea mujer o hombre pero fallaron todas las veces.
Nada, porque ambos eran infértiles.
Y eso Aurora lo sabía.—Buenos días Aurora.—dijo con un tono indiferente el hombre del que tanto pensaba.
Ella se dio la vuelta y lo vio, no había cambiado mucho desde la ultima vez que lo vio. Lucía mejor si se atrevía a decirlo. Solo un defecto, ya no sonreía como antes lo hacía. Él cambió.
—Buenos dias, su majestad, ¿deseaba hablar conmigo sobre algún asunto?—preguntó inocentemente ella.
—Me debo disculpar por la falta de respeto de ayer, lamento no haber podido estar para recibirla pero como le habrá explicado la emperatriz, tuve unos asuntos personales que atender. Espero que no haya sido mucha ofensa, Lady Aurora.—notaba él sarcasmo y obligación en su voz y las palabras con las que eligió transmitirle ese mensaje.
—No ha sido una ofensa, la emperatriz amable en me informó del inconveniente. Entiendo que tenga que cuidar de la salud de la madre de su futuro heredero.—comentó Aurora.
—Es tan comprensiva como recordaba. Efectivamente, Lady Rashta va a dar a luz pronto según la predicción de los médicos. Así que prestarle más atención y cuidado no estaba de más.—respondió él.
Cuando ella lo miraba, veía que esos ojos que una vez la vieron con tanto cariño y amor no estaban para ella sino para la otra mujer. Ese hombre que tanto añoró, no existía más porque era ese mismo hombre para otra mujer. Sovieshu ya no era su mismo Sovieshu y eso a Aurora no le gustaba nada. Ella sabía que tomaría alguna acción apresurada y tonta muy pronto. Si no dejaba de recurrir a Rashta y en vez, fuera a Navier.
—Bueno, no había nada más de lo que quisiera hablarle. Si me disculpa, me retiraré. Tengo una reunión con el Ministrado.—sonrió falsamente él antes de irse.
La única cosa que Aurora sabía en aquel momento, era que esa esclava ya dejó sus garras en el emperador y planeaba convertirse en su emperatriz. Sin saber que eso era más que atender a fiestas del té o vestirse con los mejores vestidos. Había mucho más trasfondo que nunca entendería.
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Aurora no sabía el porqué de que se encontrara al actual Rey de Occidente la mayoría de veces que iba a dar un paseo por los jardines imperiales. Un pasatiempo que la ayudaba a relajarse y pensar detenidamente en sus futuras acciones. Y era una forma para escapar por unos minutos del mundo de presiones que la rodeaba.
—Su majestad.—saludó Aurora al verlo, tras tanto tiempo. Heinrey tampoco cambió.
—Lady Aurora, es bueno verla finalmente. Desde que oí su llegada a la Capital, no podía esperar hasta reunirme con usted de nuevo.—comentó el rey.—Tal vez pueda acompañarla en su paseo, si no le importa.
—Por supuesto.
Habían dos guardias reales de Oriente que lo seguían por detrás, seguramente por esa razón Heinrey fingió tener que acompañarla a pasear y así poder hablar a solas sobre todo lo que pasó e iba a pasar. Estaban a unos metros hasta que se sentaron en el lugar que se solía tomar el té. Para resguardarse del sol y admirar los alrededores.
—Escuché de tus hazañas en Kern y el Norte entreno, no me esperaba nada menos de ti.—comentó Heinrey.—Quiero ir directo al grano, yo no permitiré mientras esté vivo que Navier sufra una humillación otra vez de esa mujer.
—En algo qué coincidimos Heinrey.
—Me alegra oír eso, antes de venir a Oriente para reanudar las negociaciones comerciales entre Occidente y Oriente. Pasé por la Escuela de Magia y conseguí esto.—le mostró a discreción de los guardias un pequeño vial con líquido transparente.—Es una pócima muy efectiva para abortos, ¿sabes a lo que me refiero?
—No Heinrey, lo que sea pero matar a niños inocentes. Especialmente los que ni siquiera han nacido.—dijo firmemente Aurora, no tenía el corazón para eso. Tal vez su madre era el demonio en persona pero ese niño no.
—¿Y qué sugieres?
—Que tengas paciencia y esperes.—contestó rodando los ojos, no podía a veces con la impulsividad del ahora rey.—Tarde o temprano Sovieshu se enfrentará a la decisión de tener que asegurar la posición de Rashta como la madre del Futuro Heredero.
—Navier podría adoptar al niño.
—Ni Navier aceptaría criar a un hijo que no es suyo ni Sovieshu es tan cruel como separar a una madre de su hijo.—refutó instantáneamente Aurora.—Él le pedirá el divorcio a la emperatriz algún día para casarse con Rashta y así legitimidad al bebé antes de que nazca.
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𝐋𝐀 𝐎𝐓𝐑𝐀 𝐀𝐌𝐀𝐍𝐓𝐄 ✅
Fanfiction𝐋𝐀 𝐎𝐓𝐑𝐀 𝐀𝐌𝐀𝐍𝐓𝐄 ||| ʟᴇᴅ ғᴀɴғɪᴄᴛɪᴏɴ ❝ ¿Y si Navier en un último intento de quitar a Rashta del corazón del emperador Sovieshu, hace que otra mujer sea su amante también? ❞ 𝐬𝐨𝐯𝐢𝐞𝐬𝐡𝐮 𝐱 𝐨𝐜 𝐧𝐚𝐯𝐢𝐞𝐫 𝐱 𝐡𝐞𝐢𝐧𝐫𝐞𝐲 → La empera...