Amor prohibido
Justo al volver al palacio de encontró con Rashta, al parecer ya la habían sacado de la Torre y menos mal que no era lo suficientemente tonta como para estar armando otro escándalo más. Debía de aprender a vivir en este palacio como todo el mundo, si lo que quería era quedarse aquí. Le sonrió, aunque no lo sintiera realmente. La odiaba internamente. Por todo lo malo que hizo.
Por como hizo que Sovieshu tratara a Navier tras su llegada; por el hecho de que creía tener el derecho de tener todo lo que Navier tenía; por ser irrespetuosa ante Navier; por cómo dañó la relación bonita que había entre sus mejores amigos. E inútilmente, seguía intentándolo. Una y otra vez sin éxito. Mientras ella estuviera aquí, esa mujer no causaría ningún problema.—Buenos días Lady Rashta, ¿se encuentra mejor que la última vez?—preguntó, amando como esta mujer trataba de recubrirse el miedo y temor.
—Si, me encuentro mucho mejor.
—Me alegro, que tengas un buen día.
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Se dirigió a la oficina de la emperatriz, donde hubiera querido hablar sobre ese asunto con ella. Pero se encontró con la sorpresa de que el príncipe Heinrey estaba hablando con ella muy animadamente, a las puertas de la oficina. Lucía muy feliz, más de lo que la veía desde hace tiempo y ese hombre sonreía con una felicidad que ella nunca le vio. Ya que siempre la odió desde el primer momento, bueno, no le cayó bien. Y eso le podía importar poco.
—Lamentó interrumpir vuestra animada conversación, su majestad y su alteza.—dijo Aurora, estando frente a ellos.—Esperaba poder hablar con la emperatriz a solas.
—Aurora, me alegro de verte y no pasará nada. Justo terminaba de hablar con el príncipe.
—Eso mismo.—el príncipe miró al antiguo duque con la armadura de la guardia real de pies a cabeza. Haciendo un escaneo.—Tal vez podría hablar un momento con tu guardia personal, ¿no, Lady Dagmar?
—Eso no será un inconveniente.
Cuánto sarcasmo escondido había en esa conversación, cada uno tenía sus motivaciones. Aurora con la emperatriz, entraron a la oficina para hablar. Mientras que ambos hombres se quedaron afuera.
—¿Qué deseaba de mí, su alteza?
—Lucian Hails, se te nota a kilómetros lo que sientes por Aurora.—dijo yendo al punto, el antiguo duque era un buen amigo suyo a pesar de ser oriental.—Es por los viejos tiempos que te digo esto, deberías alejarte de esa mujer como si de la plaga fuera. No es lo que parece nunca. Si yo noté como la miras todo el rato, te aseguro que los demás no tardarán en hacerlo. Incluso el emperador y la emperatriz.
—No sé a que te refieres, su alteza.
—Deja esa basura, no me llames su alteza.—demandó el príncipe.—Lo sabes, que eres un viejo amigo y yo no quiero que te veas dañado de esta situación.
—Podrías especificar tus insinuaciones, Heinrey. Porque realmente no tengo idea de lo que te refieres.
—Estás enamorado de Aurora, admítelo. Desde el día que salvó milagrosamente a tu hermana, no la has dejado de amar aunque se convirtiera en la concubina de otro hombre. Pudiendo haberse casado contigo.—él lucía una expresión de incomodidad, por dentro recordando todo lo que pasó.—¿Y aún así la amarás?
—No es nada de tus asuntos.
—Verdad, pero Aurora no es el ángel que siempre finge ser. Algún día lo verás como yo lo hice.
|•••|
Una vez que estuvieron a puertas cerradas, la ojiazul suspiró. Tratando de encontrar la manera adecuada de comentarle sutilmente este asunto sin sonar amenazadora. Lo último que querría convertirse era un calvario para la emperatriz.
—¿Qué es lo que necesitas, Aurora?
—Lo sé Navier.
—¿Qué es lo que sabes?—preguntó curiosa, ya que no sabía de los que le estaba hablando.
—Sobre tu amor con el príncipe.
Esas palabras le sorprendieron muchísimo a Navier, pensó que hizo un buen trabajo ocultándolo. Y que nadie sospechaba nada o si quiera lo pensaría, ya que era la emperatriz. Y él era un mero príncipe que sería el futuro Rey de Occidente. Ahora estaba pensando cómo descubrió esto, si no dejaron ninguna pista de nada literalmente. Solo hacían juntos actividades normales para ambos. Como dar paseos o pretender que hablaban sobre asunto de la Corte. Realmente comprendía como todo el mundo la amaba y tenía al mismo tiempo, esa mente tan audaz y aguda. No sabias lo que estaba pensando en el momento. Pasó la posibilidad de preguntarse a sí misma, de qué le serviría a Aurora esta información.
¿Tal vez quería ser emperatriz?
—Eso es un mentira.—respondió por defecto. Negando toda acusación.
—Las dos sabemos que eso no es verdad.—dijo Aurora.—No se lo diré a Sovieshu, él tomó dos concubinas, ¿por qué tú no podrías tener a alguien con quien amar y ser feliz?
—No es seguro, no creo que el príncipe se quedase conmigo igualmente. Tendrá a alguien esperándole en Occidente.—confesó. Ahora, negando el futuro que podrían tener.
—Oh, Navier.—ella se acercó más.—Déjame decirte que en los cuatro años que conozco a ese príncipe, no miró nunca a una mujer como te mira a ti. Eres su mundo entero ahora mismo y ha hecho cosas increíbles por ti. Él daría su puesto en Occidente si eso significaba pasar el resto de su vida aquí contigo.
—¿Cómo lo conoces tan bien?
—Experiencia personal.
—Bueno...—de sólo pensar en lo que le dijo Aurora sobre Heinrey, la hacía más feliz y sonrojarse ligeramente.—Realmente aprecio todo lo que hacer por mí, estoy en deuda contigo.
—Es un placer ayudar a mi amiga.
La emperatriz abrazo repentinamente a la maga, esta reaccionó lo suficientemente rápido y natural como para que no se diera cuenta que no le gustaban los abrazos tan repentinos. Se quedaron así unos segundos. Navier realmente quería en el fondo de su corazón. Era la única amiga que realmente conservaba de su infancia y la que conocía completamente.
La amaba y no le deseaba ningún mal.
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𝐋𝐀 𝐎𝐓𝐑𝐀 𝐀𝐌𝐀𝐍𝐓𝐄 ✅
Fanfiction𝐋𝐀 𝐎𝐓𝐑𝐀 𝐀𝐌𝐀𝐍𝐓𝐄 ||| ʟᴇᴅ ғᴀɴғɪᴄᴛɪᴏɴ ❝ ¿Y si Navier en un último intento de quitar a Rashta del corazón del emperador Sovieshu, hace que otra mujer sea su amante también? ❞ 𝐬𝐨𝐯𝐢𝐞𝐬𝐡𝐮 𝐱 𝐨𝐜 𝐧𝐚𝐯𝐢𝐞𝐫 𝐱 𝐡𝐞𝐢𝐧𝐫𝐞𝐲 → La empera...