Alianzas
—¿Cómo estás tan segura de eso?—cuestionó el rey Heinrey.
—Porque conozco muy bien a Sovieshu. Quizás ame a sus seres queridos y les desee lo mejor, aunque no suele tomar las mejores decisiones bajo presión porque él nunca estuvo preparado para ser un verdadero emperador.—dijo Aurora con certeza, estaba muy segura de lo que decía.
Sovieshu era el exitoso emperador que era por Navier, sin ella, él nunca hubiera alcanzado tal gloria para el Imperio Oriental. Él era un hombre que necesitaba a una mujer fuerte tras él, sin él saberlo porque sino, su preciado ego sería dañado. Pero en este caso, era el miedo del emperador de que la Dinastía que gobernó Oriente por cientos de años se acabara porque él y Navier no pudieron producir un heredero varón legítimo. Y por eso mismo, siendo Sovieshu el cabezón que era. Era capaz de hacerle eso a Navier, aunque Navier misma no lo creyera.
—Hay una cosa que admitiré sobre ti, Heinrey, amas a Navier como nadie. La haces feliz como nadie.—dijo con sinceridad Aurora.—Ella debería de tener la opción de ser feliz a alguien que la ame siempre y no cuando le conviene.
—Gracias por decir eso, ¿entonces qué sugieres que hagamos?
—De momento nada, no deberíamos sacar conclusiones por ahora. Déjame lidiar con Sovieshu, si no puedo con él.—hizo una pausa, algo en su corazón le decía que esto no se sentía bien. Conspirar a espaldas de su "Amor". Pero una cosa buena de Aurora, nunca tomaba decisiones importantes con el corazón. Sino con su cerebro.—Te avisaré.
—Está bien.—suspiró algo intranquilo el joven rey occidental.—Sabes, Navier tiene mucha suerte de tener una amiga como tú. Que busque su bien aún en este tipo de situaciones.
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La emperatriz Oriental no sabía por cuál razón no podía conciliar el sueño aquella noche, intentaba cerrar sus ojos pero a los minutos los volvía a abrir. Muchas cosas que no le gustaba a estaban sucediendo en su vida, cosas que nunca esperó ni anticipó que pasarían. Todo porque Sovieshu le dijo el día de compromiso "Te prometo Navier, que nunca seré como mi padre. Jamás traeré a una mujer a palacio y ni la convertiré en mi amante" Que ilusa fue al creer sus palabras. Al final esa situación se salió de control.
Rashta estaba embarazada y controlaba cada movimiento del emperador como un títere, aunque este mismo no se diese cuenta de la mujer que realmente era tras esa máscara de ángel. Navier odiaba que Sovieshu rompiera su promesa.
—¿Qué haré ahora?—se preguntó a sí misma mientras suspiraba.
Al no poder caer dormida, decidió volver a su oficina. Ya que pensaba que si iba a estar así en su cama sin poder dormir, mejor hacer algo más útil y adelantar cualquier papeleo o trabajo que tuviera para mañana. Decidió levantarse en aquel momento, caminar por los silenciosos pasillos del Palacio Imperial Oriental. En cada pasillo había un cuadro de ellos, aunque en el Ala Este del Palacio se encontraba el retrato que le hicieron cuando fueron nombrados emperadores de Oriente.
Esos sí que eran buenos tiempos, unos que siempre extrañaría. Por más raro que sonase eso. Durante esos años, ambos gobernaron felizmente pero no duró mucho hasta que se dieron cuenta de que eran incapaces de producir herederos y poco a poco, esa felicidad se extinguió.
Para ir a su despacho o oficina, como quisierais llamarlo. Tenía que pasar antes por la del emperador y simplemente no pudo evitar esa conversación a voces que estaba teniendo con alguien. "A juzgar por la voz es el Marqués Karl, uno de los confidentes del emperador." pensó la emperatriz. Iba a pasar de largo, ya que lo que sea que fuera. Sovieshu se lo diría mañana, sino, no necesitaba saberlo.
—Su majestad, perdóneme por la intrusión pero esa una decisión muy errónea. El hecho de que quiera divorciarse de la emperatriz Navier sin una clara razón, no será bien aceptado para los nobles y no mencionando a la Casa Trovie.—dijo con seriedad el Marqués Karl.
"¿Divorcio? ¿Emperatriz Navier?"
Ella ni siquiera pensó que algo así podría suceder, ya que no pensó que él llegaría a tales extremos por esa criada. Quizás que le ordene que adopte al bebé tras su nacimiento, pero no un divorcio. El mundo de la emperatriz se derrumbó en segundos, con ella casi tropezándose con algo y cayéndose al suelo. Pero se aguantó sus lágrimas, no quería que la oyeran.—Me reuniré con el Sumo Sacerdote mañana para su aprobación, luego de eso, todo el proceso del divorcio comenzará y no habrá vuelta a atrás.—sentenció el emperador.
—Su majestad...
—Marqués Karl, no tengo otra opción. Tengo que velar por el futuro de esta dinastía, no tengo otra opción más que divorciarme de Navier y casarme con Rashta.
Navier no podía aguantar escuchar más de esa alocada conversación. Con las fuerzas que tenía, fue a su despacho que estaba justo al lado. En cuanto cerró las puertas y se sentó en la silla del escritorio. Comenzó a llorar, ella no quería pero salían descontroladamente. Sin sonido ni nada, solo lágrimas.
Esa noche fue la única en la que la emperatriz Navier, que no mostraba muchos sentimientos a la ligera, se permitió llorar hasta que se le agotaran las lágrimas. Fue la única noche que se permitió ser ineficiente y mostrar algo de humanidad.
"Sovieshu había conseguido romper el corazón de Navier, nadie sabía qué tipo de tormenta iban a lanzar ahora Aurora y Heinrey cuando supieran de esto"
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𝐋𝐀 𝐎𝐓𝐑𝐀 𝐀𝐌𝐀𝐍𝐓𝐄 ✅
Fanfiction𝐋𝐀 𝐎𝐓𝐑𝐀 𝐀𝐌𝐀𝐍𝐓𝐄 ||| ʟᴇᴅ ғᴀɴғɪᴄᴛɪᴏɴ ❝ ¿Y si Navier en un último intento de quitar a Rashta del corazón del emperador Sovieshu, hace que otra mujer sea su amante también? ❞ 𝐬𝐨𝐯𝐢𝐞𝐬𝐡𝐮 𝐱 𝐨𝐜 𝐧𝐚𝐯𝐢𝐞𝐫 𝐱 𝐡𝐞𝐢𝐧𝐫𝐞𝐲 → La empera...