el día

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El día comenzaba como cualquier otro, las 11 de la mañana ya habían dado, tanto riveria como Bell ya se habían acostumbrado a esa rutina que los hacía tan felices.

Sus hijos aún dormían así que decidieron pasar un poco de tiempo en pareja, aprovechando que el comedor estaba vacío debido a la hora, fueron a desayunar los dos juntos.

Está vez le tocó cocinar al albino, Bell estaba feliz, eso nadie lo negaba y mucho menos riveria que se sentía la más feliz del mundo en este momento, aunque aún le preocupaba lo que sus padres pensarían de esta relación.

Aunque por el momento ella no pensaría en eso y disfrutaría esa mañana con su esposo, Bell sirvió el desayuno, se trataba del algo ligero, huevos con tocino, jugo de naranja y dos rebanadas de pan tostado para cada uno.

Mientras esto pasaba, fuera de la mansión un carruaje se había detenido, el emblema que posteaba en una de sus paredes dejaba en claro de quién se trataba, la primera en darse cuenta fue Loki que al verlo lo único que pudo hacer fue correr hacia la ubicación de su sub capitana y el esposo de esta.

Loki estaba nerviosa, la sola presencia de esas personas la hacia ponerse en ese estado, la diosa sabía dónde se encontraban gracias a que los vio esa mañana.

En cuanto tuvo en vista su comedor está entro sin siquiera avisar, Bell y riveria que comian alegremente la miraron debido a su repentina interrupción.

- Bell... Huye.

- ¿Eh?...

El albino se confundió, ¿Huir?, ¿De quien?, ¿A dónde?... ¿Por qué?.

- ¿Que pasa Loki?.

- tus... Padres.

Riveria dejo caer la rebanada de pan que tenía debido a la simple palabra "padres".

- ¿Mis suegros?.

Bell pregunto con duda, se sentía nervioso pero no pensaba que fuera algo malo.

- cariño.

- ¿Que pasa?.

- huye.

- ....

Bell se quedó callado, ¿Incluso su esposa?, el albino estaba confundido, el quería respuestas.

- bueno... ¿Por qué deberia de huir?.

- tu no lo entiendes, mis papás son.

- ¿Que somos querida hija?.

Todo el lugar se congeló, la voz masculina se escuchó detrás de Loki que se congeló debido a ello.

- pa,papá...

Bell miró atrás, un elfo de cabello y barba blanca los miraba, más bien miraba a riveria, aunque después su vista se desvío hacia el albino, este se puso algo nervioso gracias a la mirada.

- bu,buenos di.

- cállate.

Bell se quedó congelado, por alguna razón también se molestó.

- cariño, dijiste que estarías sereno.

- creeme clarise, lo estoy.

De la nada, una hermosa mujer elfo bastante parecida a riveria entro a la habitación, a comparación del hombre, la mujer parecía más calmada.

- oh, eres tu.

- ho,hola....

La alta elfa mayor le sonrió al albino, por un momento Bell creyó estar viendo a una riveria de más.

un problema para dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora