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Amigas

Caminaba por los pasillos del palacio imperial con prisa, ya que tampoco quería dejar a su emperador esperando mucho rato pero sin ese collar, ella no era capaz de dormir apropiadamente

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Caminaba por los pasillos del palacio imperial con prisa, ya que tampoco quería dejar a su emperador esperando mucho rato pero sin ese collar, ella no era capaz de dormir apropiadamente. Lo llevaba siempre en el cuello, pero se dio cuenta que se lo quitó también con los otros cuando le informaron de que Sovieshu quería verla. Al pasar por los aposentos de la emperatriz, no pudo evitar escuchar la conversación que estaba teniendo con sus damas de compañía entre todo el silencio de la noche que caía.

—¿Supo que Lady Aurora conocía desde hace años al príncipe Heinley y casualmente, al Duque Hails?—comentó Laura.

—No deberías de chismorrear así. Ten cuidado con lo que dices sobre ella, frente a la emperatriz.—reprimió la Condesa Eliza.

—No me supone un problema, podéis hablar todo lo que queráis frente a mí. Aunque quisiera preguntarles sobre su opinión sobre un asunto que me ha estado molestando.—esa era la voz de su mejor amiga, Navier.—¿Ustedes de verdad creen que el Duque Hails y Aurora no fueron nada? Parecían cercanos.

—Escuché rumores de que ella le ayudó al Duque en un asunto relacionado con su hermana, Nadya Hails y que desde entonces, mantienen una buena amistad. Se escriben cartas de vez en cuando, me comentó uno de la Compañía de Mensajería.—dijo la Condesa Eliza.

—Pues, yo los vi a ambos irse tomados de la mano durante la celebración del Aniversario del emperador.—afirmó Laura.

—Entonces, los rumores podrían ser verdad.

—No quiero hacer acusaciones sin fundamentos, pero hay muchos hombres tras Lady Aurora. Podríamos decir que atrae a mucha gente y a nadie le sorprendería eso, ya que se quedó por un tiempo en la capital occidental. Y probablemente conoció al príncipe Heinley ahí. Así que ambos la conocían de antes y parecían ser muy confiados con ella.

—Así que sería probable, ¿no?—preguntó Navier, era cierto que no mantenían la misma cercanía que antes y no la conocía como antes. Pero no sabía qué pensar sobre estos rumores de varios hombres. Lo que le preocupaba era la reputación de Sovieshu y la Familia Imperial.

—Pues si.

A todo eso alcanzó a escuchar, cuando recordó para qué realmente venía a. Corrió a su habitación, tomó el colgante y se lo guardó en un bolsillo bien escondido de su vestido de noche. Y así se apresuró a regresar a la cama del emperador.

—Lo siento por haberme tardado.—se disculpó.

—No te disculpes, no hace falta.—sonrió, feliz de sólo pasar la noche con ella. Aunque no fueran a hacer nada. Eso nunca le pasó con Navier o Rashta. Era solo una relación de conveniencia, en la cual solo buscaba un vástago pero con Aurora, todo cambió.—Si puedo preguntar, ¿cuál es el objeto con el que no puedes dormir?

𝐋𝐀 𝐎𝐓𝐑𝐀 𝐀𝐌𝐀𝐍𝐓𝐄 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora