la propuesta de freya

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Ottar estaba confundido, ¿Por qué su diosa pregunto por aquella espada?.

La espada de los héroes, una espada que fue usada por todo aquel héroe que un día existió, ottar sabía el valor de aquella espada y es por eso que se preguntaba, ¿Por qué su diosa la pedía?.

¿Acaso planeaba dársela a Bell cranel?

Ottar respetaba al albino, lo consideraba un aventurero digno de la palabra pues a pesar de que las circunstancias estuvieran en su contra, aún así el albino encontraba la manera de ganar.

Aunque ottar pensara así de Bell, lo cierto es que el rey no consideraba apto al albino para usar aquella espada.

No lo malinterpreten, ottar estaba seguro que Bell llegaría a ser un aventurero de extremo poder, más por el momento él aún lo consideraba un simple niño,

Si, un niño que podría tener el cuarto nivel, un niño que podría acabar el solo con una sola familia completa, más algo olvidaba todos, él solo tiene 14 años.

Nadie se ponía a pensar en Bell, el tener un cuarto nivel y el ser el capitán de su propia familia era un cargo que difícilmente un niño podría llevar, ¿Acaso no se preguntaban, él estaba bien?.

Ottar Lo miró con sus propios ojos, el ver como el albino se derrumbaba en aquella guerra contra los aventureros de orario para proteger a los monstruos que el trajo a.la superficie, hacía que el rey se recordará a sí mismo en el pasado.

No, inclusive ottar sabía que Bell cranel llegaría aún más lejos que el, sí actualmente el rey tenía el séptimo nivel más él estaba seguro qué Bell cranel lo superaría con creces en algún punto de su historia.

- entonces traerla...

De nada la diosa freya ordenó a sus fiel súbdito, como siempre no puso ninguna excusa él solo dio media vuelta mirando hacia la salida, con pasos firmes fue hacia ella y tras unos segundos cruzó la puerta, ottar se dirigió hacia el cuarto de armamento, un cuarto donde guardaban todo tipo de armas que la familia freya llegó a usar en sus peleas en la mazmorra, desde espadas hasta lanzas, dagas, cuchillos, estrellas con filo, katanas, todo tipo de arma que la mente humana se pudo haber imaginado era resguardada en aquella habitación.

El gran boaz miró una especie de armario hecho de acero puro y sólido, en sus puertas residía una sola cerradura, una cerradura que no parecía poderse abrir con nada, mas ottar sujetó su espada y muy bien escondida en el filo de aquella gran espada estaba es una llave, aún no tan seguro el gran boaz insertó la llave en la cerradura después de eso la giró ya que el armario se abrió.

Una espada color plata, su filo parecía cortar el mismo aire que él respiraba, la empuñadura hecha de una madera de abedul y cubierta con una fina tela color negra que dejaba salir dos pedazos de la misma a los lados, aquella arma ya se notaba maltratada, gracias al paso de los años y el uso de la misma hacía que aquella espada se viera imponente.

Tomando la de la empuñadura ottar la retiró del armario, el filo brilló como si estuviera feliz de poder volver a ser utilizado, el gran boaz aún no estabas seguro si entregar aquella espada a ese niño de simplemente 14 años más y su diosa lo ordenaba él era capaz de incluso entrenarlo.

Sin dejar que sus propios sentimientos interfieran en los deseos de su diosa ottar tomó la espada y se dirigió hacia la habitación donde él y la divinidad siempre permanecían, muy pronto la puerta hecha de madera de pino estaba enfrente de él, educadamente El Gran boas golpeó un par de veces para avisar de su presencia.

Un delicado "pase" se escuchó del otro lado de la habitación, tomando la perilla y girando de la misma el rey logró acceder a la habitación donde su diosa residía, los ojos color lila que parecían brillar lo miraron directamente para después deslizarse hacia la espada que cargaba en sus manos.

un problema para dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora