𝐋𝐀 𝐎𝐓𝐑𝐀 𝐀𝐌𝐀𝐍𝐓𝐄 ✅

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Emperatriz II
"Sueños realizados"

aurora's perspective

Había pasado ya un año desde que Sovieshu y yo nos casamos oficialmente, todo lo que pasó después, se sintió como un sueño hecho realidad. Ya que me había casado con el amor de mi vida y mi alma gemela, además de que mi vida de casa estaba muy bien. Y el trabajo de la emperatriz no me vino de sorpresa, estaba acostumbrada a lidiar con papeleo y montañas de trabajo si era necesario por mis años de estudio y mi experiencia y puesto en la Sociedad Mágica. El cual aún mantenía a pesar de todo lo sucedido. Además de que ahora todo se tranquilizó más debido a que la tensiones previas entre Oriente y Occidente eran prácticamente inexistentes, debido a alianzas comerciales y personales.

También porque estaba en mi noveno mes de embarazo, y eso conllevaba una gran responsabilidad, a aparte de la de ejercer el rol de emperatriz de Oriente. Era la primera vez que Sovieshu sería padre, él diciendo en sus propias palabras "Este bebé será amado, y será mi heredero, no me importa si es mujer o hombre. Podremos darle la educación y vida digna de un futuro emperador o emperatriz." Como dije anteriormente, este era un asunto de suma importancia, por lo menos, políticamente para el Imperio de Oriente. Quién estaba en una urgente necesidad de ese príncipe de la corona, del heredero que algún día los gobernaría. Después de que la ex emperatriz de Oriente, Navier Trovi, fallara en su deber de producir un heredero para el emperador. Aunque nada había sido llevado a su contra, Navier era una mujer muy amada y respetada tanto en Oriente y Occidente aún tras su divorcio con Sovieshu.

En ese momento me encontraba en la oficina imperial de la emperatriz, tratando de terminar algo de papeleo urgente que debía de acabar ayer pero no pude porque Sovieshu insistió en que durmiera temprano ayer. Todo el mundo me trataba como si incapacitada fuera por mi sensible condición.

—Su majestad, debería de descansar en cama ahora. Esa es la recomendación de los médicos.—repitió mi dama de compañía, Amanda Flowers, hija menor de un marqués oriental. Y que entró a mi servicio nada más casarme con Sovieshu.—Si el emperador se entera que está aquí, en vez de reposando...

—Pues es simple, no dejes que el emperador se entere de ello.—respondí, tratando de mantener mi concentración en los documentos frente mía.—Que este embarazada, no significa que no pueda ser la emperatriz más y continuar con mi deber y trabajo al pueblo de Oriente.

—Su majestad.

—Amanda, te he dicho que el emperador no debería de enterarse y ya está.—repetí, pensando que me había hablado a mí, con su silencio, levanté mi cabeza y era Sovieshu frente mía. Amanda ya había desaparecido por ahí.—Así que eres tú.