Con todo lo que había pasado los últimos meses y semanas, Vegas tuvo que volver un poco a la realidad, la escuela lo estaba consumiendo, cómo a todos a excepción de Pete quien por el trauma en su cerebro le dijeron que no se preocupara que descansará en casa, también porque le habían dado por fin la noticia de que causó su contusión.
—Quieres preparar algo?— Ken mira a Pete.
—Que edad tienes?, te ves de mi edad— Pete responde con otra pregunta
—Tengo la misma edad que tu— Ken responde con una sonrisa.
—Que"?!!!, Osea que cuántos te lleva el señor Kan?!!— Pete está sorprendido.
—No hablemos de eso o el podría ir a la cárcel, jajajaja— Ken ríe divertido, porque a él le resulta así.
—Ken pero es muy grande— Pete aún está en shock.
—Bueno el amor es complicado, no digo que este bien es solo que nos conocimos en un momento de nuestras vidas algo complicado— Ken se rasca la nuca.
—De que están hablando ustedes dos?— Kan aparece en la casa.
—Estoy preparando la comida, quiero que cuando Macao y Vegas regresen de la escuela coman algo saludable, así que tú también comeras— Ken regaña a Kan.
—Okey los dejo solos— Pete se va a la habitación de Vegas.
Kan y Ken son ahora los custodios de Pete, gracias a las buenas conexiones de la familia Teerapanyakul Pete no tendrá porqué preocuparse por su futuro.
Pete está aburrido quiere salir de la habitación pero no quiere interrumpir a la pareja, que muy seguramente se está besando abajo.
.....
—mmhp"!— Ken se aferra con fuerza a la orilla del pasamanos.
—Me encanta lo prohibido que es esto— dice Kan mientras se vuelve a hundir entre las nalgas ajenas.
—Carajo se siente jodidamente bien"!— Ken está mirando estrellitas, mientras su cereza es devorada sin piedad.
—Quiero meterlo— Kan se separa de Ken y lo empotra.
—Si, hay que hacerlo rápido, los chicos no tardan en regresar— Ken está bastante emocionado.
Kan le empieza a dar estocadas, bruscas sin cuidado.
—Ah ah Kan"!— Ken se aferra al cabello ajeno mientras sus nalgas golpean con furia la pelvis agena.
—Mierda esto, es ah ah"!— Kan muerde el cuello de Ken quiere dejar una buena marca en la suave y delicada piel.
—No puedo yo ah ah"!— Ken se libera mientras Kan coloca una de sus manos en el pene ajeno para que no haga mucho desorden, mientras el mismo se corre adentro dejando satisfecho a su pareja.
Ambos se sonríen mientras se besan era lo que necesitaban para pasar el día.