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Humillación

Tan solo al día siguiente las noticias de que el Sumo Sacerdote visitó al emperador en privado, sin la presencia de la emperatriz

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Tan solo al día siguiente las noticias de que el Sumo Sacerdote visitó al emperador en privado, sin la presencia de la emperatriz. Fue un tema que dio de hablar a muchas bocas de la gente. Muchos especulaban que algo importante estaba por suceder, otros aclamaban que estarían hablando sobre la sucesión del Trono Oriental. Y fueron unos pocos que pensaron la idea de un divorcio. Aunque dicho, solo unos pocos. Pero también se notaba el ambiente tenso en los emperadores en la Sesión de Gabinete mensual que justo era ese día. Los nobles decían como lo emperadores no se dirigieron la mirada ni una sola vez, no hablaron el uno con el otro más de la necesario y había una frialdad en las pocas palabras que se expresaron.

También están la crisis que tuvo la emperatriz era algo de lo que hablar, pero sorpresivamente, casi nadie habló de eso. Solamente especularon que el emperador estaba tratando de buscar formas de legitimar a su bastardo.

—¿Cuál es el problema contigo Navier?—reclamó Sovieshu tras la Sesión del Gabinete, cuando se apartaron a hablar en la oficina de él.—Estabas rechazando cada idea que daba.

—Porque eran malas simplemente.—respondió con frialdad Navier.

—No, no hay algo más que no me dices.—refutó Sovieshu, no aceptando la respuesta de la emperatriz.—Ni siquiera me mirarás, no me di cuenta que nuestra relación había acabado en tan mal estado.—lo dijo en un tono sarcástico, que molestó muchísimo a Navier.

—Si nuestra "relación" llegó a ese punto fue por tu culpa, ¿quieres divorciarte de mí?

Y ahí soltó la bomba atómica.
La emperatriz Navier miró con tal seriedad y habló con tanta frialdad que él estaba algo sorprendido. No esperaba que se enterara tan pronto, más cuando solo pasó un día desde que habló con el Sumo Sacerdote. Pero ya tenía recapacitando sobre esto durante meses. Estuvo contemplando esta opción desde que se enteró que Rashta estaba embarazada.

—No era mi intención que te enterarás tan pronto, solo será temporal.

—¿Temporal?—Navier sentía esto como si se lo tomara como chiste, y era más como un insulto.

—Exactamente.—dijo Sovieshu.—Me casaré con Rashta durante un año y así legitimizar al hijo en su vientre y luego me casare de nuevo contigo, así podrás seguir siendo mi emperatriz.

—Ya no hay más tú emperatriz desde que si quiera pensaste en divorciarte de mí.

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La mujer de cabellos blancos como la nieve y ojos negros oscuros como la noche de tormentas, había preparado una fiesta del té para celebrar por su bebé. E internamente por el hecho de que Sovieshu le dijo que se casaría con ella y se desharía de Navier por una vez por todas. Ya que aunque no fue anunciado oficialmente, todos sabían que un proceso de divorcio comenzó entre los emperadores por la repentina visita del Sumo Sacerdote a la Capital. Todos sus sueños se estaban haciendo realidad, Navier estaría fuera de la imagen pronto y Aurora perdió el control que tenía sobre el emperador. Ahora solo existía Rashta para él. O eso pensó ingenuamente.

Invitó a todas las esposas de sangre noble, incluyendo a Aurora como le aconsejó el Duque Ergi. Quien la había estado ayudando desde el principio y siendo su cómplice.

Todas las mujeres llegaron menos Aurora llegaron a su fiesta del té, a parte de eso, estaban teniendo un espléndido momento. Rashta por fin se sentía parte de las personas que ella nunca pensó que alcanzaría en su vida. Ahora dentro de unos meses, todo eso iba a cambiar y Rashta sería la emperatriz de Oriente. Que divertido era el destino, ahora todas las personas que la hicieron sufrir, pagarían.

—Me disculpo por mi tardanza, habían asuntos urgentes de los que me debía ocupar. Espero no haber interrumpido nada.—se disculpó Aurora mientras entraba con un vestido de seda color azul marino, justo el mismo color que Rashta. Y se sentó al final de la mesa, mirándola de frente.—Continúa Lady Rashta.

—Lady Aurora, es bueno verla desde que se fue hace dos años. Hemos notado bastante su ausencia aquí en el palacio.—comentó Rashta, molesta de que la rubia mostrara una gran sonrisa y la hubiera opacado prácticamente cuando entró.

—Seguro que sí, he estado salvando miles de vidas en Kern. Tú has estado dándolas.—dijo Aurora.—Varias vidas has dado al mundo con varias personas.

—¿Qué está insinuando? Recuerde bien que llevo al futuro hijo del emperador dentro de mí, una ofensa contra mí, es una contra del emperador. No se crea mucho por ser una mera concubina también.

Para ese momento, la cara de Rashta estaba roja del enfado que le provocó ese descarado comentario de su acérrima rival. Aurora solo se río, en esa situación, comenzó a reírse sin vergüenza frente a todos. Lo que consiguió que la atención de todas las mujeres de la Nobleza estuvieran sobre ella. Aunque ella compartieran el mismo pensamiento que Aurora, de que aquella mujer de origen esclavo no sería nunca una de ella. Tenían que soportarla por cargar con el hijo del emperador. No poseían el mismo privilegio que Aurora, de decir lo que le placiese.

—Lo que dije.—contestó tajante Aurora.—Puede que lleves al supuesto hijo del emperador, puede que tengas un estatus "mayor" al nuestro por cargar con ese bastardo pero no serás nunca alguna de nosotras.

—¡Eso es traición! Llamar al hijo del emperador bastardo, ¿cómo te atreves?—exclamó Rashta,mientras se levantaba de su silla de lo exaltada que estaba.

Para ese momento, la discusión entre las dos mujeres había atraído la atención de todos a los alrededores del Palacio de Cristal. Las mujeres de la nobleza se mantenían en silencio ante esta pelea en la que Lady Rashta soltaba una furia incontrolable y Lady Aurora se mantenía tranquila sin haber alzado la voz en ningún momento.  Era admirable de su parte.

—No estás casado con el emperador y vas a dar a luz a un supuesto hijo de él, ¿sabes que es ilegítimo y sin reclamo al Trono, o no lo sabías?

—Eso no es cierto.

—Esperas ser nuestra futura emperatriz algún día, pero no conoces ni las más básica de las leyes de nuestro imperio.—la humillación que Rashta sentía en aquel momento, era mucha pero Aurora continuó con su espectáculo.—¿Cómo podemos confiar que el imperio estará en buenas manos si son las tuyas?

El emperador estaba por los alrededores, y sabía que su querida Rashta iba a ser la anfitriona de una fiesta de té que le comento por el futuro heredero. Lo que no espero cuando pasó por enfrente del Palacio de Cristal para revisar cómo ese encontraba, era verla caer al suelo.

—Rashta.—murmuró el emperador, mientras entraba al Palacio rápidamente y ordenaba que sus guardias llamasen a un doctor mientras él mismo la llevaba en brazos hasta su habitación. No sin antes decirle a Aurora.—Tendremos que hablar más tarde.

Pronto la fiesta de té concluyó, solo Lady Dagmar se quedó por los alrededores. Sin importarle de la salud o bienestar de la madre o el bastardo.

Ella no iba a sentarse tranquilamente mientras le quitaban a su mejor amiga todo por lo que arduamente trabajo por. Y solo porque no era capaz de dar un vástago.

 Y solo porque no era capaz de dar un vástago

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𝐋𝐀 𝐎𝐓𝐑𝐀 𝐀𝐌𝐀𝐍𝐓𝐄 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora